Clinton encara optimista la recta final ante un Trump a la defensiva
Los candidatos a la Casa Blanca intensifican la campa?a a falta de dos semanas para las elecciones
A la dem¨®crata Hillary Clinton le queda energ¨ªa y se le ve confiada, con los engranajes de su partido a pleno rendimiento y la mente puesta en el d¨ªa despu¨¦s de las elecciones. El republicano Donald Trump parece encerrado en su discurso apocal¨ªptico y conspirativo, aislado en su partido y con mensajes que dan a entender que ve dif¨ªcil la victoria. Un fin de semana con Clinton y Trump en el ¨¢rea metropolitana de Filadelfia permite asomarse a un pa¨ªs polarizado, dos Estados Unidos con pocos puntos de conexi¨®n entre ambos.
Los votantes de Clinton y Trump hablan lenguajes distintos y entienden cosas distintas antes los mensajes de sus candidatos.
Cuando Trump cuestiona el resultado del 8 de noviembre, y deja en el aire si aceptar¨¢ el resultado, los dem¨®cratas y las ¨¦lites pol¨ªticas y medi¨¢ticas escuchan una llamada a la insurrecci¨®n.
Pero los seguidores de Trump que asisten el viernes por la noche a mitin en el Club Atl¨¦tico de Newtown, un pueblo al norte de Filadelfia, escuchan otro mensaje. Saben que su candidato no es un pol¨ªtico profesional, ni una persona que se muerda la lengua. Lo ven como una estrella de la telerrealidad y como un hombre de negocios que ha creado empleo y riqueza. Qu¨¦ importa que exagere. Son cosas de Donald¡
Las personas a las que se les pregunta, en el mitin, si aceptar¨¢n el resultado coinciden. ¡°?Claro que s¨ª!¡±, dice Jessica Tirpak, ¡°No hay m¨¢s remedio¡±.
Lo mismo ocurre con la grabaci¨®n de hace 11 a?os con comentarios machistas y lascivos de Trump. La grabaci¨®n ha confirmado para muchos que Trump es un mis¨®gino y un acosador en potencia. Y ha desencadenado m¨¢s de una decena de acusaciones de mujeres que dicen haber v¨ªctimas de acoso sexual.
¡°Me choc¨®¡±, admite Tirpak. Pero a?ade: "Desafortunadamente, todos decimos cosas que no queremos decir. Despu¨¦s lo recuerdas y piensas: ¡®No deber¨ªa haberlo dicho¡¯. Todos somos un poco culpables de esto, as¨ª que no se lo echo en cara¡±:
Jessica Tirpak es la madre de Hunter, un ni?o rubio de dos a?os que se ha convertido en una peque?a celebridad de la campa?a. Le llaman baby Trump porque la madre le ha vestido y peinado como a Donald Trump.
¡°Deb¨¦is salir el 8 de noviembre y votar. Si no, habremos gastado mucho tiempo y energ¨ªa¡±, arranca el Trump, el adulto. ¡°Yo he gastado tiempo, energ¨ªa y dinero¡±.
La media de sondeos da casi seis puntos de ventaja a Clinton, y posibilidades de conquistar feudos republicanos como Arizona. Los obituarios de Trump han empezado a escribirse, quiz¨¢ precipitadamente.
¡°Esto es Brexit multiplicado por cinco¡±, dice el candidato. Habla del refer¨¦ndum en Reino Unido, celebrado en junio. Entonces el resultado a favor de la salida de la Uni¨®n Europea desminti¨® la mayor¨ªa de sondeos.
¡°Ojal¨¢ las elecciones fuesen ma?ana¡±, dice 24 horas despu¨¦s, el s¨¢bado por la noche, Rhona Bronson, una mujer que asiste al mitin al aire libre de Clinton y su candidato a la vicepresidencia, Tim Kaine, en un estadio universitario en Filadelfia. No se f¨ªa de lo que pueda ocurrir en los pr¨®ximos 15 d¨ªas.
¡°Los sondeos no votan¡±, advierte uno de los oradores que calienta el ambiente antes de la llegada de Clinton y Kaine.
El p¨²blico es multi¨¦tnico ¡ªblancos, hispanos, asi¨¢ticos, negros¡ª y multigeneracional: desde estudiantes a mujeres de la generaci¨®n de Clinton, que esta semana cumple 69 a?os (Trump tiene 70).
