La bandera de la inestabilidad turca

La confluencia astral entre la guerra civil en la vecina Siria y la lucha interna contra la guerrilla del Partido de los Trabajadores del Kurdist¨¢n (PKK) ya ven¨ªa amenazando desde hace un a?o la estabilidad de Turqu¨ªa, miembro estrat¨¦gico de la OTAN y pa¨ªs candidato al ingreso en la Uni¨®n Europea. La asonada golpista del pasado 15 de julio ha venido a tensar hasta extremos casi insoportables los equilibrios internos del Estado, tras una purga sin precedentes desde el sangriento golpe de Estado militar de 1980 que suma ya 40.000 detenidos y decenas de miles de miembros de las fuerzas de seguridad y otros funcionarios apartados de sus cargos como sospechosos de estar involucrados en la intentona.

La conjunci¨®n, por un lado, del creciente terror yihadista, al que el presidente Recep Tayyip Erdogan se ha apresurado a atribuir la matanza de Gaziantep ¡ªel atentado suicida lleva la marca clara de las acciones de ISIS¡ª y en paralelo de los enfrentamientos con la guerrilla separatista kurda ¡ªque se han cobrado 1.700 muertes tras la ruptura del alto el fuego en julio de 2015¡ª, se enfrenta a un inquietante vac¨ªo de seguridad.

El Ej¨¦rcito y los cuerpos policiales est¨¢n descabezados y desmoralizados tras el arresto o la suspensi¨®n en el cargo de los anta?o influyentes servidores p¨²blicos vinculados a la cofrad¨ªa religiosa del predicador Fetul¨¢ G¨¹len, un antiguo aliado de Erdogan convertido en enemigo p¨²blico n¨²mero uno al que se atribuyen todos los males patrios.

¡°No hay otro pa¨ªs que tenga que enfrentarse simult¨¢neamente a las acciones sangrientas de dos grupos terroristas mientras la mitad de los generales est¨¢n en prisi¨®n¡±, advierte un coumnista pol¨ªtico

¡°No hay otro pa¨ªs que tenga que enfrentarse simult¨¢neamente a las acciones sangrientas de dos grupos terroristas mientras la mitad de los generales est¨¢n en prisi¨®n¡±, advierte el columnista pol¨ªtico turco Mustaf¨¢ Akyol. De las redadas no se ha librado ninguna escala funcionarial, ni los empresarios, ni los imanes de las mezquitas, ni por supuesto los periodistas. Hay m¨¢s de 70 informadores encarcelados y un centenar de medios de comunicaci¨®n clausurados a ra¨ªz de la intentona. Otros, como el director del hist¨®rico diario Cumhurriyet, Can Dundar, han elegido la v¨ªa del exilio.

Despu¨¦s de consolidar su poder hegem¨®nico en casi 14 a?os de Gobiernos con aplastantes mayor¨ªas absolutas, Erdogan parece estar enarbolando la bandera de la inestabilidad en uno de los momentos m¨¢s dif¨ªciles de la reciente historia de Turqu¨ªa. Pocas horas despu¨¦s del atentado de Gaziantep, el m¨¢s mort¨ªfero en lo que va de a?o, sentenciaba en un comunicado con escasos matices que ¡°no hay diferencias¡± entre el ISIS ¡ªque ha podido medrar en Siria e Irak gracias a los suministros que recib¨ªa desde territorio turco¡ª, el PKK ¡ªque mantuvo abierto durante dos a?os un proceso paz con el Gobierno para poner fin a tres d¨¦cadas de conflicto¡ª y los g¨¹lenistas, que fueron determinantes para auparle en el poder.

Sin el taconazo fiel de generales ni mandos policiales, sin el aliento de las ¨¦lites del Estado que le allanaron el camino hacia su deriva autocr¨¢tica, sin aparente capacidad, en fin, para frenar el avance kurdo en Siria, no es de extra?ar que el presidente turco intente llenar el vac¨ªo que ¨¦l mismo gener¨® a su alrededor resucitando alianzas diplom¨¢ticas con Rusia e Israel.