Europa no puede esperar

A m¨¢s de dos meses del refer¨¦ndum del Brexit, la econom¨ªa brit¨¢nica no se ha hundido. La bolsa se ha recuperado. La libra ha ca¨ªdo, para satisfacci¨®n de los visitantes que llegan a Reino Unido y en detrimento de los brit¨¢nicos que viajan a Europa. Pero no se ha producido el efecto Lehmann, que arrastr¨® al sistema financiero de Wall Street, tal como se ha encargado de subrayar el Council on Foreign Relations. Este think tank estadounidense ha advertido acerca de la enga?osa calma posterior a la expresi¨®n de la voluntad brit¨¢nica de abandonar la Uni¨®n Europea. Seg¨²n el dictamen que firman Robert Kahn y Steven Tananbaum (Brexit a los dos meses: la lenta combusti¨®n de la integraci¨®n europea), ser¨¢ un trauma de efectos lentos y con un enorme grado de incertidumbre, que ¡°puede lastrar durante mucho tiempo en las econom¨ªas de Reino Unido y del conjunto de Europa y terminar amenazando la viabilidad de la UE¡±.

Nada distinto ha se?alado Angela Merkel en Varsovia, en su gira preparatoria de la cumbre de Bratislava que la ha llevado a reunirse con 18 mandatarios europeos. Para la canciller no es un acontecimiento m¨¢s en la vida de la UE sino ¡°una profunda ruptura¡± en la historia europea, que requiere una respuesta muy bien calculada.

Parece claro que el refer¨¦ndum no fue el final de un proceso sino solo el principio de un camino desconocido y arriesgado. Dos meses despu¨¦s, todo est¨¢ envuelto en la mayor oscuridad: la ruta, la fecha e incluso su significado exacto. La primera ministra, Theresa May, lo explica con su tautolog¨ªa ¡ª¡°Brexit es Brexit¡±¡ª y rechaza un eventual segundo refer¨¦ndum, como propugna el candidato al liderazgo laborista, Owen Smith. Lo ¨²nico que se conoce de sus intenciones es que activar¨¢ el art¨ªculo 50 del Tratado Europeo antes de que termine 2017, cuando ya sabr¨¢ con quien tendr¨¢ que encontrarse en la negociaci¨®n de salida en el palacio de El El¨ªseo de Par¨ªs y en la Canciller¨ªa de Berl¨ªn, donde sendas elecciones que se celebrar¨¢n entre mayo y septiembre despejar¨¢n la inc¨®gnita de si siguen Hollande y Merkel en tales funciones.

El Brexit dividi¨® a los brit¨¢nicos en dos mitades en el refer¨¦ndum ¡ªcon un 4% de diferencia entre una y otra¡ª, pero no ha conseguido unirles despu¨¦s del refer¨¦ndum. La divisi¨®n se ha traslado al Gabinete de Theresa May, que tiene que ponerlo en marcha, entre quienes quieren un Brexit suave, que mantenga el mercado ¨²nico europeo, y quienes quieren un Brexit duro, sin libertad de circulaci¨®n de personas sobre todo, a costa de poner incluso en peligro la econom¨ªa brit¨¢nica y la europea. Y a¨²n los partidarios de este ¨²ltimo se hallan tambi¨¦n peleados por el control de las competencias en la negociaci¨®n.

El Brexit divide a todos, laboristas y conservadores, y tambi¨¦n a los socios europeos, entre los duros que quieren dar prisa a los brit¨¢nicos y los condescendientes que prefieren darles tiempo y facilidades. Para la UE, el problema es saber qu¨¦ lugar ocupar¨¢ en los pr¨®ximos a?os en su vida pol¨ªtica y si ser¨¢ al fin la tarea que ocupar¨¢ sus mejores energ¨ªas en el futuro, algo que ser¨ªa lo m¨¢s pr¨®ximo a la defunci¨®n del entero proyecto europeo.