La capitulaci¨®n de Fran?ois Hollande
Nunca, desde 1958, se ha visto un presidente con tan poco apoyo por parte de la soberan¨ªa popular
Es demasiado temprano para hacer un balance objetivo de la presidencia de Fran?ois Hollande. De momento, ¨¦l lo hace a su modo: no se presentar¨¢ en las pr¨®ximas presidenciales, lo cual es una confesi¨®n ¨¢spera de su fracaso. Nunca, desde 1958, se ha visto un presidente con tan poco apoyo por parte de la soberan¨ªa popular, y no solo eso, sino que durante estos dos ¨²ltimos a?os, una suerte de desprecio se difundi¨® tanto en el pueblo como en las arcanas del poder hacia un hombre que ten¨ªa todo, absolutamente todo, para tener ¨¦xito.
Muy listo, dotado de un sentido del humor que le hubiera podido asegurar una gran carrera en el show business, sabiendo seducir sus colaboradores y sus enemigos cuando es necesario, buen t¨¦cnico de la econom¨ªa financiera y orador bastante agradable, Fran?ois Hollande consigui¨® el poder despu¨¦s del fracaso de Nicolas Sarkozy; es decir, de un hombre que hab¨ªa sido detestado por sus m¨¦todos de gobierno arrogantes, su incultura, sus modales a la Berlusconi, su inconsistencia a la hora de vestir el traje de la presidencia de la Rep¨²blica francesa, de la cual sabemos que es como una monarqu¨ªa inconfesable. Dicho de otro modo: los franceses buscaban alguien serio despu¨¦s de Sarkozy, cre¨ªble, capaz de insuflar orgullo y respeto a la funci¨®n presidencial. Fran?ois Hollande no era el candidato previsto, sino Dominique Strauss Kahn, quien se hundi¨® en sus haza?as er¨®ticas a los dos lados del Atl¨¢ntico.
Hollande se present¨® en las primarias, y gan¨® en 2012 porque frente a ¨¦l no hab¨ªa una gran competencia: Martine Aubry, la hija de Jacques Delors, dirig¨ªa el partido y la verdad es que no hizo mucho para ganar; Segol¨¨ne Royal quiso repetir su aventura de 2008 pero los militantes del partido consideraron que una vez bastaba. El resto eran j¨®venes sin gran experiencia, que se hab¨ªan presentado en las primarias para, como se dice en franc¨¦s, ¡°tomar fecha¡± m¨¢s que para ganar. Hollande venci¨® a Sarkozy, teniendo delante de ¨¦l un bulevar. ?Porque fracas¨®?
Se puede recalcar mil razones, pero lo cierto es que tan solo unos meses despu¨¦s de su llegada ocurri¨® un desfase abismal con la opini¨®n p¨²blica. El hombre fue elegido con un programa, pero desde el principio gobern¨® con un programa radicalmente contrario. Su primer primero ministro, Ayrault, era m¨¢s un secretario obediente que un pol¨ªtico con personalidad. Empez¨® entonces un c¨ªrculo infernal para Hollande: perd¨ªa sin esperanza todas las elecciones intermedias (municipales, regionales , cantonales; europeas, senatoriales). Su ¨²nica decisi¨®n verdaderamente coherente fue nombrar a Manuel Valls como primer ministro, es decir reconocer que ¨¦ste hab¨ªa tenido toda la raz¨®n contra ¨¦l cuando se celebraron las primarias. Valls se port¨® lealmente, aplic¨® la nueva pol¨ªtica del presidente, que era tambi¨¦n suya. El misterio del fracaso de Hollande puede precisamente estribar en este cambio: no ten¨ªa programa, no cre¨ªa en sus propias propuestas de campa?a, y nunca supo explicar al pueblo porque hab¨ªa cambiado de pol¨ªtica. El sentimiento dominante ahora es terrible: un gasto de tiempo doloroso para el pa¨ªs (?5 a?os!) y un alivio (?por fin se va!). La pol¨ªtica no perdona.
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