¡°Todos los disparos eran a matar¡±
Un sobreviviente y dos familiares de fallecidos recuerdan la masacre del 19 y 20 de diciembre durante los incidentes contra De la R¨²a en Argentina
Fue un a?o intenso. Todo el 2001 marc¨® a fuego a los argentinos. Y todo el mes de diciembre, el m¨¢s caliente. Pero hay una hora especial. Fue el 19 de diciembre, cerca de las 23 horas. El momento exacto en el que muchos que nunca antes hab¨ªan participado de una manifestaci¨®n decidieron salir a la calle. ¡°Los problemas hay que afrontarlos¡±, dijo en ese momento en cadena nacional el presidente Fernando De la R¨²a para justificar una decisi¨®n fatal: decretar el estado de sitio en un pa¨ªs que hab¨ªa vivido una terrible dictadura 20 a?os antes. El presidente dimiti¨® algunas horas despu¨¦s. La doble jornada de represi¨®n policial acab¨® con 38 personas muertas, entre ellas 7 ni?os entre trece y dieciocho a?os y 7 mujeres. Fueron condenados el entonces secretario de seguridad, el jefe de la polic¨ªa y otros 7 efectivos y 3 civiles. Ning¨²n responsable pol¨ªtico fue siquiera juzgado.
¡°Hab¨ªa gente muy inexperta en la protesta, se expon¨ªan mucho¡±. Mart¨ªn Galli.
Uno de los epicentros del terror fue la mism¨ªsima plaza de Mayo, el ¨¢gora argentino por excelencia. All¨ª se perpetr¨® una verdadera masacre en la que cayeron 5 personas y 4 salvaron su vida de milagro. Uno de ellos es Mart¨ªn Galli, un bibliotecario de 41 a?os que todav¨ªa conserva en su cabeza una esquirla de la escopeta que un polic¨ªa le dispar¨® a sangre fr¨ªa y que trajo consigo algunos ataques de epilepsia y un malestar en su pierna derecha. El argentinazo a ¨¦l se lo anticip¨® Umberto Eco: ¡°Justo estaba leyendo Baudolino, una novela que tiene una frase que describ¨ªa justo ese momento -¡®Nada se comparaba con sentir en el viento el dolor de la batalla¡¯-. Esos d¨ªas, trabajando en la calle, ya se ve¨ªan focos de agitaci¨®n, y eso me hac¨ªa sentir mejor, me daba alivio, sent¨ªa que corr¨ªa un viento nuevo. Mi vieja era docente y no cobraba casi nada y mi viejo trabajaba en una empresa tercerizada donde tambi¨¦n cobraba poco. Est¨¢bamos en San Justo, en nuestra casa, cuando dicen lo del estado de sitio; esa fue la mecha que encendi¨® en m¨ª muchas ganas de salir a la calle, pero viv¨ªa muy lejos y me quede con las ganas¡±.
¡°Hab¨ªa gente muy inexperta en la protesta, se expon¨ªan mucho¡±, dijo Galli, quien al otro d¨ªa s¨ª se sum¨® a las marchas. Cerca de las 19 horas se sent¨® a descansar junto a sus amigos en un cord¨®n de la avenida 9 de Julio. En ese instante, estacionaron tres veh¨ªculos sin identificaci¨®n, salieron un pu?ado de polic¨ªas y comenzaron a disparar con plomo, con sus brazos apoyados en los techos de los autos. Luis M¨¢rquez, un militante peronista, cay¨® fulminado por los disparos, a pocos metros tambi¨¦n cay¨® Mart¨ªn, y en un radio inferior a los 100 metros, fueron asesinadas y heridas otras cuatro personas. ¡°Todos los disparos eran a matar¡±, recuerda Galli, ¡°A m¨ª me ingres¨® del lado izquierdo del cr¨¢neo y se me incrust¨® en el lado derecho. Se supone que es un perdig¨®n de la bala que mat¨® a M¨¢rquez¡±. Su vida la salv¨® H¨¦ctor el Toba Garc¨ªa, un militante de izquierda que con sus pu?os lo trajo de vuelta al mundo tras dos paros card¨ªacos y con su dedo tap¨® el orificio de la bala del cual brotaba mucha sangre. Garc¨ªa falleci¨® de c¨¢ncer en 2014, tres d¨ªas despu¨¦s de que Galli cuente los hechos al Tribunal Oral Federal 6.
