Cambiar poder por tiempo
El presidente venezolano, Nicol¨¢s Maduro, consigui¨® el domingo un respiro internacional
Nicol¨¢s Maduro no est¨¢ en condiciones de obtener grandes victorias. Por eso, con lo que consigui¨® el domingo, tiene para festejar. En la reuni¨®n con la Mesa de Unidad Democr¨¢tica (MUD), logr¨® que sus rivales le reconociesen como interlocutor, sentado en el centro de la escena con las banderas de Venezuela, del Papado y de Unasur a sus espaldas. Todo un logro para quien acababa de ser acusado de violar la Constituci¨®n.
No fue el ¨²nico. Maduro consigui¨® tambi¨¦n que sus adversarios se dividiesen. La fractura opositora es la viga maestra del chavismo. Leopoldo L¨®pez orden¨® desde su cautiverio que Voluntad Popular, su partido, no convalide este acercamiento. Promete incorporarse cuando vea alg¨²n avance en la liberaci¨®n de los presos pol¨ªticos. El chavismo se niega a mencionarlos. Los documentos hablan de ¡°personas privadas de su libertad¡±. Si este objetivo no se alcanza, el costo ser¨¢ elevad¨ªsimo. El di¨¢logo no ser¨¢ una soluci¨®n para los venezolanos sino un salvavidas para el r¨¦gimen. El Vaticano tom¨® para s¨ª este cap¨ªtulo de las tratativas. El m¨¢s riesgoso.
La tercera conquista de Maduro est¨¢ por verse. ?l pretende que la MUD suspenda la marcha programada para pasado ma?ana hacia el palacio presidencial de Miraflores. En el Museo Alejandro Otero se habl¨® de reducir la agresividad entre el gobierno y la oposici¨®n. Eso incluye desistir de la protesta. Es la pretensi¨®n m¨¢s ambiciosa: la movilizaci¨®n es el ¨²nico medio con que cuentan los opositores para condicionar al oficialismo. Sin la fuerza de la calle, ellos no ser¨ªan invitados a dialogar.
?Cu¨¢l es el avance opositor? A cambio de ganar tiempo, Maduro debe aceptar reglas. Limitar su poder. Cede en lo m¨¢s importante para ¨¦l: aceptar un cronograma electoral que se discutir¨¢ en una mesa coordinada por Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero. La agenda no menciona el plebiscito revocatorio. Pero habla de ¡°los procesos previstos en la Constituci¨®n¡±. Es lo que los chavistas est¨¢n menos dispuestos a entregar. La posibilidad de retirarse. No s¨®lo por una concepci¨®n autoritaria. Tambi¨¦n porque la corrupci¨®n les ha vuelto demasiado vulnerables. Maduro acept¨® que su desaguisado econ¨®mico sea tratado en los acuerdos. Es un reconocimiento inesperado: las penurias ya no ser¨ªan resultado de una conspiraci¨®n universal. El presidente intent¨® aliviar la crisis humanitaria normalizando la frontera con Colombia. Ahora ingresan alimentos, pero a un precio inaccesible. Hay temor a los saqueos. Desde que gobierna Maduro el salario m¨ªnimo disminuy¨®, en t¨¦rminos reales, casi un 70%.
El emir venezolano busca ox¨ªgeno tambi¨¦n ante su frente interno, que mostr¨® fragilidades. La prohibici¨®n del revocatorio se bas¨® en disposiciones de cinco juzgados regionales. El Tribunal Supremo, que es oficialista, evit¨® pronunciarse. Esa suspensi¨®n beneficia a los chavistas que se oponen a Maduro. Si la consulta se realizara este a?o y retirara el poder del presidente, obligar¨ªa a celebrar nuevas elecciones. En 2017, en cambio, promover¨ªa al vice.
Maduro consigui¨® un m¨ªnimo respiro internacional. Se lo concedi¨® el papa Francisco, que lo recibi¨® en Roma, casi de noche, aprovechando que estaba de gira por Europa. No hubo fotos. El gesto de Bergoglio compensa un poco el p¨¦simo contexto regional. Tres aliados relevantes del chavismo est¨¢n en dificultades. El PT y el kirchnerismo perdieron el poder en Brasil y la Argentina. Y el triunfo del no en Colombia fortaleci¨® a ?lvaro Uribe, el peor enemigo de los bolivarianos. En los documentos de las conversaciones se auspician soluciones en el marco de la soberan¨ªa nacional. Una alusi¨®n elegante a posibles intervenciones multilaterales. De la ONU o de la OEA.
El Papa tiene una gran credibilidad. A pesar de su simpat¨ªa por los l¨ªderes de la izquierda populista: Evo Morales, Cristina Kirchner, Dilma Rousseff y Jos¨¦ Mujica, quien le visitar¨¢ esta semana para asistir a una reuni¨®n de movimientos sociales. Sin embargo, Bergoglio est¨¢ expuesto a la influencia de cr¨ªticos ac¨¦rrimos del chavismo. El nuevo superior de los jesuitas, el flamante ¡°Papa negro¡±, Arturo Sosa, es venezolano. Cientista pol¨ªtico, describe al gobierno de Maduro como ¡°un sistema de dominaci¨®n sin legitimidad¡±. Sosa fue disc¨ªpulo de Luis Ugalde, c¨¦lebre integrante de la Compa?¨ªa de Jes¨²s enemistado con Hugo Ch¨¢vez. Ugalde fue el puente entre Ch¨¢vez y uno de sus mayores adversarios: el obispo Baltasar Porras. Hace dos semanas Francisco elev¨® a Porras al cardenalato. Si hace falta otro prelado que alerte al Papa sobre las aberraciones del sistema de Maduro, est¨¢ Pietro Parolin, quien antes de comandar la Secretar¨ªa de Estado de la Santa Sede, fue nuncio en Caracas.
Para la diplomacia vaticana el ensayo caribe?o es inusual. Su enviado, el obispo Claudio Mar¨ªa Celli, negoci¨® los acuerdos entre la Santa Sede e Israel. Y es el interlocutor con los chinos y los vietnamitas, objetivo estrat¨¦gico del Papa. Pero lo de Venezuela no es un di¨¢logo entre estados sino entre dos facciones pol¨ªticas. Otra l¨®gica. Otros riesgos.
El Vaticano interviene all¨ª como socio de una alianza internacional. La operaci¨®n cuenta con el benepl¨¢cito de Barack Obama. El interlocutor del Departamento de Estado, Tom Shannon, fue quien solicit¨® a Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero que inicie la mediaci¨®n a la que ahora acudi¨® el Papa. Shannon llegar¨¢ ma?ana a Venezuela para intervenir, en un segundo plano, en las conversaciones. En el mismo juego est¨¢n los Castros, padrinos de Maduro y aliados de Bergoglio. Y Juan Manuel Santos, que fue uno de los promotores del reencuentro entre Estados Unidos y Cuba, para facilitar el acuerdo con las FARC.
La curia romana, sobre todo por influencia de Pietro Parolin, quien antes de comandar la Secretar¨ªa de Estado de la Santa Sede, fue nuncio en Caracas, hab¨ªa sido muy cautelosa frente al chavismo. Sobre todo despu¨¦s de abril de 2014. En aquel momento tambi¨¦n hubo un di¨¢logo, garantizado por el nuncio Aldo Giordano, por Colombia, Ecuador y Brasil. Maduro interrumpi¨® las conversaciones apenas super¨® la crisis que desat¨® la represi¨®n a las protestas de febrero de aquel a?o. El partido de Leopoldo L¨®pez y Corina Machado se negaron a concurrir. Igual que ahora.
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