Sin efusiones de entusiasmo o indignaci¨®n
Recomponer el proyecto europeo con pol¨ªticas sostenibles que vuelvan a legitimarlo ante los ciudadanos
Ya no son solo la salmodia de los euroesc¨¦pticos, ni el asalto de los populismos rampantes, los principales factores de corrosi¨®n de la construcci¨®n europea. Por primera vez, coincidiendo con la amputaci¨®n que significa el Brexit, temerariamente minimizada, los fervientes eur¨®filos sucumben tambi¨¦n al escepticismo y admiten el estado de crisis aguda, existencial incluso, en el que est¨¢ encallada la Uni¨®n Europea. El proyecto, sin liderazgo claro, ni prop¨®sito com¨²n, no se puede sostener. Si continuamos as¨ª destruiremos la Uni¨®n Europea. La uni¨®n monetaria inacabada, el enfrentamiento Norte-Sur, y la amenaza a la Europa sin fronteras proveniente de los socios del Este, diluyen lo comunitario y potencian la fragmentaci¨®n.
La fatiga de los metales que soportan la construcci¨®n europea es ya demasiado evidente. El peligro inminente debe convertirse en la palanca de salvaci¨®n. Raymond Aron, l¨²cido fil¨®sofo del siglo XX, nos advirti¨® de que la sociedad moderna debe de ser observada sin efusiones de entusiasmo o indignaci¨®n. No son aproximaciones ¨²tiles para remodelar el proyecto europeo volviendo a legitimarlo ante los ciudadanos. La necesaria reconfiguraci¨®n deber¨¢ llevarse a cabo con objetivos m¨¢s humildes y pol¨ªticos m¨¢s d¨¦biles que los que dieron a luz, en 1957, a la Comunidad Econ¨®mica Europea.
El plano discurso del presidente de la Comisi¨®n, Juncker, en el Parlamento de Estrasburgo, pregunt¨¢ndose qui¨¦n gobierna Europa no parece contener la chispa necesaria para arrancar el motor gripado. Su prudencia y cortedad confirman la hipotensi¨®n de la UE. Las sucesivas cumbres, como la de este fin de semana en Bratislava, son casi siempre una f¨¢brica de remedios inadecuados, que se quedan cortos, envueltos en un lenguaje de madera.
Con un paisaje de crisis no remontada, bajo crecimiento y paro alto, la legitimaci¨®n de la UE pasa obligadamente por resolver los problemas de los ciudadanos, fabricando prosperidad para los europeos. Obtener resultados mediante la aplicaci¨®n de pol¨ªticas concretas, sostenibles, olvidando las grandes estrategias. Solo as¨ª Europa puede volverse de nuevo atractiva. La imposible cohesi¨®n a 27 debe resolverse con la formaci¨®n de un n¨²cleo mucho m¨¢s peque?o, formado por los que quieran avanzar m¨¢s r¨¢pidamente hacia pol¨ªticas comunes. Reconozcamos la inutilidad de la llamada vac¨ªa a m¨¢s Europa, que no es compartida por las sociedades de los estados miembros
Es urgente paliar la retirada hacia las identidades nacionales, aun reconociendo que no superaremos los nacionalismos, el c¨¢ncer europeo. La batalla inteligente contra el populismo es prioritaria. El soci¨®logo Ulrich Beck se preguntaba ?Son tan grandes la inseguridad y la sensaci¨®n de peligro que la gente se siente atra¨ªda por la antigua simplicidad y emprende un viaje de huida hacia el futuro del siglo XIX? Ahora sabemos que si lo son. Y acorralar a los pollos sin cabeza: Orban en la Hungr¨ªa antieuropea, el actual Gobierno polaco, el Frente Nacional de Le Pen en Francia, o la Alternativa para Alemania. Y preservemos a Merkel, la ¨²nica dirigente europea capaz de defender los valores de solidaridad y asilo para con los migrantes, incluso contra la opini¨®n mayoritaria de sus propios ciudadanos.
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