De la telerrealidad a la Casa Blanca
La relaci¨®n simbi¨®tica que ha mantenido el candidato republicano con las cadenas televisivas y los peri¨®dicos ha sido un peligroso experimento comercial en la edad de la pol¨ªtica como espect¨¢culo
La pr¨¢ctica totalidad de los grandes peri¨®dicos estadounidenses ¡ª52 de 53¡ª recomend¨® a sus lectores abstenerse de votar a Donald Trump, igual que hicieron las principales cadenas, tratando de remediar in extremis los peligros del monstruo que ellas mismas hab¨ªan parido, acunado y vigorizado.
Trump proporcionaba audiencia. Interesaba a los americanos. Protagonizaba un experimento sociol¨®gico y comercial en la edad vol¨¢til de la pol¨ªtica espect¨¢culo, pero las grandes televisiones subestimaron la posibilidad de que la criatura decidiera instrumentalizarlas, emanciparse de ellas. Ya lo hab¨ªa hecho el monstruo de Frankenstein. Escap¨® del laboratorio para despojarse de su creador. La diferencia es que Trump no ha sido ajusticiado por la masa en una persecuci¨®n de antorchas, sino llevado en volandas al despacho oval de la Casa Blanca, significando, de fondo y de forma, la inocuidad o la irrelevancia de las consignas editoriales.
No se explica Trump sin el empuj¨®n que le otorgaron los medios de comunicaci¨®n, aunque el escarmiento de estas elecciones sobrentiende que fueron incapaces de valorarlo, de medirlo. O que ya era tarde, muy tarde, cuando empezaron a proliferar las advertencias apocal¨ªpticas. Ni caso.
Ha sobrevivido Trump a todas ellas en la inercia gratificante de la carrera de obst¨¢culos. Igual que desfigur¨® sin despeinarse a todos los sparrings republicanos ¡ªRubio, Cruz, Bush¡ª, convirti¨® la coreograf¨ªa adversa de las televisiones en la oportunidad de colocar su p¨²lpito y su mensaje. Hasta el extremo de que la CNN, la CBS o la NBC han incurrido en la paradoja de ¡°financiarle¡± la campa?a electoral con la ambig¨¹edad de la ¡°publicidad gratuita¡±. As¨ª define o acota el instituto de Portland MediaQuant los 1.900 millones de euros que le hubiera costado a Trump ocupar tantos minutos en horarios de m¨¢xima audiencia. Es un dato obsoleto porque alude al balance de la pasada primavera, pero tambi¨¦n elocuente por su valor conceptual, y demostrativo de la reciprocidad mefistof¨¦lica que ha mediado entre Trump y las cadenas. Se han abastecido de ¨¦l aunque fuera con el prop¨®sito de desprestigiarlo, e ignorando o subordinando la clarividencia con que el entertainer de la pol¨ªtica hab¨ªa proclamado que la ¡°audiencia es el poder¡±.
No se explica Trump sin el empuj¨®n que le otorgaron los medios de comunicaci¨®n, aunque fueron incapaces de valorarlo, de medirlo
Tanto vale la consigna para localizar el cinismo de las plataformas televisivas. Conced¨ªan promoci¨®n a Trump y le permit¨ªan ejercitar su oficio de telepredicador carism¨¢tico, pero no les costaba un d¨®lar el show ni parec¨ªa concernirles la fascinaci¨®n popular que suscitaba el magnate en sus homil¨ªas de onanismo.
¡°?Qui¨¦n dijo que este circo llegar¨ªa a nuestra ciudad? Puede que Trump no sea bueno para Am¨¦rica, pero es inevitablemente bueno para la televisi¨®n¡±. La cita es de Leslie Moonves, presidente de la CBS. La recoge Francisco Reyero en su preclaro ensayo del magnate (El le¨®n del circo, ediciones El paseo) porque ilustra la frivolidad que ha rodeado el nacimiento, auge y coronaci¨®n del nuevo presidente de los Estados Unidos.
El candidato se ha ocupado de airear y caricaturizar a los opositores en sus m¨ªtines intuyendo la p¨¦rdida de influencia de la prensa
Barack Obama, resignado al papel de predecesor en el cargo?, ya hab¨ªa intentado suscitar la alerta: ¡°Las cadenas de televisi¨®n tienen que ser m¨¢s exigentes para no pervertir nuestra democracia y nuestra sociedad. Las cadenas tienen que informar de todo lo que hace y dice Donald Trump, que cuestionen, que investiguen, que sean m¨¢s exigentes¡±.
