Dilma Rousseff: ¡°No lucho por mi mandato; lucho por la democracia¡±
La presidenta de Brasil, destituida temporalmente, se defiende en el proceso en su contra en el Senado
Tas sacar los papeles del bolso, Dilma Rousseff, en una sala abarrotada envuelta en el aire el¨¦ctrico de las sesiones hist¨®ricas, se tom¨® un caf¨¦. Se dispon¨ªa a defenderse a s¨ª misma en el juicio pol¨ªtico que, en menos de dos d¨ªas, sentenciar¨¢, con toda probabilidad, su destituci¨®n como presidenta de la Rep¨²blica de Brasil. Acab¨® el caf¨¦ y y se encamin¨® al estrado para dar el discurso m¨¢s importante de su carrera pol¨ªtica,tal vez tambi¨¦n el ¨²ltimo. Rousseff, del Partido de los Trabajadores, subi¨® al estrado, y con voz clara y nerviosa, dijo: ¡°No lucho por mi mandato, ni por vanidad, ni por el poder. Lucho por la democracia¡±.
Cuando Rousseff se dispon¨ªa a empezar su intervenci¨®n, se espes¨® un silencio absoluto, poco dado en una naci¨®n ruidosa como Brasil. El presidente del Tribunal Supremo, Ricardo Lewandowski, encargado de presidir la sesi¨®n, hab¨ªa advertido: ¡°Esto es un juicio, no un debate: no permitir¨¦ aplausos, ni abucheos, ni carteles ni risas¡±.
Durante 45 minutos, frente a los 81 senadores reconvertidos en el gran jurado que deber¨¢ decidir, el martes, si se va o se queda, Rousseff, Rousseff, en un discurso duro y emocionante, apel¨® a los sentimientos, a su historia pol¨ªtica, a su car¨¢cter y a su trayectoria para dejar claro que la echan injustamente. Record¨®, como ha recordado muchas veces (sobre todo en campa?a electoral), que en 1971, siendo una joven revolucionaria de 20 a?os, fue apresada e incriminada por las fuerzas de la dictadura. Y que entonces se la juzg¨® por primera vez en su vida y se la conden¨® sin motivo. Hay una famosa foto de ese d¨ªa en la que aparece mirando de frente a unos jueces militares que se tapan la cara para no ser reconocidos. ¡°Ahora no hay torturas, pero hoy tambi¨¦n miro a los ojos de las personas que me juzgan. Y todos nosotros seremos juzgados por la historia¡±. ¡°Esta es la segunda vez en mi vida en que, junto a m¨ª, se juzga a la democracia¡±, a?adi¨®.
Despu¨¦s asegur¨® que respeta a los senadores que votar¨¢n en contra de ella, que agradece a los que votar¨¢n a favor, y se dirigi¨® a los que a¨²n est¨¢n indecisos: ¡°Observen el precedente que se est¨¢ creando. No acepten como verdad eso de que saliendo yo mejorar¨¢ la crisis, porque ser¨¢ al rev¨¦s¡±. Era una intentona algo melanc¨®lica, porque la presidenta reelegida en las urnas en 2014 lo tiene muy dif¨ªcil. En el fondo, hay muy pocos senadores indecisos y y la inmensa mayor¨ªa ha manifestado que votar¨¢ a favor de la destituci¨®n. Basta que 54 de los 81 lo hagan. Y hay predicciones que apuntan a que ser¨¢n casi 60.
Ella lo sabe. Sabe que s¨®lo un milagro la salva, que todo est¨¢ perdido. O casi. Por eso, a pesar de esta interpelaci¨®n, Rousseff no s¨®lo dirigi¨® su discurso a los senadores, sino al pa¨ªs entero, a los libros de historia, a su propio retrato y a su propia biograf¨ªa, consciente de la dimensi¨®n del momento, de la importancia del discurso. Repiti¨® que los delitos de que la acusan, haber recurrido, en resumen, a cr¨¦ditos y a fondos de bancos p¨²blicos para cuadrar el presupuesto y para efectuar pagos de determinadas partidas sin permiso del Congreso, no son en el fondo tales delitos sino pretextos para que abandone el cargo. En resumen: que el impeachment responde exclusivamente a motivos pol¨ªticos y no t¨¦cnicos ni jur¨ªdicos. ¡°Y no es leg¨ªtimo apartar a un presidente por el conjunto de su obra. Eso s¨®lo lo pueden hacer el pueblo y los votos¡±. Luego a?adi¨® que esos motivos pol¨ªticos esconden intereses: ¡°Las ¨¦lites conservadoras quer¨ªan el poder a cualquier precio¡±.
