Putin en campa?a
Mosc¨² aprovecha la transici¨®n presidencial en Washington para avanzar sus posiciones
Las cosas no pueden ir peor con Rusia. La suspensi¨®n del viaje de Vlad¨ªmir Putin a Par¨ªs es el ¨²ltimo episodio del desencuentro, pero no hay duda de que habr¨¢ m¨¢s. Mosc¨² vet¨® la pasada semana una resoluci¨®n sobre Siria en el Consejo de Seguridad para frenar los bombardeos a¨¦reos rusos sobre Alepo. Solo tuvo la compa?¨ªa poco recomendable de Venezuela, e incluso China se abstuvo porque no quiso asociarse a la ignominia patrocinada por Mosc¨².
En cuatro ocasiones anteriores el veto de China acompa?¨® al de Rusia en resoluciones que pretend¨ªan contrariar a Washington y sus aliados, pero esta vez no ha querido asociarse a la evidencia de los cr¨ªmenes de guerra que est¨¢ cometiendo Vlad¨ªmir Putin para salvar a Bachar el Asad. El ministro franc¨¦s de Exteriores, Jean-Marc Ayrault, ha evocado cuatro ciudades m¨¢rtires en las que el objetivo militar era la poblaci¨®n civil: Guernica, bombardeada por la Luftwaffe por encargo de Franco en 1937; Srebrenica, donde m¨¢s de 8.000 hombres fueron asesinados por las tropas serbias en 1995; Grozny, destruida por entero en el asalto de las tropas rusas en la guerra de 1999 y 2000, y ahora Alepo; estas dos ¨²ltimas bajo responsabilidad pol¨ªtica del presidente ruso.
No hay camino viable para una denuncia por cr¨ªmenes de guerra contra Putin. Ni Rusia ni Siria participan del tratado que establece la Corte Penal Internacional, a la que corresponder¨ªa abrir una investigaci¨®n. En este caso, solo podr¨ªa decidirlo el Consejo de Seguridad, donde Rusia tiene derecho de veto.
Es veloc¨ªsimo el deterioro de las relaciones entre Washington y Mosc¨². La cancha geopol¨ªtica donde se est¨¢ produciendo el actual encontronazo es Oriente Pr¨®ximo, y m¨¢s espec¨ªficamente Siria, territorio al que Rusia ha regresado con determinaci¨®n, echando el resto de su capacidad militar para convertir la inminente derrota del Estado Isl¨¢mico en una victoria del r¨¦gimen de El Asad, que significar¨¢ la consolidaci¨®n de su presencia permanente.
Mosc¨² ha roto las conversaciones de paz sobre Siria y suspendido dos acuerdos con Estados Unidos, uno sobre investigaci¨®n nuclear y otro sobre reducci¨®n de arsenales de plutonio. Tambi¨¦n ha instalado misiles con capacidad nuclear en Kaliningrado, enclavados en pleno territorio OTAN, y ha ense?ado los dientes a principios de octubre a toda la comunidad atl¨¢ntica con un sobrevuelo de dos bombarderos T¨²polev hasta las costas de Vizcaya.
La destrucci¨®n de Alepo y la gesticulaci¨®n que la acompa?a se produce en un momento cr¨ªtico para la seguridad como es la transici¨®n en la Casa Blanca, cuando se va el presidente y todav¨ªa no se sabe qui¨¦n le sustituir¨¢ ni con qu¨¦ pol¨ªticas. Todas las transiciones suelen ser momentos de riesgo, desde la crisis con Cuba en 1961, entre Eisenhower y Kennedy, hasta la guerra de Gaza a principios de 2009, entre Bush y Obama. Esta vez hay un agravante adicional y es que existen sospechas de interferencias de Putin en la campa?a electoral mediante espionaje electr¨®nico y uno de los dos candidatos, Donald Trump, ha mostrado su afinidad y simpat¨ªa por el sospechoso.
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