El tren sin destino
No creo que ning¨²n presidente de Estados Unidos haya sido potencialmente tan peligroso para el mundo como Trump
Esta semana se entregaron en Nueva York los National Book Awards, o premios nacionales de literatura de Estados Unidos. El escritor Colson Whitehead gan¨® en ficci¨®n por su novela The Underground Railroad (en espa?ol, ¡°El ferrocarril subterr¨¢neo¡±), descrita por el New York Times como ¡°una novela alucinatoria sobre los horrores de la esclavitud estadounidense y las permutaciones siniestras del racismo¡±.
Whitehead es afroamericano, igual que Ibram X. Kendi, ganador del premio de no ficci¨®n por su Stamped From the Beginning: The Definitive History of Racist Ideas in America (algo as¨ª como ¡°Sellado desde el principio: la historia definitiva de las ideas racistas en Estados Unidos¡±). Si el evento hubiera tenido lugar apenas 10 d¨ªas antes, la ceremonia hubiera celebrado el contraste entre el pasado opresivo y el presente de libertad. Siendo cuando fue, Kendi expres¨® en su discurso el giro imprevisto y siniestro de los tiempos ¡°cuando el primer presidente negro est¨¢ a punto de abandonar la Casa Blanca y el hombre que fue enf¨¢ticamente apoyado por el Ku Klux Klan est¨¢ a punto de entrar en ella¡±.
El ¡°ferrocarril subterr¨¢neo¡± existi¨® en el siglo XIX hasta la Guerra de Secesi¨®n, aunque sin ser ferrocarril ni subterr¨¢neo, sino el conjunto de rutas de escape hacia el Norte (sobre todo Canad¨¢) de la brutal opresi¨®n de la esclavitud en el Sur de EE UU. Los esclavistas, los padres del Ku Klux Klan, ejercitaron intensamente la ley y la violencia (juntas, por lo com¨²n) para taponarla.
No creo que ni Nixon ni ning¨²n otro presidente de EE UU haya sido potencialmente tan peligroso como Trump
El ferrocarril subterr¨¢neo de estos tiempos corre siempre al norte, pero empieza y termina m¨¢s al sur. ¡®La Bestia¡¯ ¡ªeste s¨ª un ferrocarril verdadero¡ª empieza, por ejemplo, el viaje en la frontera de M¨¦xico con Guatemala, llevando a los migrantes que huyen de la pobreza extrema y el despotismo aplastante y letal de la criminalidad organizada, hacia Reynosa, Tamaulipas, en la ribera sur del r¨ªo Grande.
Los horrores de esas jornadas, de las masas de migrantes ¡ªni?os sin acompa?antes muchos de ellos¡ª inermes frente a la depredaci¨®n en cadena de criminales, han sido contados con elocuencia, descubiertos a medias y olvidados a medias tambi¨¦n.
Pese a lo arduo, incierto y duro del camino que les aguarda por delante, cruzar del r¨ªo Grande representa, despu¨¦s de todo, para los migrantes el inicio de una esperanza no muy lejana de la que debieron sentir los esclavos fugitivos en 1850 ¨® 1860 cuando lograban cruzar la l¨ªnea Mason-Dixon.
Ahora, con el ¡°hombre¡ enf¨¢ticamente apoyado por el Ku Klux Klan¡± a punto de asumir la presidencia de EE UU, el ferrocarril subterr¨¢neo de este tiempo pierde su destino ante el Muro que Trump ha fanfarroneado que har¨¢ construir ¡ªo por lo menos pagar¡ª a Pe?a Nieto a lo largo de la frontera.
La migraci¨®n latina hacia EE UU es un problema muy grave tal como ocurre ahora. Si la era Trump resulta parecida a lo que este amenaz¨® durante su campa?a, sus efectos sobre Latinoam¨¦rica ser¨¢n brutales, especialmente en las naciones con criminalidad m¨¢s alta, gobernabilidad m¨¢s fr¨¢gil y corrupci¨®n m¨¢s extendida; es decir, gran parte del territorio latinoamericano. No solo por la migraci¨®n, por cierto, que en nuestras sociedades enfermas es una puerta de escape hoy y una posibilidad de alivio ¡ªv¨ªa remesas¡ª ma?ana. Pero el Muro, acompa?ado por la prepotencia y el desprecio, cerrar¨ªa bastante m¨¢s que el flujo de migrantes y probablemente permitir¨ªa, ah¨ª s¨ª, solo el intercambio de lo peor entre nosotros.
Luego del shock del martes 8, la inmensa mayor¨ªa de estadounidenses, empezando por Obama, acept¨® de inmediato y sin reservas el resultado de las elecciones. La esperanza impl¨ªcita en todos es que as¨ª como ellos acataron el sistema, Trump y sus extremistas lo acatar¨¢n tambi¨¦n y que la longeva y compleja democracia estadounidense moderar¨¢ a Trump. ?No pas¨® eso con Nixon, que sorprendi¨® con brillantes iniciativas (como la diplomacia del ping pong) que cambiaron la Historia aunque no su destino personal?
Ojal¨¢. Pero no creo que ni Nixon ni ning¨²n otro presidente de EE UU haya sido potencialmente tan peligroso para su pa¨ªs y el mundo como Trump. Espero que suceda lo mejor ¡ªque el demagogo se modere, que el poder impl¨ªcito de la democracia (con todas sus fallas) m¨¢s grande que ha existido, movilice la fuerza, la inteligencia y el ingenio de su pueblo para lograr un eficaz equilibrio de poderes hasta la pr¨®xima elecci¨®n¡ª; pero por ahora los tiranos festejan y en las noches sure?as brillan las antorchas del Ku Klux Klan.
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