Trump y Clinton convierten una gala ben¨¦fica en el debate presidencial m¨¢s ¨¢cido
Los bromas mordaces de la dem¨®crata se baten con el ataque frontal del republicano
No hay tregua posible entre Donald Trump y Hillary Clinton. La gala ben¨¦fica de la Fundaci¨®n Al Smith, que re¨²ne a todos los poderosos de la todopoderosa ciudad de Nueva York, suele ser una suerte de alto entre los candidatos presidenciales a la Casa Blanca en la que, por una vez, bajan las armas, se r¨ªen de s¨ª mismos y lanzan alguna pulla graciosa, incluso ¨¢cida, al contrario. La noche del jueves, en el Waldorf Astoria, Trump rompi¨® esa ¨Cotra- tradici¨®n de la campa?a. Ella hizo lo habitual, atacar con bromas y varios dardos venenosos; ¨¦l se present¨® con un cuchillo jamonero y acab¨® recibiendo varios abucheos de la crema de la sociedad neoyorquina. Iba a ser un respiro en la carrera electoral, pero se convirti¨® en el cuarto y m¨¢s ¨¢cido debate.
¡°La mejor de mis virtudes es la modestia, por encima incluso de mi temperamento¡±, dijo Trump al principio, arrancando risas, con el rostro serio pero en la l¨ªnea de lo que se espera en esa cena, que busca captar fondos para obras caritativas de la iglesia cat¨®lica con discursos cargados de humor. ¡°Hillary dice que si sale elegida me quiere de embajador en Irak o Afganist¨¢n¡±, continu¨®.
Las mayores carcajadas del discurso de Trump fueron a costa de su esposa, cuando el empresario neoyorquino dijo: ¡°Los medios est¨¢n siendo m¨¢s sesgados que nunca en estas elecciones. La prueba es que, si Michelle Obama hace un discurso, a la gente le encanta. Mi mujer, Melania, da exactamente el mismo discurso, ?y la gente se le echa encima!¡±. Record¨® as¨ª el discurso de Melania en la convenci¨®n republicana del pasado verano, cuando se comprob¨® que su intervenci¨®n copiaba p¨¢rrafos exactos de un antiguo discurso de la primera dama.
Eso fue lo m¨¢s cerca que estuvo de re¨ªrse de s¨ª mismo. A partir de ah¨ª, Trump fue Trump y se puso duro y con cara de pocas bromas. ¡°Clinton est¨¢ aqu¨ª fingiendo que no odia a los cat¨®licos¡±, fue uno de los comentarios que el p¨²blico le afe¨®. ¡°Hillary es tan corrupta que fue expulsada de la Comisi¨®n Watergate, ?c¨®mo tienes que ser de corrupto para eso?¡±, atac¨® despu¨¦s.
Rescat¨® incluso uno de sus deslices del debate de la noche anterior, pero para empeorarlo. ¡°Ayer llam¨¦ asquerosa a Hillary, es relativo. Despu¨¦s de escucharla martillear y martillear, ya no pienso tan mal de Rosie O¡¯Donell¡±, dijo en referencia a la actriz a la que Trump llam¨® ¡°cerda¡± y ¡°perra¡±.
Este cuarto debate inesperado, justo al d¨ªa siguiente del ¨²ltimo oficial, que tuvo lugar en Las Vegas, empez¨®, igual que el de la v¨ªspera, sin que los candidatos estrecharan sus manos ni se saludaran. Como en una boda en la que dos familiares enemistados tienen que compartir mesa, Trump y Clinton cenaron muy cerca el uno del otro, solo separados por el cardenal Timothy Dolan, arzobispo de Nueva York, que se turnaba en dar conversaci¨®n a diestro (donde se sentaba Clinton) y siniestro (Trump y su esposa).
Uno de los primeros chistes de Clinton lleg¨® a cuenta de sus pol¨¦micos discursos en bancos de Wall Street, por los que cobr¨® sumas de v¨¦rtigo, tal y como han revelado las recientes filtraciones de Wikileaks. Brome¨® con la suerte de que la tuvieran all¨ª: ¡°ya saben que cobro mucho por hacer esto¡±. Se mof¨® de algunas batalla internas del partido dem¨®crata: ¡°?C¨®mo han conseguido sentar juntos en la misma cena al gobernador [Andrew Cuomo] y al alcalde [Bill de Blasio]?¡±. ¡°La gente dice que no soy tan divertida como Trump, no es cierto, soy el centro de todas las fiestas a las que voy en mi vida. Han sido tres¡±, dijo y arranc¨® otras risas, aludiendo a la imagen de frialdad que se le achaca.
Y acto seguido empez¨® disparar contra su rival. ¡°Donald, t¨² y yo tenemos algo en com¨²n: el Comit¨¦ Nacional Republicano no quiere poner ni un c¨¦ntimo en nuestra campa?a¡±, dijo, burl¨¢ndose del divorcio entre el candidato y su partido. ¡°Cuando la gente mira a la Estatua de la Libertad, ve un s¨ªmbolo orgulloso como naci¨®n de inmigrantes (¡) Donald mira a la Estatua de la libertad y ve un 4. Quiz¨¢ un cinco, si pierde la antorcha y la tabla y cambia su pelo¡±. Aludi¨® tambi¨¦n a las denuncias de trabajadores y proveedores que acusan al empresario neoyorquino de no haberles pagado, diciendo que admira mucho a su jefa de campa?a, Kellyanne Conway, que trabaja tan duro y quiz¨¢ no vaya a cobrar
¡°He rechazado algunas bromas que se pasaban de la raya¡±, ironiz¨® tras sus dardos la candidata dem¨®crata en referencia al discurso de esa noche, para acabar de introducir una de las ¨²ltimas bromas: ¡°pero bueno, eso lo ver¨¢n ustedes en los correos filtrados por Wikileaks¡±.
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