Hezbol¨¢, de guerra a guerra una d¨¦cada despu¨¦s
Transcurridos 10 a?os desde el conflicto con el Ej¨¦rcito israel¨ª, el partido-milicia liban¨¦s se ha convertido en fuerza de choque en la confrontaci¨®n entre sun¨ªes y chi¨ªes
¡°Tiempo de victorias¡±. Ese ha sido el eslogan elegido por el partido-milicia chi¨ª liban¨¦s Hezbol¨¢ en la conmemoraci¨®n del d¨¦cimo aniversario de la ¨²ltima guerra con Israel, que festej¨® el s¨¢bado pasado. El plural, ¡°victorias¡±, recuerda que son dos los enemigos que combate ahora: Israel y los yihadistas. La celebraci¨®n, a la que acudieron decenas de miles de seguidores, tuvo lugar en Bint Jbeil, a seis kil¨®metros de la frontera con Israel.
El evento, recuerda que la milicia mantuvo una guerra abierta contra el Ej¨¦rcito israel¨ª durante d¨¦cadas y cuya ¨²ltima batalla libr¨® en 2006 en este frente sur hoy estanco. Pero es hacia el este, rumbo a Siria, donde ahora se dirigen estos milicianos para luchar junto a las tropas del r¨¦gimen de Bachar el Asad. Hezbol¨¢ parece abandonar progresivamente su papel de Estado dentro del Estado en el territorio liban¨¦s para expandir sus miras como milicia transnacional que combate en Siria y, seg¨²n sus l¨ªderes, tambi¨¦n en Irak y Yemen.
El evento del s¨¢bado dice mucho de la metamorfosis que ha sufrido la milicia entrando en el sexto a?o de la guerra siria. Un sector de los asientos estaba reservado a las esposas de los m¨¢rtires. Las viudas de quienes cayeron una d¨¦cada atr¨¢s en L¨ªbano compart¨ªan asiento con las de los que han muerto en Siria. ¡°Es un orgullo tener un m¨¢rtir en la familia, no importa que haya ca¨ªdo en Siria o en L¨ªbano. Sin ellos, no estar¨ªamos aqu¨ª¡±, afirma Fatima al Wazwaz, de 30 a?os.
De sus palabras se hac¨ªan eco las mujeres all¨ª presentes, que oprim¨ªan contra sus chadores carteles con fotos de Has¨¢n Nasral¨¢, l¨ªder de Hezbol¨¢, al tiempo que alzaban el pu?o y coreaban: ¡°Te seguimos, Nasral¨¢¡±. Varias filas m¨¢s arriba, en la secci¨®n reservada a los hombres y frente a la pantalla gigante desde la que habla el l¨ªder, varios exmilicianos asist¨ªan en sillas de ruedas. Husein, de 50 a?os, fue herido en Nabatye, en el sur del pa¨ªs, en 1984, en una guerra anterior. Has¨¢n, de 32, en Saida Zeinab, un mausoleo chi¨ª situado en la periferia de Damasco, en 2013. A ambos les dispar¨® en la cabeza un francotirador: israel¨ª al primero, sirio al segundo, paraliz¨¢ndolos de cintura para abajo y dej¨¢ndoles con serias dificultades de habla.
Las estrictas medidas de seguridad que rodearon al evento por temor a atentados yihadistas, contrastan con las habituales impuestas en m¨ªtines de a?os anteriores. Francotiradores fuertemente armados se mantuvieron apostados en las azoteas de los edificios colindantes. A los veh¨ªculos se les ved¨® el paso y los transe¨²ntes fueron sistem¨¢ticamente cacheados. Un centenar de voluntarios con unas distintivas gorras amarillas se encargaron de orientar a los conductores en cada cruce hacia el lugar del encuentro. Los equipos t¨¦cnicos de los periodistas fueron revisados minuciosamente. Junto a los combatientes armados, m¨¢s uniformados, esta vez del Ej¨¦rcito liban¨¦s, azuzaron a sus perros en busca de posibles explosivos. Comenzado el evento, un dron sobrevol¨® sobre las cabezas de los asistentes, recordando que otros drones de la milicia lo hac¨ªan d¨ªas atr¨¢s sobre la periferia de Alepo para atacar posiciones rebeldes y yihadistas desde el aire.
El hermetismo y la estricta jerarqu¨ªa que caracteriza a Hezbol¨¢ obligan a recurrir a estimaciones. Se calcula que la milicia ha tenido entre 1.000 y 2.000 bajas en Siria, a lo que se suman centenares de heridos. Un esfuerzo econ¨®mico que refleja la capacidad de las arcas del partido chi¨ª, capaz de hacer frente a las pensiones de viudedad y los tratamientos m¨¦dicos de sus afiliados. Se cifran en 100 millones de euros anuales los fondos que recibe Hezbol¨¢ de Ir¨¢n en la lucha que libra Teher¨¢n contra sus rivales sun¨ªes, encabezados por Arabia Saud¨ª. Las sanciones impuestas por Estados Unidos y los pa¨ªses el Golfo, que incluyen a Hezbol¨¢ en sus listas de grupos terroristas, pesan sobre sus finanzas.
Nasral¨¢ reiter¨® en su discurso que sus hombres est¨¢n en Siria para luchar hasta el final. De hecho, al menos 300 veteranos milicianos han sido llamados a respaldar el frente de Ramusa en Alepo ante el empuje rebelde. ¡°Nuestros hombres est¨¢n ganando mucha experiencia, no solo por la lucha en el terreno, sino porque al fin y al cabo estamos coordinando operaciones con milicias, ej¨¦rcitos, fuerzas especiales de distintos pa¨ªses, que manejan idiomas dispares y con formaci¨®n en zonas geogr¨¢ficas muy variadas, como campos nevados para los rusos o desiertos para los afganos. Una experiencia militar que desde luego Israel teme en el futuro¡±, explica un veterano de Hezbol¨¢.
Pero ese expansionismo del partido-milicia tiene un coste: unos cementerios saturados y familias cansadas de entregar a sus hijos para guerras que se libran fuera de sus tierras. ¡°En lo inmediato, Hezbol¨¢ est¨¢ ganando tanto en L¨ªbano, donde ha acabado con todos sus oponentes, como en el frente sirio. Pero est¨¢ contribuyendo a la escalada del conflicto sectario regional sun¨ª-chi¨ª. Y por mucho que hoy gane sobre el terreno, no podr¨¢ cambiar la demograf¨ªa regional: los sun¨ªes seguir¨¢n siendo mayor¨ªa¡±, analiza Lokman Slim, fundador de ShiaWatch, que sigue de cerca a la milicia.
El temor ante el avance del ISIS a las puertas de L¨ªbano ha sembrado el p¨¢nico entre la poblaci¨®n cristiana, que ahora percibe a Hezbol¨¢ como una fuerza protectora frente a los yihadistas. Cada d¨ªa son menos los que hablan de desarme, como pidi¨® ayer el ministro de Trabajo liban¨¦s, Sejaan Azzi: ¡°La integraci¨®n en el ¨¢mbito del Estado no implica dejar de lado las capacidades militares de Hezbol¨¢, pero las armas deben ser puestas bajo las ¨®rdenes del Estado, y no bajo las de un l¨ªder o partido¡±. Desde 2008, tras los enfrentamientos en Beirut con seguidores del bloque sun¨ª, los chi¨ªes de Hezbol¨¢ arrastran tras de s¨ª el rencor de la otra comunidad musulmana libanesa, ahondado por las derrotas que viven sus correligionarios rebeldes en Siria.
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