Donald Trump canta solo, a capela
Los m¨ªtines del empresario son el reflejo de su campa?a: solitaria, personal, rebosante de idolatr¨ªa
Hunter Tirpak corretea perseguido por su madre por el foso del Centro Giant con un refresco gigante en la mano mientras le llueven las fotograf¨ªas. Pasar¨¢ a la posteridad de estas elecciones bautizado por la prensa como ¡°mini-Trump¡±, el ni?o de apenas dos a?os que se viste como Donald Trump: traje negro, camisa blanca, corbata roja y un infantil cabello rubio que apunta maneras. Se ha dejado ver en varios m¨ªtines a los que Jessie le lleva con orgullo. Ella le deja jugar dentro del per¨ªmetro de seguridad, que en la disciplina de los Tirpak no es el que marca el servicio secreto, sino aquel que queda dentro del alcance de los ojos de ella.
El problema de vigilar al peque?o Trump son las sorpresas; parece que se queda quieto mientras la madre responde preguntas a este peri¨®dico, y de repente dribla y se lanza en una nueva escapada. ?C¨®mo no preguntar si al Trump mayor, el candidato republicano, la eclosi¨®n del partido conservador hecha carne, le ocurre lo mismo? ¡°?l no es un pol¨ªtico¡±, explica, un argumento repetido hasta la extenuaci¨®n por los seguidores del empresario. ?Es malo ser pol¨ªtico? ¡°Tenemos a malos pol¨ªticos en el Gobierno, adem¨¢s, los pol¨ªticos pierden el contacto con la realidad¡±, sostiene.
Las palabras de Jessie revelan una de las paradojas m¨¢s interesantes de la campa?a, que un magnate inmobiliario, hijo de millonario, que vive en la Quinta Avenida de Nueva York, d¨¦ la sensaci¨®n de tener m¨¢s los pies en el suelo que cualquier otro pol¨ªtico de clase media. Ella, dice, siempre vota a quien cree "que va a cuidar mejor¡± a su familia ¡°y es Donald Trump¡±. No hay tiempo de plantearle por c¨®mo se le ocurri¨® eso de disfrazar al cr¨ªo del candidato ¡ªla imagen del empresario abrazando al ni?o ha recorrido medio mundo¡ª. Hunter vuelve a correr.
Es viernes por la noche y faltan unos minutos para que comience un mitin del republicano, ya en la cuenta atr¨¢s de la campa?a. El lugar es Hershey, la peque?a ciudad de Pensilvania donde tiene su sede el principal productor de chocolate de Estados Unidos. No hay m¨²sicos ni estrellas del Partido Republicano actuando de teloneros. Trump va solo, ning¨²n expresidente le apoya, ning¨²n referente del partido ha hecho campa?a con ¨¦l, a diferencia de lo que ocurre con Hillary Clinton. Pero le han seguido los republicanos en masa. ¡°Y yo no tengo que traer a Jay Z [el rapero que el viernes cant¨® por la candidata dem¨®crata] ni a J-Lo [Jennifer Lopez] para llenar¡±, sac¨® pecho. ¡°Estoy solo yo, ni guitarra, ni piano ni nada¡±.
Trump toca solo, sin orquesta, canta a capela, y su p¨²blico le sigue con adoraci¨®n, casi idolatr¨ªa. ¡°Es diferente a cualquier otro candidato que hayamos visto nunca, es un hombre de negocios de ¨¦xito y quiere ayuda, va a llevar el ¨¦xito a este pa¨ªs¡±, dice un joven de 25 a?os que lleva una gorra blanca con la palabra ¡°magnate¡± en may¨²sculas.
El ¨¦xito que se contagia
Lauren Collins escribi¨® hace unos meses en The New Yorker que ¡°si la promesa de Obama es que ¨¦l era t¨², la promesa de Trump es que t¨² eres ¨¦l¡±. Hay quien interpreta su ¨¦xito en los negocios, su fortuna, como una se?al de que devolver¨¢ a Estados Unidos una riqueza que ven perdida, unos puestos de trabajo bien pagados que desaparecieron por la globalizaci¨®n. ¡°Yo trabajo en Manhattan, he visto sus negocios crecer, he visto lo que hace, y s¨¦ que lo conseguir¨¢, sabr¨¢ poner los intereses de Am¨¦rica por delante¡±, apunta Kyle, un bombero de 33 a?os procedente de Nueva York.
El trumpismo ha identificado muy bien el malestar, ha simplificado los motivos ¡ªlos inmigrantes ilegales, los tratados de libre comercio¡ª y no se ha extendido en las soluciones: ¡°Renegociaremos el NAFTA [el tratado comercial con M¨¦xico y Canada] para que sea bueno y, si no, lo romperemos¡±; ¡°lo primero que voy a hacer es poner en marcha un plan para acabar con la corrupci¨®n¡±; ¡°Clinton quiere un pa¨ªs sin fronteras¡"
El grueso del discurso siempre es el mismo, con ligeras variaciones territoriales: ataques a la reforma sanitaria de Obama, a la pol¨ªtica de inmigraci¨®n o el terrorismo isl¨¢mico del ISIS. El p¨²blico tambi¨¦n es fiel al papel, habr¨¢ un momento en el que pidan prisi¨®n para Clinton: ¡°A la c¨¢rcel, a la c¨¢rcel¡¡±. En otro, abuchear¨¢n a la prensa. ¡°Son la gente m¨¢s deshonesta del mundo¡±, dice su candidato.
La brecha se ha estrechado entre ambos, pero Trump sigue por detr¨¢s de Clinton en las encuestas. Nadie en Hershey se imaginaba, sin embargo, un escenario distinto del de la victoria. Otro de los cl¨¢sicos de la campa?a de Trump es la m¨²sica, en los m¨ªtines siempre suena Turandot, la arrebatadora aria Nessum dorma, con ese poderoso ¡°Vincer¨°, vincer¨°, vincer¨°¡¡±
¡°En M¨¦xico saben que van a pagar ese muro¡±
La principal base de votantes de Trump, esos que le pueden llevar a la victoria, son los hombres blancos de clase trabajadora sin formaci¨®n superior, pero en el pabell¨®n de Hershey hay que huir de la caricatura. Uno puede ver ¡°Mujeres por Trump¡±, ¡°Hispanos por Trump¡±, ¡°Veteranos por Trump¡±, hasta ¡°Hind¨²es por Trump¡±.
Fredie, de 30 a?os, era uno de los latinoamericanos que apoyan al republicano, quien se estren¨® en la carrera electoral, cuando anunci¨® su candidatura en junio de 2015, atacando a los mexicanos y prometiendo un muro entre ambos pa¨ªses. ¡°Tanto mi familia como yo vinimos aqu¨ª de forma legal, trabajando mucho y luchando mucho, tambi¨¦n estamos en contra de la inmigraci¨®n ilegal¡±, dijo.
¡°Vamos a construir ese muro y lo va a pagar M¨¦xico, all¨ª lo saben, creedme, estuve con el presidente. Un gran tipo, saben que lo van a pagar¡±, asegur¨® el empresario.
Es el mismo mensaje que este s¨¢bado llev¨® a Carolina del Norte, Nevada, Colorado, all¨¢ donde quema los ¨²ltimos cartuchos antes del 8 de noviembre.
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