Los hospitales bonaerenses, en estado cr¨ªtico
Los m¨¦dicos van a la huelga por los bajos sueldos y las malas condiciones laborales
Silencio sepulcral. Hace un a?o que no se escuchan llantos de beb¨¦s en la sala de Neonatolog¨ªa del hospital Pedro Fiorito de Avellaneda, en la provincia de Buenos Aires. Las cinco incubadoras est¨¢n desenchufadas, las cunas vac¨ªas, los aparatos m¨¢s sensibles protegidos con pl¨¢sticos. El ¨¢rea de Neonatolog¨ªa cerr¨® el pasado octubre por falta de personal: de las siete personas que hab¨ªa dos a?os atr¨¢s quedan solo tres. La b¨²squeda de especialistas que cubren las vacantes es muy dif¨ªcil. A ocho kil¨®metros de all¨ª, en la capital argentina, los m¨¦dicos cobran casi el doble. Los profesionales de los 79 hospitales p¨²blicos de la provincia de Buenos Aires comenzaron ayer una huelga de 48 horas para exigir mejoras salariales. Entre las reivindicaciones est¨¢n tambi¨¦n sus condiciones de trabajo.
"Entr¨¦ hace 16 a?os. En ese momento hab¨ªa m¨¦dicos de planta, dos m¨¦dicos por guardia, hab¨ªa residentes, hab¨ªa concurrentes. La gente que terminaba una residencia, como yo, quer¨ªa entrar en un hospital p¨²blico. Con el tiempo esa gente se fue jubilando, retirando, renunciando. Hoy quedamos tres", relata un d¨ªa antes del paro la neonat¨®loga del Fiorito Margarita Araya. El sueldo de un m¨¦dico que ingresa a la sanidad p¨²blica bonaerense ronda los 15.000 pesos (977 d¨®lares). "Nadie vive con el sueldo de un hospital p¨²blico, ten¨¦s que trabajar en dos o tres lugares", contin¨²a Araya, quien complementa su ingreso con otro en una cl¨ªnica privada.
Cuando Araya lleg¨®, el hospital atend¨ªa unos 2.300 partos anuales. En los a?os que precedieron al cierre del servicio, ya eran s¨®lo 1.200 y con una complejidad muy inferior, porque quedaba solo un especialista de guardia. Ahora, su trabajo se limita a esperar si llega alg¨²n parto en estado tan avanzado que sea imposible derivar a la gestante a tiempo a otro hospital.
"Con los actuales 15.000 pesos, los trabajadores no alcanzan la canasta b¨¢sica, fijada en 20.000 pesos (1.300 d¨®lares). Esta pol¨ªtica est¨¢ vaciando de trabajadores el sistema p¨²blico de salud, porque sumado a los magros sueldos, la violencia, la falta de insumos, las malas condiciones edilicias, los profesionales migran a las instituciones privadas", denuncia Fernando Corsiglia, presidente de la Asociaci¨®n Sindical de Profesionales de la Salud de la Provincia de Buenos Aires (CICOP).
Desde el Ministerio de Salud bonaerense admiten la necesidad de aumentar los sueldos del personal hospitalario, pero rechazan la medida de fuerza por considerar que hay abierta una negociaci¨®n. "El paro se hace en el marco de una paritaria que est¨¢ abierta", dice por tel¨¦fono Leonardo Busso, director provincial de hospitales. "El sueldo es muy bajo. Estoy de acuerdo con el reclamo, pero el tema es complicado", agrega Busso, quien explica que no se puede equiparar de un d¨ªa para el otro los salarios de la provincia con los de la capital. El responsable de la red hospitalaria bonaerense arremete contra la gesti¨®n kirchnerista por considerar que hubo una "desinversi¨®n en salud" y define como "muy malas" las condiciones en las que trabajan los m¨¦dicos.
El Gobierno provincial, encabezado por la gobernadora macrista Mar¨ªa Eugenia Vidal, hizo un diagn¨®stico desolador del sistema que encontr¨® al asumir, el pasado diciembre. "53 de los 79 hospitales necesitan reformas urgentes. Cuatro de ellos hay que hacerlos de nuevo", afirma Busso.
Uno de esos cuatro es el Lucio Mel¨¦ndez de Adrogu¨¦, 23 kil¨®metros al sur de la capital argentina, que lleva 114 a?os en funcionamiento. "Peligro! No poner pacientes debajo del tablero", dice un cartel enganchado sobre el cuadro el¨¦ctrico en uno de los pasillos. A menos de un metro, una mujer tumbada en una camilla y con un suero intravenoso se recupera de una descomposici¨®n, mientras personal m¨¦dico y pacientes van y vienen frente a ella. Detr¨¢s, un joven de 17 a?os espera, en posici¨®n fetal, a que se libere un quir¨®fano para ser operado de urgencia de apendicitis. Los tres consultorios de guardia de pediatr¨ªa est¨¢n instalados en lo que antes era un corredor. Hay lavabos rotos, ba?os que deben ser compartidos entre pacientes y m¨¦dicos, cables a la vista, ventiladores sin aspas, goteras e incluso el agujero que dej¨® un roedor en una de las paredes, decorado con humor: "Jerry, su casa".
