El pueblo mexicano que expuls¨® a las mafias
La comunidad ind¨ªgena de Cher¨¢n se organiza sola, sin partidos pol¨ªticos, tras echar a criminales y taladores de bosques en una regi¨®n explosiva
El cambio de r¨¦gimen pol¨ªtico se celebra todos los d¨ªas en Cher¨¢n, porque todos los d¨ªas los vecinos del pueblo ven los murales que se han pintado en fachadas, bibliotecas, puentes; murales que dicen ¡°usos y costumbres¡±, ¡°no a los partidos pol¨ªticos¡±, pinturas que muestran el pasado y el presente, los cerros pelados y ahora, los pinos, los oyates, los abetos. Hace cinco a?os y cinco meses, los vecinos de Cher¨¢n, en el Estado de Michoac¨¢n, en M¨¦xico, dijeron basta. Se levantaron contra los delincuentes que talaban sus bosques sin que nadie se lo impidiera, contra sus gobernantes, que lo permit¨ªan, contra su miedo, que les mantuvo callados durante mucho tiempo. Desde entonces, Cher¨¢n es una experiencia ¨²nica de autogobierno en M¨¦xico. No hay elecciones al uso. Cada barrio elige a sus representantes por tres a?os. La polic¨ªa estatal no entra y la fiscal¨ªa s¨®lo acude cuando se trata de un caso muy grave, lo que no ocurre casi nunca.
En los murales casi siempre hay troncos de ¨¢rboles sangrando, caras tristes. Rub¨¦n Fabiola Madrigal, uno de los encargados de la seguridad en el pueblo, recuerda que ¡°cada d¨ªa bajaban 200 camiones cargando troncos de los cerros¡±. Jos¨¦ Ignacio Soto, gerente del vivero municipal, que cada a?o produce m¨¢s de un mill¨®n y medio de ¨¢rboles, dice que el cerro San Miguel, uno de los que rodea el pueblo, ¡°parec¨ªa una autopista¡±. Los talamontes, dice, bajaban los troncos grandes y quemaban el resto. ¡°Quer¨ªan abonar el terreno para plantar aguacates¡±. En¨¦ndiro Santa Clara, integrante del Concejo Mayor de Cher¨¢n, dice que aquellos hombres bajaban del cerro y dec¨ªan: ¡°nos vamos a acabar el bosque y vamos a seguir con sus mujeres¡±.
En Cher¨¢n dicen ¡°devastar¡±. No deforestar, devastar. No es s¨®lo que talen los ¨¢rboles: destrozan el suelo, el paisaje, la vida. No hay datos precisos de la cantidad de hect¨¢reas que los talamontes devastaron all¨¢, pero la Universidad Nacional Aut¨®noma de M¨¦xico calcula que entre 1976 y 2005 fueron m¨¢s de 20.000 en la regi¨®n, algo as¨ª como 4.000 z¨®calos de la Ciudad de M¨¦xico, una ciudad de Buenos Aires entera.
La historia de los partidos pol¨ªticos en Cher¨¢n es la de otros pueblos de Michoac¨¢n, Oaxaca o Guerrero, estados pobres del suroeste de M¨¦xico. El PRI, el partido de los revolucionarios que acabaron con el caudillaje de Porfirio D¨ªaz a principios del siglo XX, gobern¨® siempre. Luego apareci¨® el PRD, una escisi¨®n del PRI, y gan¨®. Era 1988. En 2007 las facciones del PRD se pelearon y el PRI volvi¨®. Al a?o siguiente, parte de los vecinos de Cher¨¢n quisieron sacarlo, pero no pudieron.
En abril de 2011 hubo una revuelta. Seg¨²n cuentan en el pueblo, una ma?ana, temprano, un grupo de muchachos trasnochados y unas se?oras que sal¨ªan de misa pararon los camiones que bajaban del cerro, cerca de la iglesia del Calvario. Discutieron con ellos, m¨¢s vecinos se sumaron, prendieron fuego a los camiones. Pedro Jim¨¦nez, del Consejo de Barrios de Cher¨¢n, dice que ¡°tiraron sogas¡± en las ramas del ¨¢rbol que hay frente a la iglesia. ¡°Iban a ahorcar a los talamontes¡±.
