Distintas prioridades en el avispero autoritario de Oriente Pr¨®ximo
El nuevo inquilino de la Casa Blanca tendr¨¢ que afrontar guerras, inestabilidad y el fin del ISIS
Oriente Pr¨®ximo, en sentido amplio, es sin duda la parte del mundo con m¨¢s conflictos abiertos y que previsiblemente dar¨¢ m¨¢s dolores de cabeza al nuevo inquilino de la Casa Blanca. Adem¨¢s de las guerras siria y libia o la inestabilidad egipcia, las patatas calientes son obviamente acabar con el Estado Isl¨¢mico y estabilizar Irak, la guerra en Yemen y el futuro del acuerdo nuclear con Ir¨¢n. Sin embargo, tras la mayor parte de ellos subyacen asuntos esenciales:
1. ?Qu¨¦ equilibrio de poderes interesa a Estados Unidos en torno al golfo P¨¦rsico?
La rivalidad entre Ir¨¢n y Arabia Saud¨ª aunque no sea la causa inmediata o ¨²nica de los conflictos en la zona ha contribuido a agravarlos y obstaculizar su resoluci¨®n. La desvergonzada utilizaci¨®n del islam como instrumento pol¨ªtico y la explotaci¨®n de las diferencias confesionales para avanzar intereses t¨¢cticos han emponzo?ado las relaciones regionales, e incluso dentro de las sociedades de cada pa¨ªs convirtiendo la menor discrepancia en un agravio hist¨®rico e incluso existencial.
Ante esa polarizaci¨®n, Washington no tiene m¨¢s salida que fomentar un m¨ªnimo entendimiento, pero su capacidad de actuar de ¨¢rbitro se encuentra muy mermada por la desconfianza que genera a ambos lados del Golfo, y tanto entre los dirigentes como entre las poblaciones. As¨ª que su diplomacia tendr¨¢ que idear medidas de confianza que le permitan recuperar no ya el liderazgo sino el respeto de todos los implicados.
Algunos analistas apuntan al acuerdo nuclear como modelo de negociaci¨®n de futuros pactos (en especial con Ir¨¢n, pero tambi¨¦n para diferentes asuntos que ahora parecen irresolubles). Otros destacan la superioridad de su industria armament¨ªstica (de la que dependen las petromonarqu¨ªas) como una palanca de influencia.
2. ?Puede lograrse una relaci¨®n de mejor vecindad mientras los pa¨ªses implicados carezcan de sistemas representativos que los legitimen?
La democratizaci¨®n por las bombas que se intent¨® en Irak ha sido un fracaso. El t¨ªmido apoyo a las primaveras ¨¢rabes, tambi¨¦n. Cuando EE UU interviene, se le critica por inmiscuirse. Cuando no lo hace, por permitir una matanza. Washington siempre ha declarado que apoya los sistemas democr¨¢ticos, pero no ha tenido empacho en entenderse con tiranos que sirvan a sus intereses. La duplicidad ha quedado expuesta (y simplificada sin matices) por la explosi¨®n de las redes sociales que, en esta parte del mundo donde no existe libertad de expresi¨®n, se han convertido en una plaza p¨²blica para aventar injusticias y frustraciones (incluso con el riesgo de las draconianas leyes promulgadas para controlar su contenido).
Mientras se mantenga la naturaleza autoritaria de los reg¨ªmenes de la zona, todos seguir¨¢n interpretando los problemas regionales en clave local. Para el nuevo presidente de EE UU y su equipo ser¨¢ un dif¨ªcil reto romper ese c¨ªrculo vicioso sin provocar el estallido de un nuevo conflicto. Apostar por la estabilidad como ¨²nica carta, solo retrasa el momento de la verdad.
3. ?C¨®mo se enfrentan los dos candidatos al mayor conflicto regional, la interminable guerra en Siria?
El republicano Donald Trump se ha declarado ferviente partidario del rearme de EE UU, pero parece reacio a emprender intervenciones militares. La dem¨®crata Hillary Clinton, aparentemente m¨¢s dispuesta a actuar, defiende la creaci¨®n de una zona de exclusi¨®n a¨¦rea y de ¨¢reas seguras para los civiles, aunque sin enviar fuerzas terrestres. Para ello se muestra partidaria de ejercer mayor presi¨®n sobre Rusia, e incluso de investigar los cr¨ªmenes de guerra cometidos en los bombardeos sobre Alepo. Trump, sin embargo, no oculta sus simpat¨ªas por la mano dura con el yihadismo del r¨¦gimen del presidente Bachar el Asad. ¡°No me gusta, pero est¨¢ matando milicianos del ISIS", ha reconocido. "Rusia e Ir¨¢n tambi¨¦n est¨¢n luchando contra el Estado Isl¨¢mico¡±
Ambos contendientes discrepan tambi¨¦n en su visi¨®n sobre el hombre fuerte de Egipto, Abdelfat¨¢ el Sisi, al frente de un pa¨ªs al que EE UU aporta cada a?o 1.300 millones de d¨®lares en ayuda militar. Trump alaba al exmariscal por haber derrocado a los Hermanos Musulmanes. Clinton expresa su preocupaci¨®n por el acoso a las organizaciones que defienden los derechos humanos en Egipto.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.