Espejo de Trump
Lo verdaderamente preocupante e incluso triste es que haya millones de personas que al mirarse al espejo se saben mis¨®ginos, intolerantes, racistas, fascistas, mentirosos, rateros, evasores
De entre los muchos comentarios que pululan ahora en torno a Donald Trump parece predominar un aliviado aliento entre quienes ya confirman su condici¨®n ajena, extra?a, incre¨ªble; es decir, las crecientes mayor¨ªas que lo ven ahora como el real demente que es, orate peligroso, payaso con hacha o personaje de pacotilla contagian un ¨¢nimo (reanimado) de que se trata de un Alien al filo de teletransportarse a su nave nodriza que ha de llevarlo de vuelta a un mundo raro, all¨¢ donde nadie lo juzgue y no importa que no paga impuestos, en la Neverland de los peinados pelos de elote, donde todas las corbatas son rojas, todas las mujeres: viejas buenotas y toda fortuna que se precie se construye lentamente con sucesivas bancarrotas, suspensi¨®n de pagos a socios y acreedores. Wait a minute!
Raro, curioso o malo; dicho o callado, lo que llama la atenci¨®n de por lo menos su actuaci¨®n, discurso, actitud y presencia durante el desastroso debate que no pudo sostener con Hillary Clinton es el ramillete de raras conclusiones que proyecta sobre el espejo empa?ado del mundo entero. Digo que lo malo no es que haya llamado cerda a la Miss de la Belleza o que acostumbre referirse a la mujer an¨®nima en general como sin¨®nimo de kit de limpieza; m¨¢s a¨²n, lo malo no es que haya interrumpido en m¨¢s de 50 ocasiones a su interlocutora, con ese suave donaire del macho que simplemente no puede dejar que una mujer tome o sostenga la palabra. Es m¨¢s, no llama la atenci¨®n que ¨Ca toro pasado¡ªaluda a que no funcionaba bien el micr¨®fono, que las preguntas estaban acordadas previamente en su contra y tampoco llama la atenci¨®n que sea un perfecto imb¨¦cil recontraconfirmado, un analfabeta total en materia de geograf¨ªa o matem¨¢ticas b¨¢sicas, que cuando siente que naufraga recurre a hermosos y bell¨ªsimos adjetivos para enredar el tema de fondo, desdecir, mentir, enga?ar y seguir con la labia suelta. Es el nivel superior ¨Cmagna cum laude¡ªde los que plagian un texto y luego dicen que en realidad se trata no m¨¢s que de un olvido circunstancial por ponerle comillas a la palabra ajena o, peor a¨²n, asegurar que plagiar es una forma de citar al cuadrado o al cubo. El Donald es el campe¨®n del p¨¢rpado revelador, el que cierra los ojitos y frunce la boquita como partitura de una ignorancia que se proyecta como sapiencia y lo malo no es que diga sin decirlo que no paga impuestos o que, como ni?o que ha sido sorprendido en retah¨ªla de mentiras y peque?os hurtos de galletitas, acuse a su interlocutora de haber iniciado la cacer¨ªa de brujas en busca del acta de nacimiento de Barack Obama, que Trump convirti¨® en tema de abierto racismo, espet¨¢ndoselo a la candidata que ha sido apoyada y m¨¢s que apoyada por¡ Barack Obama, el que sabe perfectamente bien que el espantap¨¢jaros que fue recibido como Jefe de Estado o Invitado de Honor en M¨¦xico (una verg¨¹enza insalvable) es un fascista, racista, y por tanto que mueve la nariz un posible adicto (a la blanca paloma, a la pluma de gaviota, al ego desatado o vaya usted a saber) y lo malo no es que confunda su postura y admiraci¨®n ante y debajo de Vladimir Putin o que no tenga idea clara de c¨®mo y cu¨¢ndo surgi¨® lo que llaman en ingl¨¦s ISIS, y lo malo no es que espere construir un muro en la frontera con M¨¦xico con quien inevitablemente proyecta una constante verborrea de odio y olvido y lo malo no es que sonr¨ªa como si tuviera un problema estomacal o que lleve el mismo n¨²mero de matrimonios que fracasos financieros o que tenga una banda de hijos de todas las generaciones que lamentablemente lo llevan tatuado como referencia de una realidad ficticia¡ lo malo no es que sea mis¨®gino, imprudente, bocafloja, autoritario, fascista, est¨²pido, viejo o al filo de la senil que le turba la neurona o que sea un gringo confundido con el mapa, que finque sus ideas o valores en acumulaci¨®n de dineros o que se embelesa la conciencia con una equivocada idea de grandezas pasadas, fe en el pret¨¦rito y en divertidas teor¨ªas donde la angustia de un oso polar es no m¨¢s que un invento de un chino entre inciensos¡ No, nada de todo eso.
Lo verdaderamente preocupante e incluso triste es que haya millones de personas ¨Cgringos o no, norteamericanos o no¡ªque al mirarse al espejo se saben mis¨®ginos, intolerantes, racistas, fascistas, mentirosos, rateros, evasores, simuladores, ignorantes, abusivos, elusivos, intolerantes, burladores y burlones¡ dignos personajes de teleserie, dignos voluntarios en el concierto municipal de sus respectivas biograf¨ªas y ahora, dignos candidatos en potencia de ese irracional Reality Show que ha venido produciendo para espanto de la humanidad un ente tan extra?o, que parece familiar.
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