La sa?a de los polic¨ªas descrita por Mart¨ªn tambi¨¦n la reconoce Karina Lamagna, hermana de Diego, un deportista de 27 a?os que cay¨® muerto por un balazo en el pecho. ¡°Mi hermano hab¨ªa estado haciendo exhibiciones con rampas en C¨®rdoba y volvi¨® unos d¨ªas antes del 20 a Buenos Aires para pasar las fiestas y no dejar sola a mi mam¨¢. El d¨ªa 19 a la noche, toda la familia pens¨® que peor no se pod¨ªa estar y que algo ten¨ªa que pasar para que las cosas cambien, porque el Gobierno no lo iba a hacer. El estado de sitio es lo que termina de detonar, porque no solo es mor¨ªte de hambre sino c¨¢llate, anda a tu casa y com¨¦tela¡±.
¡°Lo que duele es que yo siempre cre¨ª en la justicia, que el que las hace las paga y me cuesta mucho sac¨¢rmelo de adentro y pensar de otra manera. Creo que mi cuerpo manifiesta todo eso, las p¨¦rdidas, la injusticia, la intolerancia, la p¨¦rdida de memoria, el tener que explicar que no era militante", cerr¨® Karina.
Su historia es similar a la de Gast¨®n Riva, un mensajero que por ese entonces ten¨ªa 30 a?os y tampoco militaba en ning¨²n lado, aunque su indignaci¨®n creci¨® con fuerza durante todo ese mes. ¡°Gast¨®n hab¨ªa trabajado todo el d¨ªa ese 19, como siempre¡±, recuerda su mujer ¨Cy madre de sus tres hijos- Mar¨ªa Arena. ¡°Ten¨ªa dos trabajos, por la ma?ana era mensajero en la provincia de Buenos Aires y por la tarde, entregaba pizzas en el centro. ¡°Al d¨ªa siguiente no escuch¨¦ cuando se fue porque me hab¨ªa quedado hasta muy tarde viendo lo que pasaba, la renuncia de Cavallo. El ten¨ªa una gran necesidad de expresarse, est¨¢bamos muy calientes por todo lo que ven¨ªa sucediendo. Al mediod¨ªa lo llam¨¦ y antes de cortar le dije que tenga cuidado y no se meta en l¨ªos¡±. Mar¨ªa reconoci¨® el cad¨¢ver de su marido por televisi¨®n y confirm¨® que era ¨¦l cuando se dio cuenta que la ropa que llevaba puesta no estaba en el ropero de su casa.
Los tres protagonistas creen que el 2001 dej¨® lecciones muy ¨²tiles para hoy. Lamagna cree que ¡°la pol¨ªtica econ¨®mica que deriv¨® en esa crisis deber¨ªa ser recordada m¨¢s all¨¢ de lo partidario, porque eso no tiene que volver¡±, Mar¨ªa opina que ¡°se est¨¢n tomando muy r¨¢pidamente las mismas medidas que llevaron a la ca¨ªda de De la R¨²a, a pesar de que ¨¦l tambi¨¦n cae por inepto, animal, porque no entend¨ªa nada y mand¨® a matar gente¡±. Mart¨ªn asegura que el 2001 ¡°lo curti¨®¡± y que ¡°al mismo lugar nunca se vuelve, aunque es cierto que podemos volver a lugares parecidos¡±. Los tres tienen muy claro que ning¨²n argentino quiere volver a vivir una pesadilla similar.
"La rabia est¨¢ en el aire"
El periodista Rodolfo Gonz¨¢lez Arzac es el autor de Rabia (2011, Sudamericana), un libro que cuenta el derrotero de todas esas vidas que quedaron marcadas por la represi¨®n policial como respuesta a aquel levantamiento popular. Consultado por EL PA?S, opin¨® que ¡°La rabia fue el pase inesperado de la desesperaci¨®n y la bronca a la acci¨®n. Fue una apuesta a frenar algo que iba mal, para construir algo nuevo. En algunos casos algo muy nuevo. Con intenciones de m¨¢s igualdad y participaci¨®n. Cuando habl¨¦ con los protagonistas tuve la certeza de que ante el recuerdo volv¨ªan a mezclarse la alucinaci¨®n, la tristeza, el peligro y la valent¨ªa de esos d¨ªas. La rabia creo que a¨²n est¨¢ en el aire¡±.
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