Si Hillary fuera Obama...
Votantes dem¨®cratas a?oran la campa?a de Barack Obama en 2008
A quien de verdad le gustar¨ªa volver a votar a Lucinda Davila es a Barack Obama y acaba de ser informada de por qu¨¦ el primer presidente negro de Estados Unidos no puede optar a un tercer mandato. ¡°?Ah, porque lo establece la Constituci¨®n...!¡±. Davila pensaba que la limitaci¨®n de dos mandatos se trataba m¨¢s de un manejo intrapartidista para que todo el mundo tuviera una oportunidad que de una enmienda constitucional. Con cierta verg¨¹enza, y mirando a un lado y a otro por lo que tiene de traici¨®n, Lucinda Davila confiesa finalmente con voz baja: ¡°Me gustar¨ªa que Hillary fuera Obama¡±.
Pero a falta de Obama, Davila tiene la oportunidad de votar por Hillary Clinton. Para acabar de convencerse del todo de que Hillary es LA candidata, esta madre de tres hijos ha conducido hora y media hasta Pembroke Pines (norte de Miami) y aguanta bajo una torrencial lluvia. Lluvia que provoc¨® que la candidata dem¨®crata redujera su intervenci¨®n al aire libre a siete minutos.
Como Davila, 34 a?os, nicarag¨¹ense que vive de forma legal en Estados Unidos aunque no siempre ese fuera el caso, parte del electorado dem¨®crata recela de la antigua primera dama de Arkansas, que luego lo fue de la naci¨®n para posteriormente reconvertirse en senadora y luego en secretaria de Estado tras perder frente a Obama en su primer intento de alcanzar la Casa Blanca en 2008.
Sobre las razones de ese recelo hacia la que podr¨ªa convertirse el pr¨®ximo martes en la primera mujer presidenta de Estados Unidos se seguir¨¢n vertiendo r¨ªos de tinta en el futuro y muy probablemente nunca se llegue a una conclusi¨®n convincente. De lo que no ha habido duda desde el principio es de que la antigua secretaria de Estado necesita movilizar a la coalici¨®n que apoy¨® a Obama en las elecciones de 2008 y 2012, una amalgama de voto joven y urbano junto al de las minor¨ªas negra y latina.
Ese, el gran problema, ha quedado m¨¢s expuesto que nunca en los ¨²ltimos d¨ªas con las visitas rel¨¢mpago de Clinton a ciudades donde se concentra ese voto, ya fuera Cleveland, Pittsburgh o Miami, entre otras.
Clinton lo intenta, hace su papel de candidata que quiere acercarse a las masas y sin duda se ha dejado la piel en el m¨¢s de a?o y medio que lleva en la carretera, con unas primarias de por medio frente a Bernie Sanders que no siempre se dieron por ganadas. Pero en sus m¨ªtines y actos no se siente la pasi¨®n ni la convicci¨®n que se viv¨ªa y respiraba en 2008 durante la campa?a de Obama.
Insulto personal
C¨®mo logra Clinton hacerse finalmente con los votos de Obama sin ser Obama es la pregunta del mill¨®n. Y la respuesta ganadora tambi¨¦n podr¨ªa tenerla Obama. Obama ha declarado, en alguna ocasi¨®n con tono enfadado, que considerar¨ªa ¡°un insulto personal¡±, un insulto a su legado si los dem¨®cratas, especialmente los negros, le dan la espalda a Clinton. ¡°Mi nombre no est¨¢ en las papeletas, pero nuestro progreso como pa¨ªs s¨ª¡±, ha declarado el presidente. ¡°Puede que no os guste [Clinton], pero os gusto yo¡±, ha manifestado.
El otro gran motivador que los dem¨®cratas han tenido -y tienen- en esta fren¨¦tica y at¨ªpica elecci¨®n ha sido el hombre cuyo nombre muchos -sobre todo latinos- ni siquiera pronuncian: Donald Trump. El ¨²ltimo titular despectivo hacia este grupo de poblaci¨®n lo dio este pasado fin de semana el presidente del Partido Republicano de Nevada, al referirse despectivamente a los hispanos como ¡°cierto grupo¡±.
¡°El resumen de esta elecci¨®n quiz¨¢ sea la movilizaci¨®n del voto hispano¡±, declar¨® Lindsey Graham, senador republicano de Carolina del Sur y contrario a Trump. ¡°Trump se llevar¨¢ la medalla de que los latinos acudan a las urnas¡±, dijo. ¡°Sin duda ha hecho m¨¢s para que voten de lo que haya hecho nunca ning¨²n dem¨®crata¡±.
A Lucinda Davila le han dicho que el Estado de Florida es determinante en esta elecci¨®n. Le han dicho que para Trump es el ¨²nico camino a la victoria, que si no gana en el lugar que ¨¦l considera su segundo hogar est¨¢ acabado. Tambi¨¦n le han dicho que es el Estado que podr¨ªa dar las llaves de la Casa Blanca a Hillary Clinton. Entonces Davila recupera parte de la ilusi¨®n perdida. Aunque sigue pensando que ojal¨¢ Hillary fuera Obama.
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