El partido ¡ªdesde el presidente Barack Obama al senador socialista Bernie Sanders, rival de Clinton en las primarias ¡ª est¨¢ movilizado. En Filadelfia Kaine es el encargado de morder a Trump. Despu¨¦s Clinton expone su lista de prioridades en educaci¨®n, medioambiente, econom¨ªa. Habla de su rival, pero no demasiado. Y dedica tiempo a asociar a Pat Toomey, el senador republicano por Pensilvania, a Trump.
Es una estrategia calculada: atar la soga de Trump a los legisladores del Partido Republicano, aunque se hayan distanciado de ¨¦l. Se trata de lograr que la impopularidad del candidato a la Casa Blanca contamine al resto de candidatos del partido y permita a los dem¨®cratas recuperar, como m¨ªnimo, el Senado, que ahora est¨¢ en manos de la derecha, como la C¨¢mara de Representantes.
La escenograf¨ªa del mitin recuerda a los de Obama, pero sin la magia del presidente dem¨®crata. Nadie dir¨ªa que un discurso de Clinton es entretenido. Uno de Trump, s¨ª.
¡°?Hay alg¨²n lugar m¨¢s divertido en el que estar que un mitin de Trump?¡±, pregunt¨® el candidato, la noche anterior, en Newtown.
Hay algo de show en la campa?a de Trump, de espect¨¢culo de viernes por la noche, del circo que pasa por el pueblo y atrae a todo tipo de curiosos.
¡°Le gusta la atenci¨®n¡±, dice Jessica Tirpak. ¡°Le gusta encontrarse con gente y darles la mano¡±.
Se refiere a su hijo Hunter, baby Trump, que corretea sin entender muy bien lo que ocurre a su alrededor, pero contento de ser durante estos d¨ªas de campa?a el centro de atenci¨®n.
El republicano mantiene la estrategia extrema de las primarias
Es llamativo, a dos semanas de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, lo que se parece a un mitin del candidato republicano Donald Trump hoy a un mitin de hace un a?o, durante la campa?a para las elecciones primarias que deb¨ªan decidir el candidato del Partido Republicano.
El p¨²blico es el mismo: blancos de clase trabajadora. Pese a ser, tras la convenci¨®n de Cleveland en julio, el l¨ªder del Partido Republicano, su soledad es la misma que entonces: los principales l¨ªderes locales estaban ausentes de un mitin el viernes en Newtown (Pensilvania). El Partido Republicano sigue apoy¨¢ndole, y ¨¦l cuenta con el respaldo influyente de emisoras de radio conservadoras y medios online de la derecha, pero muchos en su partido evitan aparecer cerca de ¨¦l.
No suele ocurrir. La dem¨®crata Hillary Clinton, el s¨¢bado en Filadelfia, estuvo acompa?ada de l¨ªderes y candidatos del partido en Pensilvania. Hace cuatro all¨ª, all¨ª adonde el aspirante republicano Mitt Romney iba, le recib¨ªan y acompa?aban los senadores, congresistas y candidatos de cada lugar.
El discurso de Trump es casi id¨¦ntico al de las primarias: un alegato en favor cierre de las fronteras al libre comercio y a la inmigraci¨®n ali?ado con teor¨ªas conspirativas y descalificaciones personales. Con mayor ¨¦nfasis, eso s¨ª, en la posibilidad de una derrota en las urnas.
Lo habitual es que los candidatos republicanos derechicen su discurso durante las primarias, para atraer a las bases m¨¢s conservadoras que votan en estas elecciones. Despu¨¦s, una vez obtenida la nominaci¨®n, tienden a buscar el centro para conquistar a los votantes indecisos y moderados.
Trump ha optado por el camino opuesto. Con el mensaje m¨¢s extremo satisface a su base, pero la inc¨®gnita es si le permitir¨¢ ampliarla y construir la coalici¨®n de votantes heterog¨¦nea necesaria para ganar unas elecciones presidenciales en un pa¨ªs diverso y continental como este. El s¨¢bado aprovech¨® un discurso en Gettysburg, lugar de una de las grandes batallas de la Guerra Civil y terreno sagrado del patriotismo estadounidense, para amenazar con llevar a la justicia a las mujeres que le han denunciado por acoso.
En una entrevista con el programa de la cadena NBC Meet the Press, Kellyanne Conway, la directora de campa?a de Trump, reconoci¨® la ventaja de Clinton. "Vamos por detr¨¢s", dijo.
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