Salander como ant¨ªdoto a la post verdad de Trump
La lucha por el poder en M¨¦xico de cara a la sucesi¨®n presidencial ser¨¢ despiadada
Un comando se introduce en la ceremonia de inauguraci¨®n de la Feria del Libro de Guadalajara y ejecuta a cerca de 150 personas, la mayor parte de ellas miembros del pres¨ªdium y de las dos primeras filas. Premios Nobel, gobernadores, secretarios de Estado, altos funcionarios de Estados Unidos (pa¨ªs invitado), periodistas y directivos de medios de comunicaci¨®n, artistas e intelectuales c¨¦lebres. El peor atentado desde la ca¨ªda de las Torres de Nueva York. Ese es el arranque de la novela Los Usurpadores, que estos d¨ªas presento en la propia FIL.
En toda novela negra que se precie los hechos que se relatan deben ser congruentes con la realidad
El relato descrito arriba, que algunos consideran inapropiado y escandaloso, ilustra perfectamente la compleja relaci¨®n que existe entre realidad y ficci¨®n, entre periodismo y literatura. Desde sus inicios la novela negra, el relato policiaco cl¨¢sico, ha recurrido a una especie de realidad amplificada para hacer m¨¢s n¨ªtidos los aspectos turbios y siniestros que anidan en las cloacas de la sociedad. Una especie de lupa que magnifica y un tempo acelerado que intensifica los incidentes tr¨¢gicos para desnudar a la sociedad. Pero ninguno de estos incidentes es potencialmente ¡°falso¡± en estricto sentido. En toda novela negra que se precie los hechos que se relatan deben ser congruentes con la realidad y formar parte del campo de posibilidades de la misma.
Lo que la novela negra cl¨¢sica hace para describir la pudrici¨®n de las alcantarillas a partir de microhistorias, el thriller pol¨ªtico lo hace para exhibir a las ¨¦lites encumbradas en el poder. La primera desde abajo, la segunda desde arriba. El thriller pol¨ªtico ofrece una amplificaci¨®n de las infamias que se entretejen en las zonas oscuras del ejercicio del poder; un recurso literario para potenciar la exposici¨®n de los vicios de la vida p¨²blica que las ¨¦lites han convertido en zona de exclusi¨®n.En ning¨²n sentido ser¨ªa deseable un atentado en la FIL, pero ciertamente para efectos del relato constituye un detonante poderoso para generar una crisis pol¨ªtica y poner al Estado mexicano al borde del colapso. Lo cual no es del todo irreal, simplemente un aumento de decibeles de la realidad. Por consiguiente, la figura presidencial se debilita a¨²n m¨¢s y los poderes f¨¢cticos aprovechan el vac¨ªo para intentar llevarse una tajada mayor del pastel. Un juego de tronos contempor¨¢neo.
El thriller pol¨ªtico ofrece una amplificaci¨®n de las infamias que se entretejen en las zonas oscuras del ejercicio del poder
Es decir, justamente lo que ha venido sucediendo en los ¨²ltimos a?os. Los gobernadores utilizan el erario de la regi¨®n para dar manotazos en la pol¨ªtica nacional (por razones que los morelenses no entender¨ªan la carretera entre Guadalajara y su aeropuerto, por ejemplo, est¨¢ tapizada de espectaculares con el rostro del gobernador Graco Ram¨ªrez de Morelos; y desde luego, eso es pecata minuta ante el hecho de que varios exgobernadores sean pr¨®fugos de la justicia en este momento); los partidos pol¨ªticos, vaciados de banderas ideol¨®gicas, son meros cascarones que las fracciones se disputan en batallas mezquinas; los grandes multimillonarios construyen sus propias bancadas dentro del poder legislativo; el crimen organizado asegura posiciones pol¨ªticas en las zonas salvajes que ya domina.
La lucha por el poder que se avecina en M¨¦xico de cara a la sucesi¨®n presidencial ser¨¢ despiadada y soterrada. Los audios y filtraciones que ya lastimaron a Josefina V¨¢zquez Mota y a Ricardo Anaya se originan en las cavernas oscuras del poder, empe?adas en limpiar el camino para esa batalla. Los actores pol¨ªticos no reconocen ¨¢rbitro en la contienda. El presidente o el Congreso no est¨¢n en condiciones de serlo, y las instituciones son ninguneadas una y otra vez por los verdaderos poderes f¨¢cticos.
La lucha por el poder que se avecina en M¨¦xico de cara a la sucesi¨®n presidencial ser¨¢ despiadada y soterrada
El problema es que pocas veces estamos en condiciones de captar de qui¨¦n es la mano que mueve la cuna. La posibilidad que ofrece la ficci¨®n para introducir un detonante capaz cimbrar las catacumbas constituye un recurso invaluable para iluminar por unos instantes los muchos demonios sueltos que de una u otra manera buscan usurpar el poder.
La viuda asesina puede ser una invenci¨®n en las novelas de Raymond Chandler y Dashiel Hammet, pero no as¨ª el polic¨ªa corrupto aliado con el g¨¢nster; Salander y sus tatuajes son ficticios pero no el fascismo que anida en la Suecia descrita por Stieg Larsson. El atentado en la FIL nunca deber¨¢ de existir pero en cambio s¨ª gozan de plena salud las infamias del poder que un detonante de esta magnitud permite describir. En tiempos en que la post verdad de Trump se convierte en realidad, la ficci¨®n sigue present¨¢ndose como un poderoso recurso para ayudar a entender qu¨¦ somos y d¨®nde estamos.
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