La morri?a de Araceli puso en peligro el D¨ªa D
Documentos brit¨¢nicos desclasificados revelan que la esposa del esp¨ªa Juan Pujol amenaz¨® con destapar a su marido si no la llevaba a Espa?a
¡°Demasiados macarrones, demasiadas patatas y no suficiente pescado¡±. A Araceli Gonz¨¢lez, esposa de Juan Pujol, el esp¨ªa espa?ol que enga?¨® a Hitler, no le gustaba la comida inglesa. Tampoco el tiempo: no se acostumbraba a esa grisura y esa lluvia constante, a pesar de que ella era de Lugo. Se sent¨ªa sola. Odiaba la casa de Londres donde el MI5 les hab¨ªa instalado. Y echaba de menos a su madre. Araceli Gonz¨¢lez Carballo no es la ¨²nica espa?ola que no se adapt¨® a la vida en Inglaterra. Pero en su caso, la morri?a pudo haber cambiado el curso de la historia.
Juan Pujol, el gran agente doble espa?ol con el nombre clave de Garbo, hizo creer a los servicios de espionaje de Hitler que dirig¨ªa una red de agentes en Londres. Su papel fue clave en el ¨¦xito del desembarco de Normand¨ªa, al convencer a los alemanes de que el ataque aliado iba a ser m¨¢s tarde y en el Paso de Calais, no en las playas m¨¢s al sur donde realmente fue. Pero, seg¨²n documentos reci¨¦n desclasificados por la inteligencia brit¨¢nica, todo aquel complejo plan de contraespionaje pudo haberse ido al traste por la crisis marital desencadenada por la morri?a de Araceli: amenaz¨® con destaparlo todo si su marido no la llevaba a Espa?a. El MI5 tem¨ªa que, si Araceli volv¨ªa a casa, podr¨ªa irse de la boca y comprometer toda la operaci¨®n secreta. Incluso llegaron a colocar a un agente junto a la Embajada espa?ola para detenerla si se aproximaba.
El delicad¨ªsimo trabajo de Garbo limitaba los movimientos de Araceli y sus dos peque?os hijos, hasta el punto de que se les imped¨ªa relacionarse con otros espa?oles en Londres. Un d¨ªa de junio de 1943, Araceli estall¨®. Lo hizo delante de Tom¨¢s Harris, el enlace Garbo en el MI5, y la conversaci¨®n fue grabada. ¡°No quiero vivir ni cinco minutos m¨¢s con mi marido¡±, le dijo. ¡°Aunque me maten, voy a ir a la Embajada espa?ola¡±.
Harris detalla la situaci¨®n en uno de los informes desclasificados. ¡°Nunca logr¨® adaptarse al modo de vida ingl¨¦s, tampoco ha sido capaz de aprender el idioma¡±, escribe. ¡°Su deseo de volver a su pa¨ªs y, en particular, de ver a su madre la lleva a comportarse en ocasiones como si estuviera desequilibrada (¡). A medida que su estado se deterioraba, se volvi¨® m¨¢s desesperada y amenaz¨® con abandonar a su marido. Como esto no produjo el efecto deseado, amenaz¨® con realizar acciones que arruinar¨ªan el trabajo y la dejar¨ªan libre para volver a casa¡±.
Araceli Gonz¨¢lez Carballo naci¨® en el Lugo de 1914, en el seno de una familia acomodada. De su belleza da fe el nombre en clave que le pusieron a su marido los servicios secretos del Reich: le llamaron Arabel, juntado las palabras Araceli y bella.
Cuando estall¨® la Guerra Civil se ofreci¨® como voluntaria en un hospital de sangre. En 1938 se mud¨® a Burgos a trabajar de secretaria del gobernador del Banco de Espa?a y all¨ª, en 1939, conoci¨® a un joven oficial llamado Juan Pujol.
El flechazo, dicen, fue inmediato. Se casaron y, al terminar la guerra, se instalaron en Madrid. Preocupados por el avance del fascismo en Italia y Alemania, los dos j¨®venes idealistas fueron a la Embajada brit¨¢nica para ofrecerse a colaborar contra Alemania. La oferta no fue tomada en serio y entonces, seg¨²n un documental sobre su vida, titulado Hitler, Garbo... y Araceli, ella sugiri¨® a su marido que colaborando con Alemania podr¨ªa convertirse en una pieza valiosa para los brit¨¢nicos. El resto es historia. Una historia que pudo ser muy distinta si los esp¨ªas no hubieran neutralizado la morri?a de Araceli.
El plan de Pujol y Harris fue, cuando menos, elaborado. Si estaba enga?ando a Hitler, por qu¨¦ no enga?ar tambi¨¦n a su esposa. Harris propuso decir a Araceli Gonz¨¢lez que su esposo hab¨ªa sido despedido, pero este decidi¨® ir un poco m¨¢s all¨¢: le comunicar¨ªan que su estallido hab¨ªa provocado el arresto de su marido.
Llevaron a Araceli, con los ojos vendados, a un campo de detenci¨®n donde puedo entrevistarse con su marido. Este la convenci¨® de que ten¨ªa que mantener el plan en secreto y ella firm¨® un documento comprometi¨¦ndose a hacerlo y a no insistir con volver a Espa?a. El MI5 fingi¨® liberar de nuevo a Pujol y, seg¨²n los documentos desclasificados, Araceli Gonz¨¢lez ¡°volvi¨® a casa muy escarmentada a esperar la llegada de su marido¡±.
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