El pueblo se organiz¨® en fogatas. Los vecinos prendieron hogueras en cada uno de los cuatro barrios. La llama contra el miedo, como una constancia de la energ¨ªa que sacud¨ªa a Cher¨¢n.
Las fogatas se constituyeron en asamblea y de la asamblea naci¨® una coordinadora general. Se acab¨® el PRI, el PRD y lo dem¨¢s. Cher¨¢n se ampar¨® en los usos y las costumbres de los pueblos ind¨ªgenas y organiz¨® la vida a su manera. Echaron a la polic¨ªa y nacieron las rondas comunitarias, un cuerpo policial elegido por los vecinos. En 2012 se constituy¨® el primer ¡°Gobierno comunal¡± de Cher¨¢n y se instal¨® el Concejo Mayor. A su amparo surgieron otros consejos que organizar¨ªan la vida en el pueblo.
Plantar cara a los delincuentes ambientales es un postura riesgosa en Am¨¦rica Latina. Entre 2010 y 2015, la ONG Global Witness cont¨® 580 asesinatos de ecologistas en el continente. Irineo L¨®pez Tapia integra el Consejo de Procuraci¨®n, Vigilancia y Mediaci¨®n de Justicia. ¡°Al principio¡±, dice, ¡°fue dif¨ªcil. Hasta julio de 2012, hubo desapariciones y alg¨²n homicidio, pero eran las mismas represalias del crimen organizado¡±. Luego, a?ade, se calm¨®. ¡°Lo m¨¢s grave que hemos tenido despu¨¦s ha sido un homicidio por un atropello¡±. Irineo y Rub¨¦n, compa?eros en el consejo, hacen el recuento de los casos que vieron un d¨ªa cualquiera, en la segunda semana de septiembre: un mec¨¢nico borrach¨ªn que no hab¨ªa cumplido con sus clientes, un comunero que rob¨® una bomba de agua y la devolvi¨®, una pareja que se hab¨ªa separado y no se pon¨ªa de acuerdo sobre c¨®mo repartirse las ganancias del negocio que tiene en com¨²n¡ En un estado como Michoac¨¢n, que en lo que va de a?o ha registrado 678 asesinatos ¨Cun 68% m¨¢s que en 2015¨C, 2.832 robos violentos y casi 400 delitos sexuales, el caso de Cher¨¢n parece un ¨¦xito.
De ah¨ª que a las autoridades les parezca que el alcoholismo es un gran problema. En la ventanilla de atenci¨®n del Consejo, que hace de calabozo y fiscal¨ªa, colgaron una circular que ¡°exhorta¡± a la poblaci¨®n a no consumir alcohol y a ¡°convivir de manera sana con toda la familia¡±. ¡°Los s¨¢bados¡±, dice Rub¨¦n, ¡°hemos llegado a detener a 25 personas en el alcohol¨ªmetro¡±.
El alcohol, seg¨²n ellos, causa muchos ¡°problemas intrafamiliares¡±, es decir, agresiones contra las mujeres. Para ello, el Gobierno comunal instal¨® el Consejo de la Mujer, dotado con un presupuesto de 24.000 d¨®lares sobre un total de 1,9 millones. No parece mucho, pero es algo. Y sobre todo resulta extraordinario que la violencia contra la mujer sea tema. Resulta extraordinario porque las ¨²ltimas noticias del estado que llegaron a la prensa nacional trataban el accidente de un helic¨®ptero de la fiscal¨ªa, atacado a balazos por una banda de delincuentes; o antes, en agosto, cuando las autoridades encontraron una decena de cuerpos calcinados en un paraje, cerca de una ciudad, por orden del alcalde.
En Cher¨¢n, parece, no se dan por enterados. Otro de los miembros del Concejo Mayor ¨Cintegrado por nueve hombres y tres mujeres?¨C, Pedro Ch¨¢vez, concluye: ¡°a veces nos echan muchas flores. Exageran¡±.
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