Tejemaneje
El sentimiento ante los vaivenes de la MUD respecto del ¡°di¨¢logo¡± con el Gobierno es ira mezclada con indignaci¨®n
De todas las palabras castellanas me gusta mucho esta de la que el Diccionario de la Real Academia ofrece dos acepciones. Una de ellas es: ¡°enredo poco claro para obtener algo¡±. As¨ª veo, y me parece que millones de dem¨®cratas venezolanos ven tambi¨¦n, las evoluciones de la Mesa de Unidad Democr¨¢tica durante los ¨²ltimos d¨ªas. Ser¨ªa muy desalmado llamarlas ¡°trapisondas¡± porque eso dar¨ªa la idea de malas artes en la trastienda cuando todav¨ªa abunda gente proba y valerosa en la MUD como para ponerse uno a decir: ¡°?Lo ven?: ?son los mismos pol¨ªticos marrulleros de siempre!¡±.
Con eso no har¨ªa yo m¨¢s que llevar agua al molino de quienes, desde la oposici¨®n, fulminan cualquier cr¨ªtica a la MUD como expresi¨®n de ignorante ¡°antipol¨ªtica¡±. Sin embargo, el hecho es que en la masa opositora ha cundido algo m¨¢s grave que el mero desconcierto: el sentimiento general ante los vaivenes de la MUD respecto del llamado ¡°di¨¢logo¡± con el Gobierno es lo que en Venezuela llamamos, sin rodeos, estupefacta ¡°arrechera¡±.
¡°Arrechera¡±, entre nosotos, es ira pura y dura, mezclada en muchos casos con indignaci¨®n moral. En el ¨¢nimo opositor se disip¨® de la noche a la ma?ana la entusiasta aprobaci¨®n que, por dar solo un ejemplo, generaron las duras palabras de Henrique Capriles durante la rueda de prensa convocada ante el atropello del Gobierno al suspender el refer¨¦ndum revocatorio. Capriles dijo entonces las palabras justas: ¡°Maduro ha dado un golpe de Estado¡±; ha violado continuadamente la sacrosanta Constituci¨®n bolivariana, legado del pajarito astral que le habla y lo gu¨ªa en la vida.
En consecuencia, Capriles instruy¨® a la mayor¨ªa opositora sobre los pasos a seguir: Maduro hab¨ªa transpuesto la raya y agotado la paciencia y contenci¨®n de los dem¨®cratas partidarios de una transici¨®n pac¨ªfica, constitucional y electoral. Se marchar¨ªa, pues. Se tomar¨ªan de nuevo las calles de Venezuela hasta forzar al Ungido a dejarse de amenazas y desplantes y carcelazos y desapariciones forzosas y perdigones que solo han provocado muertes y heridas, hasta entrar por el aro que le corresponde: contarse en un refer¨¦ndum revocatorio antes de fin de a?o.
Capriles no descart¨® una marcha sobre Miraflores y, a pesar de su singular sintaxis que le impide conjugar verbos correctamente en modo subjuntivo, nos hizo sentir inequ¨ªvocamente que est¨¢bamos a un paso de nuestra particular y definitoria Timisoara, de una ¡°sentada¡± de magnitudes ucranianas, pues ¡°ser pac¨ªfico no significa ser pendejo¡± y ya estaba bueno de vainas. A?adi¨® una sibilina admonici¨®n al estamento militar (de alguna manera hay que mentar a los narcogenerales): que cada miembro del Alto Mando tomara nota de que se debe a la Constituci¨®n y no a la parcialidad en el poder.
Tengo para m¨ª que eso de marchar sobre Miraflores sin tener muy claro para qu¨¦ no fue m¨¢s que una fantas¨ªa compensatoria proferida en un momento de santa ofuscaci¨®n por alguien que ha sido acusado de timorato y blandengue, pero al menos mostraba la disposici¨®n de la MUD a subir la apuesta para ver si es verdad que Maduro ¡°como ronca, duerme¡±.
Pero no: la MUD acudi¨® a ¡°dialogar¡± con el cerebro del golpe de Estado, con el carcelero de Leopoldo L¨®pez, y en premio, el Gobierno liber¨®cinco presos pol¨ªticos ni m¨¢s ni menos que como se deja ir a unos rehenes: como concesi¨®n graciosa, quiz¨¢ a solicitud de personeros extranjeros. Esa misma noche encarcelaron arbitrariamente a otros seis venezolanos. Tal como lo han hecho siempre los hermanos Castro.
Se dialoga entre adversarios; eso ya me lo han explicado. Pero igual no se me pasa la arrechera.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.