Inversi¨®n en infraestructuras
El Ejecutivo de Vidal ha elaborado un ambicioso plan de infraestructuras, que prev¨¦ un desembolso superior a los 3.500 millones de pesos (228 millones de d¨®lares) entre este a?o y el que viene para hacer m¨¢s de un centenar de obras en los hospitales. La jefa de Emergencias del Mel¨¦ndez, Virginia Vallejos, se muestra cautelosa con el anuncio. "M¨¢s que palabras, hechos". Trabajadora de este centro desde 1980, recuerda que un ministro de Salud -que evita identificar- le prometi¨® que en seis meses iban a estar cortando juntos la cinta de una nueva guardia. La promesa nunca se concret¨®.
El tom¨®grafo est¨¢ instalado en un edificio anexo al p¨¢rking del hospital. Si llueve, los pacientes -que suelen ser trasladados en camilla o en silla de ruedas- tienen que ser protegidos con paraguas el recorrido que hay entre el hospital y la sala de tomograf¨ªas. A pocos metros est¨¢ la sala de espera de oncolog¨ªa, tambi¨¦n a la intemperie, en la que aguardan los pacientes que hacen quimioterapia.
En sus inicios, Vallejos formaba parte del equipo de terapia intensiva. Hab¨ªa cinco camas, las mismas que hay hoy, a pesar de que Adrogu¨¦ ha crecido mucho y su poblaci¨®n se acerca ya a los 30.000 habitantes. En otros hospitales incluso ha habido un retroceso. Seg¨²n el diagn¨®stico oficial, se perdieron 636 camas en la provincia por falta de inversi¨®n y se calcula que faltan unos 2.100 profesionales solo para recuperarlas.
El m¨¦dico cl¨ªnico An¨ªbal Aristazabal, del Fiorito, compara la evoluci¨®n de los hospitales p¨²blicos con la de las estrellas. Cree que en los a?os 80 eran gigantes rojas, ahora son enanas blancas y "van camino a convertirse en agujeros negros". Como todos los dem¨¢s, conf¨ªa en que su pron¨®stico falle y esta vez las promesas se cumplan.
"Todos dependemos del buen funcionamiento del sistema p¨²blico"
A pesar de los problemas, los m¨¦dicos defienden la sanidad p¨²blica argentina y piden el compromiso de toda la ciudadan¨ªa con este sistema gratuito y abierto a todos. "Los hospitales p¨²blicos atienden al sector m¨¢s vulnerable, pero tambi¨¦n a cualquiera que tiene un accidente de ruta o pasa por la esquina y le pasa algo. Es el primer lugar de atenci¨®n, donde se salvan vidas. Si me disparan un tiro, yo quiero que me atiendan en el Fiorito", dice An¨ªbal Aristazabal, m¨¦dico en el hospital Fiorito. "Todos dependemos del buen funcionamiento del sistema estatal de salud".
"En el privado hay lugares donde te pagan un plus por parto, un plus por ponerle un respirador, un plus por internarlo, se hacen ces¨¢reas innecesarias. Hay gente que hace cosas como corresponde, pero otras no", denuncia Margarita Araya, tambi¨¦n del Fiorito. "En el hospital p¨²blico se hace lo que hace falta para el paciente", remarca esta neonat¨®loga.
Aunque algunos pacientes pierden la paciencia y hay casos extremos de agresiones verbales y f¨ªsicas, la mayor¨ªa se resigna ante las largas esperas o las malas condiciones de los centros. "La atenci¨®n es muy buena, lo importante es que lo van a operar en unas horas", dice Marcela Rodr¨ªguez con la mano agarrada a la de su hijo, que lleva sin dormir ni comer desde la noche del mi¨¦rcoles, a la espera de una intervenci¨®n de urgencia. "Los m¨¦dicos son muy buenos. Me han operado cuatro veces en dos meses", explica Gregorio Ruiz, un paciente diab¨¦tico que aguarda una revisi¨®n de su pierna amputada en el Fiorito. Su caso es un ejemplo del fracaso de la prevenci¨®n, opina Aristazabal. "El diagn¨®stico de diabetes muchas veces llega tarde, cuando solo queda operar", afirma.
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