¡°Mi padre era mucho m¨¢s cruel que el Pablo Escobar de Netflix¡±
El hijo del narco asegura que la serie est¨¢ llena de errores y que dulcifica una realidad mucho m¨¢s s¨®rdida
Millones de personas en todo el mundo siguen la segunda temporada de la serie Narcos que narra con aparente realismo los ¨²ltimos meses de vida de Pablo Escobar. Pero entre ellas hay un televidente que lo vivi¨® de cerca: Juan Pablo Escobar, que ahora se hace llamar Sebasti¨¢n Marroqu¨ªn. Es el hijo mayor del narco, cuyo personaje tiene una notable presencia. Y est¨¢ indignado con lo que se refleja. ¡°Est¨¢ llena de errores. Para empezar: yo no era un ni?o. En la serie parezco Benjamin Button, cada vez soy m¨¢s chiquito, aparento ocho a?os. Yo ten¨ªa 16 a?os cuando muri¨® mi padre. Y me enteraba de todo. ?l siempre me cont¨® que era un bandido, un narco. Ve¨ªamos la televisi¨®n y no le temblaba la voz al decirme: esa bomba la puse yo. Y discut¨ªamos¡±, explica desde Buenos Aires, donde vive desde la muerte de su padre.
La familia Escobar pact¨® con el cartel de Cali que les dejaran vivir a cambio de entregarles todos sus bienes. Y despu¨¦s de algunas peripecias la esposa, el hijo y la hija del narco acabaron en la capital argentina, donde llevan una vida discreta. Hasta que la serie ha devuelto al primer plano sus vidas.
Al contrario de lo que pudiera pensarse, el hijo de Escobar no est¨¢ molesto por la imagen dur¨ªsima que traslada la pantalla. Al contrario: cree que est¨¢ dulcificada. ¡°Mi padre era mucho m¨¢s cruel de lo que se refleja en la serie. Someti¨® a un pa¨ªs con el terror. Hay que tratar esta historia con responsabilidad. Hay miles de v¨ªctimas y un pa¨ªs detr¨¢s que merece respeto. Est¨¢n inculcando una cultura en la que parece que ser narcotraficante es cool. Me est¨¢n escribiendo j¨®venes de todo el mundo que me dicen que quieren ser narcos y me piden ayuda. Me escriben como si yo vendiera tickets para ingresar a ese mundo¡±, se enfada.
Marroqu¨ªn escribi¨® un libro sobre su padre en el que narra la brutalidad de sus asesinatos y su forma de ser despiadada. Ahora prepara otro en el que incluir¨¢ detalles de los ¨²ltimos dos meses de vida de Escobar, los ¨²nicos en los que ya no estaba con su familia. Lo que m¨¢s le molesta es que la serie ofrezca una imagen aparentemente realista de algo que para ¨¦l no lo es. ¡°No se reflejan los momentos de soledad, miedo, zozobra, terror. La violencia era mucho m¨¢s atroz de lo que la serie muestra. No estoy en absoluto orgulloso, pero tenemos que ser serios. Yo me ofrec¨ª a colaborar con Netflix y lo rechazaron¡±. Y da ejemplos concretos. ¡°No viv¨ªamos con lujos en la fuga. Ojal¨¢ el final hubiese sido con esas mansiones con piscina que aparecen en la serie. Tampoco est¨¢bamos rodeados de bandidos. Est¨¢bamos muy solos, todos le traicionaron, se entregaron o los mataron. A veces compraba una casa y en la misma noche ten¨ªamos que abandonarla y se perd¨ªa esa plata. Nos mov¨ªa siempre con los ojos vendados. Dec¨ªa que as¨ª si nos capturaban y nos torturaban no podr¨ªamos entregarle. No usaba el tel¨¦fono. Mi padre dec¨ªa que era la muerte, que ¨¦l siempre hab¨ªa localizado por el tel¨¦fono a la gente a la que quer¨ªa matar. Tampoco mi abuela era esa mujer tierna que aparece ah¨ª. Ojal¨¢. Ella le traicion¨® con el c¨¢rtel de Cali. Tuvo que elegir entre su vida y la de su hijo y eligi¨® salvarse¡±, cuenta Marroqu¨ªn con una naturalidad que impresiona.
"Est¨¢n inculcando una cultura en la que parece que ser narco es cool".
Ahora es un hombre de 39 a?os, con un lejano parecido f¨ªsico al ni?o de la serie, que trabaja de arquitecto y trata de reinventarse pero tambi¨¦n tiene una empresa que hace camisetas sobre Pablo Escobar, por lo que vive en una contradicci¨®n permanente.
Marroqu¨ªn ha hecho una lista con 28 errores graves del gui¨®n de Narcos, en los que se incluye el club de f¨²tbol de los amores de Escobar: no era del Nacional sino del Independiente de Medell¨ªn. Y nunca compr¨® ning¨²n club, asegura. ¡°?l dec¨ªa que no le interesaban los negocios l¨ªcitos porque con ellos no se ganaba plata¡±. Incluso desmiente un momento cumbre de la serie: ¡°Mi padre nunca quem¨® plata para calentarnos. Yo alguna vez en el documental que hice cont¨¦ que pasamos hambre mientras est¨¢bamos rodeados de millones de d¨®lares. Y es verdad. Una vez est¨¢bamos rodeados por la polic¨ªa y nos quedamos sin v¨ªveres durante una semana. Ah¨ª dije que para lo ¨²nico que serv¨ªa el dinero es para tirarlo a la chimenea. Pero nunca llegamos a hacerlo¡±.
Tras la muerte de Escobar, que seg¨²n su hijo se suicid¨® al verse rodeado por la polic¨ªa, Marroqu¨ªn y su madre tuvieron que negociar con los c¨¢rteles para no ser asesinados. Todos los Escobar estaban sentenciados. ¡°Les pedimos que nos dejaran vivir. Yo fui con mi madre a esas reuniones. Nos exigieron que entreg¨¢ramos la totalidad de los bienes como parte del bot¨ªn de guerra. Ellos sab¨ªan todo lo que ten¨ªa mi padre. La consigna era simple: si esconden una sola moneda les matamos. As¨ª salvamos nuestra vida. Volvimos a ser nadie. Eso me hizo un hombre libre, si no habr¨ªa enloquecido con el dinero. Me toc¨® empezar de cero¡±, asegura.
Los investigadores no creyeron esta historia y la madre de Marroqu¨ªn pas¨® dos a?os en una c¨¢rcel argentina por presunto blanqueo. ?l estuvo 45 d¨ªas. Pero finalmente les absolvieron y ahora viven tranquilos en Buenos Aires. Hasta que la serie de Netflix ha devuelto al primer plano su historia. O al menos una versi¨®n de ese pasado que tiene indignado al hijo del narco m¨¢s famoso de la historia. ?l insiste en que no quiere ni mucho menos salvar la imagen de su padre, sino atenerse a lo que ¨¦l vio y vivi¨® para sacar lecciones m¨¢s duras. ¡°Es imposible cuidar la imagen de mi padre. Yo soy el m¨¢s duro con ¨¦l. Pero no mintamos. Mi padre mat¨® a unas 3.000 personas. A la historia real le sobra violencia, explosiones, terror. No es necesario que unos guionistas creativos se pongan a adornarla con mentiras¡±.
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