¡°Hay una imagen muy negativa del musulm¨¢n y costar¨¢ tiempo cambiarla¡±
T¨²nez se apoya en el refuerzo de la seguridad para impulsar el turismo, en ca¨ªda desde los atentados
A la pregunta de si los turistas est¨¢n protegidos en T¨²nez, Salam Ellaumi responde con claridad: "Por supuesto". El argumento de la ministra de Turismo del pa¨ªs magreb¨ª es redondo. "Sin seguridad", afirma Ellaumi (T¨²nez, 1956), "no hay recuperaci¨®n; no podr¨ªamos hablar de estabilidad, de paz social, de inversi¨®n; habr¨ªa m¨¢s desempleo y el terrorismo se quedar¨ªa en el pa¨ªs". Pero el turismo vive, en cierta medida, de sensaciones y las que penden sobre T¨²nez, tras los atentados de 2015 en la playa de Susa (26 de junio) y el Museo del Bardo (18 de marzo), valen su peso en dinares. Seg¨²n las ¨²ltimas cifras publicadas por la Oficina Nacional de Turismo, las llegadas al pa¨ªs cuna de la primavera ¨¢rabe han ca¨ªdo un 3%, comparando los primeros ocho meses de 2016 con el mismo periodo un a?o antes -un 31,7% si se confronta con datos de 2014, antes de los ataques-. Y eso supone un retroceso en los ingresos de un 12,1%, una losa para el segundo motor de la econom¨ªa tras la agricultura.
La radiograf¨ªa, no obstante, de la temporada 2016 en T¨²nez deja una foto llamativa: los rusos no solo se resisten a dejar las playas de la costa oriental sino que se vuelcan con un incremento del 875,5%. Una tendencia alimentada sin duda por el atentado contra un avi¨®n comercial ruso el 31 de octubre que despeg¨® desde la ciudad balneario de Sharm el Sheij, en Egipto. Los que s¨ª han retirado su confianza han sido los turistas brit¨¢nicos, con los que se ceb¨® el atacante de Susa (ca¨ªda de llegadas del 92,3%) y, en menor medida, los alemanes (52,6%) y franceses (23, 8%).
Los atentados en el Museo del Bardo, punto fundamental del tour cultural en la capital del pa¨ªs, y en Susa, uno de los principales atractivos para el turismo y la inversi¨®n hotelera, hirieron de muerte un sector que aporta cerca del 7% al PIB. "Esos dos ataques hicieron mucho da?o a la imagen del pa¨ªs", se?ala Ellaumi durante una conversaci¨®n en un hotel de Madrid, "pero el terrorismo no es un fen¨®meno tunecino sino que es internacional; hemos visto lo que ha pasado en Francia, en Estados Unidos...". Par¨ªs, la antigua metr¨®poli, ha pagado tambi¨¦n el precio con la p¨¦rdida este a?o de un mill¨®n de visitantes en el primer semestre de este a?o.
Pero las sensaciones, de nuevo, son diferentes. Mientras hacia Par¨ªs brota una suerte de solidaridad que empuja incluso a visitar la ciudad, hacia T¨²nez hay todav¨ªa miedo. "Hemos vinculado el terrorismo con el islam", apunta la ministra tunecina, "y todas los destinos musulmanes se ven afectados incluso si no hay amenaza de atentado terrorista". Ellaumi compara, sirva de ejemplo, la atenci¨®n que recibe su pa¨ªs con la que despierta Turqu¨ªa: "All¨ª hay atentados todos los a?os, pero hemos empezado a hablar de la gravedad de la situaci¨®n con el intento de golpe de Estado y sus problemas con Rusia". Comparaciones aparte, Ellaumi, dirigente destacada de Nida Tunis, partido del presidente Beji Caid Essebsi, admite que "la imagen del musulm¨¢n es muy negativa y se necesita mucho tiempo para cambiarla".
Tras los dos ataques de corte yihadista del pasado a?o, la investigaci¨®n dio prioridad a la pista libia -el Estado Isl¨¢mico controla all¨ª alrededor de 300 kil¨®metros de costa-. T¨²nez ha reforzado el control en la frontera, construido un foso y levantado un sistema electr¨®nico para vigilar el paso. Pero no puede cerrar a cal y canto de forma permanente el cruce fronterizo. "El tema de Libia es complicado", concede Ellaumi. "Hay muchos obreros tunecinos que trabajan all¨ª, pero regresan al pa¨ªs por temas de salud, a hacer compras... El asunto es dif¨ªcil econ¨®micamente, pero el problema de seguridad es grave, no hay Estado [en Libia], aunque haya un Gobierno reconocido internacionalmente".
No solo el terrorismo arrastra una imagen negativa de T¨²nez, tambi¨¦n lo hace la corrupci¨®n y negligencia de las autoridades, de la que se intenta sacudir el pa¨ªs magreb¨ª. Las pesquisas tras el ataque del Bardo indicaron que algunos de los polic¨ªas apostados a las puertas del museo dejaron su puesto para desayunar. "Tras la revoluci¨®n", afirma Ellaumi, "hubo cierta dejaci¨®n, pero ahora el Estado ha recuperado esa posici¨®n, es el que garantiza la seguridad del pa¨ªs". T¨²nez trata de mezclar un nuevo sistema de videovigilancia instalado en todos los puntos tur¨ªsticos, ya sean museos, restos arqueol¨®gicos u hoteles, con la labor de las fuerzas del orden, uniformadas o de inc¨®gnito. "Es una seguridad que comienza en el aeropuerto, pero que est¨¢ por todos lados".?
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