En algunos momentos lleg¨® a quebr¨¢rsele la voz de los nervios. Pero bast¨® un vaso de agua y algunos t¨ªmidos aplausos (abortados r¨¢pidamente por el presidente Lewandowski) para continuar sin m¨¢s interrupciones. Reconoci¨® que hab¨ªa cometido errores (durante este segundo mandato la crisis econ¨®mica de Brasil se catapult¨® y sumi¨® al pa¨ªs en la mayor recesi¨®n de los ¨²ltimos 80 a?os) pero, en un giro rabioso, a?adi¨® que entre sus errores ¡°no se cuenta la cobard¨ªa¡±. ¡°Nunca ced¨ª y nunca cambi¨¦ de bando¡±, a?adi¨®, en alusi¨®n directa y retadora a los senadores que en ¨¦pocas anteriores la han apoyado y ahora van a votar en su contra. Entre ellos se cuentan, por ejemplo, ex ministros y ex gobernadores como Cristovam Buarque, en su tiempo miembro del PT y ahora proclive al impeachment.
Record¨® tambi¨¦n que ella nunca ha sido acusada de llevarse un real p¨²blico a su bolsillo. Ni ella ni nadie de su familia. Y a?adi¨® que el desencadenante de todo este proceso, el ex presidente de la C¨¢mara de Diputados Eduardo Cunha, est¨¢ acusado por la Fiscal¨ªa brasile?a de detentar cuentas millonarias en el extranjero procedentes de los sobornos interminables de Petrobras. ¡°Y curiosamente, soy juzgada por cr¨ªmenes que no comet¨ª mientras que Cunha a¨²n no tiene juicio pendiente. ?Iron¨ªa de la historia? No, una acci¨®n deliberada¡±, recalc¨®. ¡°Estamos ante la concretizaci¨®n de un golpe de Estado¡±, agreg¨®.
Rousseff fue apartada de la Presidencia el pasado 12 de mayo tras una votaci¨®n en la que 55 senadores votaron a favor y 22 en contra. Su hasta entonces vicepresidente, Michel Temer, asumi¨® entonces el cargo de manera interina.
Tras 45 minutos Rousseff termin¨® el discurso. A pesar de las indicaciones de Lewandowski, estall¨® una salva de aplausos. En la tribuna, el ex presidente Lula y el famoso cantante Chico Buarque aplaud¨ªan, de pie, apoyando a la presidenta.
Despu¨¦s, tras un par de minutos de confusi¨®n, comenz¨® la segunda parte de la comparecencia de Rousseff, en la que se deb¨ªa responder a las preguntas concretas de los senadores. Los favorables a la destituci¨®n prefirieron rebajar el voltaje emocional de la sesi¨®n inquiriendo a la presidenta sobre cuestiones t¨¦cnicas de los supuestos delitos presupuestarios cometidos. Rousseff se pleg¨®, pero ya hab¨ªa logrado el triste objetivo de su propia defensa: dejar para los historiadores un precioso discurso in¨²til.
Este martes, la decisi¨®n final
A pesar de las respuestas de Rousseff, todos los especialistas siguen coincidiendo en que el impeachment se va a aprobar. Con todo, hasta el ¨²ltimo momento el expresidente Lula, desplazado a Brasilia, trat¨® de convencer a algunos de los senadores indecisos.
Todo est¨¢ previsto para que se acabe este martes. Por la ma?ana hablar¨¢n, por ¨²ltima vez, los representantes de la defensa y de la acusaci¨®n. Posteriormente, har¨¢n un discurso los senadores que quieran. Dada la experiencia de sesiones anteriores, se da por sentado que la mayor¨ªa querr¨¢ hacerlo, as¨ª que se volver¨¢ a celebrar una sesi¨®n interminable y agotadora, que no acabar¨¢ hasta la madrugada del mi¨¦rcoles 31. Entonces, los senadores votar¨¢n. Si m¨¢s de 54, como es lo m¨¢s probable, votan a favor, Dilma Rousseff quedar¨¢ definitivamente depuesta.
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