El negocio de Fidel
Los vendedores de banderas de Miami han hecho su agosto con la muerte del l¨ªder cubano
¡°Como panes calientes, as¨ª se han ido¡± las banderas cubanas estos d¨ªas, dice sonriente una vendedora de ?ooo qu¨¦ barato!, un humilde centro comercial de Hialeah, uno de los barrios donde se concentra buena parte de la comunidad cubana de Miami. Tan bien iba la venta desde que se conoci¨® la muerte de Fidel Castro, en la noche del viernes, que se decidi¨® aumentar ¡°un poquitico¡± el precio del producto estrella de estos d¨ªas, reconoce. Aun as¨ª, han seguido volando desde el fin de semana.
Germ¨¢n Contreras asegura por el contrario que ¨¦l no ha subido sus precios. La bandera sencilla cuesta tres d¨®lares, la que se puede enganchar a la ventanilla de los coches, cinco. Casi la mitad que cuando el Mundial, subraya. Aunque admite que podr¨ªa haber subido los precios. Desde que, a primera hora del s¨¢bado apost¨® su camioneta junto al caf¨¦ Versailles de la Calle Ocho de la Peque?a Habana de Miami, epicentro de las celebraciones por la muerte de Fidel en este coraz¨®n de la comunidad m¨¢s anticastrista de Estados Unidos, no ha parado de vender los s¨ªmbolos cubano y estadounidense.
¡°Todo el mundo est¨¢ comprando banderas, m¨¢s que la comida, la bandera, que es lo que representa el problema¡±, asegura. Solo durante el Mundial vendi¨® m¨¢s banderas, pero eso fue ¡°porque fueron m¨¢s de 20 d¨ªas¡± de competencia. El gran negocio que est¨¢ haciendo ahora se lo toma ¡°como un anticipo de la navidad¡±, dice, sonriente, este colombiano asentado desde hace 40 a?os en Miami y que lleva 10 dedicado al patri¨®tico negocio.
En una ciudad con tanta inmigraci¨®n y tan politizada como Miami, Contreras dice que escucha atentamente las noticias. No hay protesta, concentraci¨®n o celebraci¨®n en la que no se presente con su camioneta cargada de las banderas del pa¨ªs correspondiente. ¡°Mi oficio es vender banderas. Yo estoy donde la gente necesita banderas¡±, resume. As¨ª lo hizo ¡°cuando hubo el problema con los venezolanos¡± durante las manifestaciones contra Nicol¨¢s Maduro o, ahora, nada m¨¢s saber que Fidel Castro, el archienemigo de tantos exiliados cubanos de Miami, hab¨ªa muerto.
Despu¨¦s del fin de semana, las celebraciones empezaron a decaer y con ellas el negocio. El lunes, Contreras decidi¨® empezar a recoger hacia las 8 de la noche. Seguir¨¢ por la Peque?a Habana hasta el mi¨¦rcoles, porque ese d¨ªa el exilio cubano se ha citado para realizar una ¨²ltima concentraci¨®n anticastrista. Pero sabe que lo mejor del negocio ya ha pasado. No le importa demasiado. Ha hecho buena caja y pronto habr¨¢ otro negocio. De todos modos, mucho m¨¢s no podr¨ªa aguantar porque se est¨¢ quedando sin material y no tiene por ahora c¨®mo reponerlo. ¡°Ya no quedan banderas. En Miami no se encuentran ya banderas¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.