Purgas
Al igual que Nicol¨¢s Maduro, Hugo Ch¨¢vez tambi¨¦n intent¨® sabotear un refer¨¦ndum revocatorio
En 2004, agotados los atajos golpistas que tanto desacreditaron las m¨¢s grandes y nobles movilizaciones de masas que jam¨¢s hayamos presenciado en Caracas, la oposici¨®n genuinamente dem¨®crata ech¨® mano a la provisi¨®n constitucional de la que Ch¨¢vez tanto lleg¨® a enorgullecerse: el refer¨¦ndum revocatorio.
Luego de las matanzas de abril de 2002 y de la inconducente huelga petrolera que languideci¨® hasta morir a comienzos de 2003, se intent¨® desalojarlo del poder mediante un recurso concebido por el mism¨ªsimo Ch¨¢vez. En 2004, no andaban nada bien las cifras de popularidad del Presidente Eterno.
La peque?a historia de aquella primera colecta de firmas tiene un ac¨¢pite para la aparici¨®n de rostros por entonces nuevos. Rostros que hoy ya damos por curtidos y presidenciables, si tan solo las cosas saliesen razonablemente bien. Mar¨ªa Corina Machado, por ejemplo, se hizo conocer de la mayor¨ªa de los venezolanos cuando se puso al frente de una ONG dedicada a la defensa del derecho al voto.
Ya es irrelevante ¡ªaunque nunca sobre saber las cosas a ciencia cierta¡ª si su ONG pudo o no recabar todas las firmas necesarias. El hecho escueto es que a Machado debemos en gran medida el valor que, viviendo los venezolanos bajo un r¨¦gimen electoral ostensiblemente sectario y tramposo, a¨²n le conferimos al voto. Pues bien, en aquella ocasi¨®n, hace la friolera de doce a?os, Ch¨¢vez conspir¨®, con su caracter¨ªstica desfachatez, contra el refer¨¦ndum que buscaba revocarlo, dinamitando lo que resulta esencial para que una consulta al soberano tenga alguna validez: el secreto del voto. Se sustrajo de las b¨®vedas o catacumbas, no sabe ya uno c¨®mo llamar lo jam¨¢s visto de cerca, del Consejo Nacional Electoral, el total de las firmas comprometidas candorosamente por millones de venezolanos que reclamaban la convocatoria del refer¨¦ndum.
Se hizo p¨²blica esa lista, se reprodujo en millones de discos duros, se us¨® sin recato alguno para cribar a la ciudadan¨ªa. Si aparec¨ªas en la lista Tasc¨®n, as¨ª llamada en reconocimiento al diputado chavista que solicit¨® al CNE la lista de nuestros nombres y fue complacido, no pod¨ªas contratar con el Estado, ni aspirar a un empleo y mucho menos beneficiarte de los tan jaleados programas sociales.
Hoy, Maduro busca obtener los mismos resultados que entonces logr¨® el apartheid pol¨ªtico. Solo que ya no hay petrod¨®lares ni nada que negarle o quitarle a quien consigne su firma. As¨ª no sea ya secreta.
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