El telef¨¦rico que sobrevuela la marginaci¨®n de Ecatepec

Desde las nubes, Ecatepec ya no parece uno de los municipios m¨¢s aterradores de M¨¦xico. Las casitas de colores rosa y turquesa parecen la postal de alg¨²n pueblo m¨¢gico. Los grafitis gigantes hablan de la vocaci¨®n art¨ªstica de sus habitantes y las canchas de f¨²tbol, de los lugares de esparcimiento de los j¨®venes. M¨¦xico ha inaugurado su primer telef¨¦rico no tur¨ªstico en uno de los rincones m¨¢s marginados del municipio para conectarlo con las v¨ªas principales.?Pero no todo es lo que parece desde el cielo.

Al dignificar las condiciones de vida de unas colonias muy marginadas, se ayuda a construir comunidad, a mejorar la relaci¨®n entre vecinos y familiares V¨ªctor Hugo Hoffman

Cuando uno se acerca al asfalto de Ecatepec deja de percibir los colores pastel. La realidad de sus calles es m¨¢s bien gris. La localidad, con mill¨®n y medio de habitantes, es la m¨¢s poblada del Estado de M¨¦xico (que rodea a la capital del pa¨ªs) y tambi¨¦n la que lidera las cifras m¨¢s sangrientas de violencia contra las mujeres, homicidios y pobreza. Los feminicidios de Ciudad Ju¨¢rez, que sacudieron a M¨¦xico y le sacaron los colores en la esfera internacional en 2009, fueron solo el anticipo de lo que viven diariamente las mujeres del municipio. Con un drama menos medi¨¢tico y un toque de queda decretado por lo que ellas llaman "sentido com¨²n", cruzan sus calles laber¨ªnticas con el miedo a engrosar las m¨¢s de 500 asesinadas al a?o.?

Los grafitis los pintaron especialmente para la inauguraci¨®n, a la que acudi¨® hasta el presidente mexicano, Enrique Pe?a Nieto. Y las canchas de f¨²tbol se han convertido en el chiste local: "Por favor, si son de tierra. Son un polvor¨ªn. Le colocaron una alfombra de pasto sint¨¦tico para que se viera bonito desde el telef¨¦rico", cuenta entre risas Sabino Rufino Mart¨ªnez, de 32 a?os. Este mi¨¦rcoles, el primer d¨ªa despu¨¦s del evento oficial, un hombre cubr¨ªa de tierra la alfombra.

El d¨ªa del estreno sus estaciones parec¨ªan las filas de un parque de atracciones.?Algunos iban en familia y decidieron dar varias vueltas. Entre los que esperaban circulaba el rumor de que a una vecina se le hab¨ªa ca¨ªdo una cabina encima de su casa y diversas opiniones sobre qu¨¦ pasar¨ªa si se quedaba "atorado" durante horas. Pero lo que m¨¢s repet¨ªan era la posibilidad m¨ªnima de que los delincuentes puedan asaltar a los viajeros.?

Los barrios que atraviesa desde los aires el moderno proyecto se extienden por los cerros sin ning¨²n orden. Sus calles parece haberlas trazado el azar. Y sus habitantes luchan cada d¨ªa para comunicarse con lo que algunos llaman ir¨®nicamente la "civilizaci¨®n". El telef¨¦rico tiene un recorrido de 5 kil¨®metros que se cruzan en menos de media hora, lo que en la tierra significa una hora, o puede que m¨¢s por los atascos. La obra, inspirada en otros modelos latinoamericanos como el de Medell¨ªn, ha supuesto una inversi¨®n p¨²blica y privada de 1.228 millones de pesos (63 millones de d¨®lares).

"Es un proyecto importante no s¨®lo para esa zona, sino para todo el pa¨ªs. Es una buena decisi¨®n para un sector con pendientes pronunciadas y adem¨¢s supone la dignificaci¨®n del espacio p¨²blico", explica el urbanista V¨ªctor Hugo Hoffman. Y a?ade: "Al dignificar las condiciones de vida de unas colonias muy marginadas, se ayuda a construir comunidad, a mejorar la relaci¨®n entre vecinos y familiares, adem¨¢s de evitar los trayectos largos, inc¨®modos y peligrosos de los microbuses".

No conozco a nadie a quien no hayan robado en una combi o en un microb¨²s. En el telef¨¦rico voy m¨¢s tranquila y sentada Petra Cedillo, de 64 a?os.

Por las pendientes de sus estrechas calles bajan disparadas unas furgonetas blancas con pasajeros hacinados dentro de ellas. Con el objetivo de sacar el m¨¢ximo beneficio posible a cada viaje, quien se sube a una de ellas sabe que adem¨¢s de los empujones, de no poder sentarse bien y de las maniobras mortales del ch¨®fer, tiene que encomendarse (m¨ªnimo) a la Santa Muerte para que no lo asalten. "No conozco a nadie a quien no hayan robado en una combi o en un microb¨²s. En el telef¨¦rico voy m¨¢s tranquila y sentada", cuenta Petra Cedillo, de 64 a?os.

Los due?os de los taxis y de las combis se muestran tranquilos con la competencia del nuevo proyecto. "Nosotros seguiremos llevando a la gente a la parte m¨¢s alta del cerro y los bajaremos a las estaciones", explica Ram¨®n Huerta, conductor de un taxi local. Pese a la incredulidad general a que una obra de esta tecnolog¨ªa se haya instalado en su barrio humilde ¡ª"Dicen que han encontrado oro y por eso vinieron aqu¨ª", susurra Sabino Mart¨ªnez¡ª todos est¨¢n contentos con el telef¨¦rico como el nuevo juguete al que mira el resto de el pa¨ªs. "Por fin Ecatepec es noticia por algo bueno", sentencia Cedillo.