¡°Estuve m¨¢s de siete a?os en la c¨¢rcel, ese tiempo no me lo devuelve nadie¡±
El argentino Fernando Carrera estuvo preso por robo y triple homicidio. La Corte Suprema lo ha absuelto y deja al descubierto un montaje policial
El 25 de enero de 2005 polic¨ªas de paisano confundieron a Fernando Carrera con un ladr¨®n que acababa de cometer un robo y lo persiguieron por una avenida del sur de Buenos Aires. Dispararon m¨¢s de 20 veces contra el Peugeot 205 blanco que conduc¨ªa. El perseguido perdi¨® el control del veh¨ªculo y mat¨® a tres peatones: dos mujeres y un ni?o. Carrera se declar¨® inocente, pero la Justicia lo conden¨® en 2007 a 30 a?os de c¨¢rcel por robo, triple homicidio, lesiones culposas y portaci¨®n de arma. En un segundo juicio, la pena se redujo a la mitad. Finalmente, 11 a?os y nueve meses despu¨¦s de lo que fue conocido como la masacre de Pompeya, la Corte Suprema acaba de absolverlo y deja al descubierto la conspiraci¨®n policial y judicial de la que fue v¨ªctima. "Me siento muy feliz despu¨¦s de haber esperado tantos a?os esto", dice Carrera a EL PA?S. Recuerda que su pesadilla ha terminado, pero no as¨ª la de los familiares de las tres v¨ªctimas: "Hasta ayer yo era el culpable, hoy el caso est¨¢ impune".
Este hombre de 39 a?os pas¨® m¨¢s de siete a?os en la c¨¢rcel por acusaciones falsas. El relato policial comenz¨® a hacer agua por investigaciones period¨ªsticas que revelaron numerosas contradicciones. Los uniformados declararon ante la Justicia que Carrera les hab¨ªa disparado desde el autom¨®vil que conduc¨ªa, pero el ¨²nico testigo con el que contaban result¨® ser presidente de la Asociaci¨®n de Amigos de la Comisar¨ªa 34, a la que pertenec¨ªan los agentes involucrados. Sostuvieron que era imposible que no los hubiese reconocido como polic¨ªas porque ten¨ªan encendidas las sirenas port¨¢tiles sobre los autom¨®viles, pero ning¨²n vecino las escuch¨®. Indicaron que Carrera miraba hacia adelante y conduc¨ªa el autom¨®vil, pero al mismo tiempo giraba hacia atr¨¢s y disparaba, una posibilidad que fue cuestionada por los peritos. No explicaron por qu¨¦ no le hicieron un test para detectar p¨®lvora en las manos. Tampoco c¨®mo localizaron en el veh¨ªculo la supuesta arma que us¨® contra ellos.
Amenazas tras su liberaci¨®n
Fernando Carrera vive con su familia fuera de Buenos Aires, en un lugar mantenido en reserva, desde que pocos meses despu¨¦s de quedar en libertad, en 2012, sufri¨® un atentado. Agresores desconocidos incendiaron la puerta de la vivienda y realizaron pintadas amenazantes contra ¨¦l. Cuatro a?os despu¨¦s, a¨²n no se sabe qui¨¦n fue.
La defensa aleg¨® que los polic¨ªas intervinientes en la persecuci¨®n, al descubrir que Carrera no era el ladr¨®n que buscaban, intentaron "encubrir su responsabilidad en el hecho mediante la creaci¨®n de evidencias falsas, entre ellas, las vinculadas a la presencia de un arma y la manipulaci¨®n de los testigos". Tres instancias judiciales rechazaron los argumentos de la defensa y convalidaron la versi¨®n policial. Por el contrario, la Corte Suprema dictamin¨® la existencia de dudas contundentes en la acusaci¨®n y opt¨® por absolver al ¨²nico imputado. "La aplicaci¨®n del principio in dubio pro reo ha permitido arribar a una soluci¨®n que -aunque tard¨ªa- pone fin a la injusticia con una persona que ha pasado varios a?os encarcelado", se?ala el m¨¢ximo tribunal argentino en su fallo.
"El exceso policial llev¨® a la muerte de tres personas inocentes y tuvieron la mala suerte de que me salv¨¦ y que muchos a?os despu¨¦s la Justicia declar¨® que yo no soy culpable", dice Carrera. "Participaron entre 6 y 8 polic¨ªas, que no tienen ninguna causa abierta. Solo est¨¢n apartados del servicio, pero siguen cobrando su sueldo", denuncia.
Ocho balas en su cuerpo
Su cuerpo conserva las cicatrices de las ocho balas que le dispararon a plena luz del d¨ªa: una en la cara, una en el pecho, dos en los hombros, dos en los codos y dos en las piernas. Uno de los disparos lo dej¨® inconsciente y cuando despert¨®, en una ambulancia, escuch¨® a un bombero decirle: "?Hijo de puta, por qu¨¦ no te moriste?". Los medios le declararon culpable incluso antes que la justicia. "Fue una condena subsidiaria. Mi familia vivi¨® un infierno, tuvo que escuchar que dijeran que era la esposa de un asesino, los hijos de un asesino...", recuerda.
Pese al sufrimiento que padecieron, Carrera se?ala que su mujer y sus tres hijos lo acompa?aron en todo momento y fueron su principal apoyo para resistir la larga estad¨ªa en prisi¨®n. "Fue dur¨ªsimo. Estuve m¨¢s de siete a?os en la c¨¢rcel, todo el tiempo que dura la escuela primaria, ese tiempo no me lo devuelve nadie", lamenta. De sus a?os all¨ª prefiere recordar las visitas semanales de sus seres queridos, que lo ayudaban a seguir "vivo", y el apoyo creciente de la sociedad civil, en especial tras el estreno en 2010 del documental Rati Horror Show, de Enrique Pi?eyro, que aclar¨® su inocencia. La novela gr¨¢fica Gatillo F¨¢cil, con gui¨®n de Pablo Galfr¨¦ y dibujos de Sergio Iba?ez, mostr¨® tambi¨¦n a ra¨ªz del caso c¨®mo opera la justicia, los negocios ilegales amparados por la polic¨ªa y los mecanismos sociales de la culpabilidad y la venganza. La Corte Suprema orden¨® excarcelarlo en 2012 pero solo ahora, con la sentencia absolutoria, se considera por fin "libre de la cruz" que arrastr¨® todos estos a?os injustamente.
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