Los republicanos descubren a Donald Trump. Demasiado tarde
Los comentarios machistas del magnate republicano pueden dar un golpe decisivo a sus aspiraciones presidenciales
![Una mujer muestra la portada de un diario sobre Trump.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/WV6TXI42SEXFEI5JCFTK6CMT2Y.jpg?auth=cdd0b880f93c2b7e103bbded5d3561ba61b624eafbdf019447b7d6d1c4c4b156&width=414)
No existen los golpes de gracia en las campa?as electorales. S¨®lo retrospectivamente, cuando conocemos el ganador de la elecci¨®n, construimos un relato en el que cada incidente, cada esc¨¢ndalo, cada error del candidato o acierto del rival encajan para explicar el resultado. Si la dem¨®crata Hillary Clinton derrota al republicano Donald Trump en las elecciones presidenciales del 8 de noviembre, posiblemente la filtraci¨®n de una grabaci¨®n con comentarios lascivos y machistas de Trump se vea como uno de estos momentos decisivos que dan un vuelco a la campa?a.
En realidad ¡ªy siempre siguiendo la hip¨®tesis de que Clinton derrote a Trump¡ª la grabaci¨®n publicada por The Washington Post se parecer¨¢ m¨¢s al ¨²ltimo clavo en el ata¨²d del candidato del Grand Old Party o G.O.P., el viejo y gran partido de Abraham Lincoln y Ronald Reagan. La nueva ofensa supone una conmoci¨®n para quienes no hab¨ªan querido darse por enterados de la personalidad y las maneras del magnate neoyorquino que en poco m¨¢s de un a?o ha hecho saltar por los aires las mejores tradiciones del G.O.P. Para el resto, confirma lo que el propio Trump hab¨ªa revelado por su propio pie. No anuncia nada nuevo, sino que refuerza ideas y tendencias en marcha. Nadie podr¨¢ alegar, como los vecinos de los criminales entrevistados por periodistas apresurados, que ¡°parec¨ªa buena persona¡±, o "nunca lo hubi¨¦ramos imaginado de ¨¦l".
Los muchos l¨ªderes republicanos que se han lanzado a criticar a Trump, los menos que le han retirado el apoyo, y los escas¨ªsimos que han anunciado que votar¨¢n a Clinton, tuvieron decenas de ocasiones de repudiar a quien hoy es su l¨ªder.
Por ejemplo, cuando Trump se labr¨® una carrera pol¨ªtica difundiendo teor¨ªas conspirativas que falsamente cuestionaban que el presidente Barack Obama, el primer negro en el cargo, hubiese nacido en Estados Unidos. O cuando identific¨® a los inmigrantes mexicanos con violadores y criminales. O la vez que prometi¨® prohibir la entrada de musulmanes a Estados Unidos. O el d¨ªa que lanz¨® su artiller¨ªa ret¨®rica contra un juez de Indiana por su origen mexicano. O el que insult¨® al senador John McCain, que fue prisonero de guerra en Vietnam y es considerado un h¨¦roe en su pa¨ªs. O el que defendi¨® cr¨ªmenes de guerra como la tortura y el asesinato de civiles como m¨¦todo antiterrorista. O el momento en que acept¨® los apoyos de grupos de la extrema derecha neonazi o fich¨® a un jefe de campa?a que dirige una web donde se publican textos antisemitas. O el d¨ªa que incit¨® a los estadounidenses a mirar un v¨ªdeo sexual inexistente en el que aparentemente sal¨ªa una Miss Universo a la que ¨¦l hab¨ªa denigrado. O el que insult¨® a una familia de un ca¨ªdo en Irak, o a una periodista de la cadena Fox News. O el que anim¨® a la Rusia de Vlad¨ªmir Putin a robar correos electr¨®nicos de Clinton. O cuando, hace unos d¨ªas, respondi¨® exhibiendo su supuesto genio para las finanzas ¡ªdesmentido por repetidos fracasos empresariales¡ª para defender la posibilidad de que durante m¨¢s de una d¨¦cada no hubiese pagado impuestos.
Sirva esta muestra incompleta para recordar las oportunidades que los l¨ªderes republicanos tuvieron para romper con Trump, y, con excepciones contadas, no aprovecharon. No fueron s¨®lo los l¨ªderes. Los votantes dispon¨ªan un elenco de 16 candidatos en las elecciones primarias ¡ªalgunos de probada competencia, como el exgobernador de Florida Jeb Bush o el gobernador de Ohio John Kasich¡ª y eligieron a Trump.
?Qu¨¦ es diferente ahora? La crudeza de las expresiones de Trump las hace intolerables para muchos republicanos. Ya no se dirigen a un grupo ¨¦tnico o ideol¨®gico, sino a m¨¢s de la mitad del electorado. A un mes de las elecciones, es posible que sea demasiado tarde para distanciarse de ¨¦l. La imagen de Trump como machista, xen¨®fobo y malhablado (pol¨ªticamente incorrecto, dicen los suyos) ya estaba fijada en la mente de la mayor¨ªa de votantes: las ¨²ltimas revelaciones no hacen m¨¢s que consolidarla.
Si Trump pierde, nos ser¨¢ s¨®lo por su personalidad. Hay razones de fondo que nada tienen que ver con ¨¦l. De las seis ¨²ltimas elecciones presidenciales, los republicanos s¨®lo han ganado una con voto popular, la de 2004 (en 2000 gan¨® el dem¨®crata Al Gore en voto popular pero el republicano George W. Bush sum¨® m¨¢s votos electorales, los compromisarios distribuidos entre estados que deciden la elecci¨®n). La demograf¨ªa ¡ªsobre todo el auge de la poblaci¨®n de origen latinoamericano¡ª es un factor ineludible que va m¨¢s all¨¢ del nombre de los candidatos y juega en contra del Partido Republicano
Muchos votantes de Trump admiten sus fallas morales, y a algunos les repugnan sus comentarios. Pero alegan otras razones ¡ªdesde el compromiso en oponerse al derecho al aborto a la defensa del carb¨®n en los estados mineros de los Apalaches, o la hostilidad a los Clinton¡ª para defender su opci¨®n.
Si Trump vence, ser¨¢ porque la coalici¨®n multi¨¦tnica y multigeneracional que dio dos victorias a Obama se habr¨¢ desmovilizado. Y porque la desafecci¨®n de las ¨¦lites y los miedos de una parte del pa¨ªs son m¨¢s fuertes que cualquier otra consideraci¨®n. El 8 de noviembre el ¡®momento populista¡¯, que sacude las viejas estructuras a ambas orillas del Atl¨¢ntico, tendr¨¢ en Estados Unidos su momento de la verdad.
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