La puerta giratoria que indigna a Europa
El fichaje de Barroso, exjefe de la Comisi¨®n, por el banco estadounidense levanta ampollas
Pocos d¨ªas despu¨¦s del se¨ªsmo del Brexit, en un contexto de amenaza terrorista y frustraci¨®n econ¨®mica, la Uni¨®n Europea se desayun¨®, a principios de julio, con un duro golpe a la credibilidad de sus instituciones: Jos¨¦ Manuel Barroso, presidente de la Comisi¨®n Europea durante 10 a?os (entre 2004 y 2014), fichaba por Goldman Sachs. La traves¨ªa de los pol¨ªticos desde la orilla p¨²blica a la privada siempre genera controversias, pero el caso de Barroso desat¨® especial indignaci¨®n porque alimenta todos los estigmas que persiguen hoy a los representantes p¨²blicos.
En medio del mayor bache que ha vivido nunca el proyecto europeo, el exmandatario se incorporaba a una firma sospechosa de haber contribuido a ese malestar, con su participaci¨®n en el maquillaje de las cuentas griegas y su papel, como uno de los grandes bancos de inversi¨®n estadounidense, en la crisis financiera. M¨¢s all¨¢ del s¨ªmbolo, las nuevas funciones de Barroso delatan c¨®mo su cargo p¨²blico le ha allanado el camino hacia el lucrativo sector privado: ser¨¢ presidente no ejecutivo del ¨¢rea internacional de Goldman Sachs y asesorar¨¢ espec¨ªficamente sobre las consecuencias del Brexit. Un asunto en el que, sin duda, pudo incidir durante su larga etapa al frente de la Comisi¨®n.
Tanto el banco como el propio Barroso fueron lo suficientemente cautos como para no infringir ninguna norma. El anuncio se realiz¨® solo dos meses despu¨¦s de que expirara el a?o y medio de incompatibilidad que se les exige a los miembros de la Comisi¨®n Europea tras abandonar sus cargos. Todo estaba orquestado para que nadie pudiera esgrimir el m¨¢s m¨ªnimo reproche legal. Pero moralmente el episodio ha recibido en¨¦rgicas condenas y Francia ha llegado a pedir que abandone el cargo.
A falta de otras voces m¨¢s en¨¦rgicas ¡ªel actual presidente del Ejecutivo comunitario, Jean-Claude Juncker, lamenta el giro de su antecesor, pero se ha limitado a aventurar que ¨¦l no lo har¨ªa¡ª, los trabajadores de las instituciones se movilizan para que el desaf¨ªo de Barroso no quede impune. Un grupo de funcionarios ha lanzado una iniciativa en el portal Change.org para que, entre otras medidas, se retire la pensi¨®n p¨²blica a Barroso cuando tenga edad para percibirla. M¨¢s de 83.000 personas han suscrito ya la petici¨®n.
Hay otros movimientos. El sindicato de empleados p¨²blicos europeos Union pour l¡¯Unit¨¦, con unos 2.000 afiliados, se ha dirigido a Juncker para que act¨²e. ¡°Es una cuesti¨®n de imagen en un contexto pol¨ªtico muy dif¨ªcil para la construcci¨®n europea. Los dirigentes de la Comisi¨®n deben tener un comportamiento ejemplar ?, esgrime Yorgos Vlandas, presidente de esa organizaci¨®n.
Tanto la central sindical como otros expertos defienden que los tratados europeos s¨ª permiten perseguir a excomisarios cuando sus comportamientos no respeten ¡°los deberes de honestidad y discreci¨®n¡±. Pero el texto legal ¡ªart¨ªculo 245 del Tratado de Funcionamiento de la UE¡ª es vago y el proceso, laborioso (solo el Tribunal de Justicia de la UE puede acabar tomando medidas). Tambi¨¦n el grupo socialista en el Parlamento Europeo presentar¨¢ la pr¨®xima semana al l¨ªder de la Comisi¨®n una propuesta para evitar casos como este.
Se trata de impedir, con reglas en la mano, lo que resulta ¨¦ticamente inadmisible a ojos del ciudadano. La UE se juega mucho en cap¨ªtulos aparentemente secundarios como este.
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