Acostumbra a hacerse un paralelismo absoluto entre Silvio Berlusconi y Donald Trump, no s¨®lo justificado en la naturaleza polifac¨¦tica del magnate, del macho y del narcisista mesi¨¢nico, sino en la manera en que ambos ¡ªcada uno en su tiempo¡ª interpretaron el vac¨ªo de la pol¨ªtica. Estrellas de la televisi¨®n. Animadores de trasatl¨¢ntico. Tipos sinceros e incorrectos que dicen lo que piensan y que se recrean en su carisma iconoclasta.
La diferencia estriba en que Berlusconi ten¨ªa un imperio medi¨¢tico propio. No controlaba la opini¨®n p¨²blica. La hab¨ªa creado. Y hab¨ªa establecido incluso una identificaci¨®n org¨¢nica entre los votantes y los espectadores.
Trump, en cambio, ha debido sobreponerse a la oposici¨®n coral de los medios. Y ha convertido la hostilidad victimaria en una prueba del corporativismo del sistema, asumiendo por a?adidura que los editoriales de The New York Times o The Washington Post resultaban tan inofensivos como las reflexiones intelectuales amontonadas en las p¨¢ginas de la revista The New Yorker.
Peor a¨²n, cada ataque no hac¨ªa sino justificar la necesidad o la urgencia de un cambio de r¨¦gimen. El propio Trump se ocupaba de airear y caricaturizar a los medios opositores en sus m¨ªtines, sabiendo o intuyendo la p¨¦rdida de influencia de la prensa influyente, destronada en la tormenta de la comunicaci¨®n, subordinada al poder de las redes sociales, retratada en una posici¨®n marginal, desprovista de su antiguo predicamento.
Donald Trump, el le¨®n de circo emancipado, ha comprendido mejor que nadie la ¨¦poca en la que nos encontramos. Por el descr¨¦dito de la pol¨ªtica. Por la sugesti¨®n de la sociedad a sus miedos ancestrales. Por la supremac¨ªa de la comunicaci¨®n viral sobre la informaci¨®n escrupulosa. Y porque es un profesional del entretenimiento y del sensacionalismo a quien han servido de entrenamiento sus 10 temporadas como art¨ªfice de El aprendiz. Es el programa de la NBC que inaugur¨® en 2004 y que establec¨ªa una competici¨®n darwiniana entre los aspirantes a una carrera empresarial de ¨¦xito, naturalmente a los pies del s¨ªmbolo f¨¢lico de la Trump Tower y expuestos al juicio sumar¨ªsimo del gran patriarca: ¡°You are fired¡± (est¨¢s despedido), proclamaba el desp¨®tico y s¨¢dico magnate para liquidar a los perdedores. Costaba trabajo imaginar entonces que se hab¨ªa engendrado al presidente de Estados Unidos en una suerte de org¨ªa cat¨®dica. Y resultaba particularmente divertido que un episodio visionario de The Simpsons aludiera en 2000 a la profec¨ªa de Trump como inquilino de la Casa Blanca.
La broma ha degenerado en tragedia. Tan grande es la estupefacci¨®n que la cuenta de Twitter de Black Mirror ¡ªserie televisiva de culto en el contexto de las distop¨ªas¡ª tuvo que rodear de aclaraciones la victoria de Trump: ¡°Esto no es un episodio. Esto no es m¨¢rketing. Es la realidad¡±.
Los americanos han elegido a Trump presidente. Un ejercicio de responsabilidad democr¨¢tico, adulto, soberano. No cabe restringirlo a una terapia de hipnosis trumpista, pero s¨ª procede relacionarlo con la astucia populista de Trump en la era de la telerrealidad. Porque la audiencia es el poder. Y porque la audiencia tambi¨¦n se ha emancipado de los medios de comunicaci¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Donald Trump
- Opini¨®n
- Hillary Clinton
- Elecciones EE.UU. 2016
- Partido Republicano EE UU
- Elecciones EE.UU.
- Estados Unidos
- Elecciones presidenciales
- M¨¦xico
- Norteam¨¦rica
- Elecciones
- Partidos pol¨ªticos
- Series televisi¨®n
- Latinoam¨¦rica
- Programa televisi¨®n
- Am¨¦rica
- Televisi¨®n
- Cultura
- Programaci¨®n
- Eventos
- Pol¨ªtica
- Medios comunicaci¨®n
- Espa?a
- Comunicaci¨®n
- Sociedad
- Ideas