Miles de obreros tomaron sus f¨¢bricas en 2001, la mayor¨ªa a¨²n resiste
La conversi¨®n de empresas quebradas en cooperativas de trabajo fue s¨ªmbolo del hundimiento econ¨®mico de hace 15 a?os en Argentina
Corre la primera mitad de 2002 y la crisis econ¨®mica arrecia en Argentina. La moneda pierde cuatro veces su valor, la mitad de los argentinos es pobre y 2 de cada 10 no tienen trabajo. Son los tiempos del corralito bancario, los cacerolazos y los saqueos a supermercados. No es un escenario propicio para las peque?as y medianas empresas: el a?o termina con una ca¨ªda de 10,6% en la actividad industrial. Los cierres de f¨¢bricas se multiplican, muchas de ellas abandonadas a su suerte por due?os que no pueden pagar ni los salarios ni las deudas acumuladas. Miles de trabajadores se encuentran en un limbo, sin nadie a quien reclamar. Es entonces cuando muchos de ellos toman la decisi¨®n de ¡°recuperar¡± las f¨¢bricas. Ocupan los edificios, se organizan en una cooperativa y ponen a trabajar las m¨¢quinas. En el inicio de la crisis pasaron a manos de sus trabajadores unas 40 f¨¢bricas y hoy son 480. ¡°Incluso en ¨¦poca de crecimiento, el sistema va descartando empresas¡±, advierte Eduardo Mur¨²a, dirigente del Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas (MNER).
En los a?os 80, Maderera C¨®rdoba empleaba a unas 50 personas. Ubicada en un lugar privilegiado, a unas 20 calles del obelisco de Buenos Aires, el aserradero realizaba trabajos para grandes clientes. Pero el negocio comenz¨® a tener problemas en los 90 y en 2002 su propietaria decret¨® la quiebra, cerr¨® la planta con las m¨¢quinas dentro y no pag¨® un solo peso a los 6 empleados en blanco que le quedaban. Con el asesoramiento del MNER, que para ese entonces ten¨ªa ya una veintena de cooperativas bajo su ¨®rbita, los trabajadores decidieron poner las m¨¢quinas en marcha y trabajar ¡°como sea¡±. Para eso ocuparon un local lindero que, si bien formaba parte de la maderera, qued¨® fuera de la quiebra por estar alquilado. ¡°Al principio fue duro porque nadie ten¨ªa muy claro c¨®mo recuperar la f¨¢brica. Fue todo improvisaci¨®n. Como las m¨¢quinas estaban en un lugar cerrado pas¨¢bamos por los entretechos. El proceso de m¨¢quinas lo hac¨ªamos ah¨ª y despu¨¦s pas¨¢bamos las maderas cortadas para el otro lado, donde arm¨¢bamos banquitos, sillitas y otras pavadas¡±, cuenta Guillermo Sabatella, uno de los once socios fundadores de la hoy Cooperativa de Trabajo Maderera C¨®rdoba.
Crecimiento del PIB (%)
PIB per c¨¢pita (a precios actuales en d¨®lares)
Desempleo (%)
Inflaci¨®n (%)
Pobreza (%)
D¨®lar (pesos)
Actividad industrial (%)
Fuentes INDEC, FMI, Banco Mundial, Universidad Cat¨®lica
Los primeros meses de la maderera fueron complejos, sobre todo porque la recuperaci¨®n de f¨¢bricas no tiene marco legal. ¡°Un d¨ªa descubrimos que el s¨ªndico de la quiebra paraba la oreja. Se present¨® de sorpresa, abri¨® todo y encontr¨® todo en silencio y limpio. Pasaba que despu¨¦s del trabajo limpi¨¢bamos todo por si ca¨ªa una inspecci¨®n judicial¡±, cuenta Sabatella. Al principio fue clave la solidaridad de los clientes y de los proveedores de la materia prima, contactos de m¨¢s de ¡°50 a?os en esto de la madera¡±. ¡°Llegamos a un punto donde nos dec¨ªan compr¨¢ lo que necesites y lo pag¨¢s cuando pod¨¦s. Incluso de empresas que hab¨ªan quedado dentro de la deuda¡±, dice. El barrio tambi¨¦n fue importante, porque cuando la crisis es general la solidaridad fluye. ¡°Los curas de la otra cuadra nos guardaban el dinero, porque no ten¨ªamos la llave de la caja fuerte¡±, recuerda Sabatella.
La experiencia acumulada por el MNER fue clave durante lo peor de la crisis. Mur¨²a fue uno de los l¨ªderes del movimiento tras la toma de IMPA, una empresa que fue l¨ªder en el sector de aluminio en Argentina y alguna vez hasta fabric¨® aviones. En 1998, con la recesi¨®n, entr¨® en quiebra y fue tomada por sus empleados. Con IMPA naci¨® todo. En 2001 ya ten¨ªan 23 f¨¢bricas recuperadas y pronto el MNER se convirti¨® en gu¨ªa de aquellos que hab¨ªan quedado en la calle. ¡°En las primeras discusiones deb¨ªamos demostrar a los empleados que no ten¨ªan otra salida. Sobre todo porque la autogesti¨®n tiene una serie de ventajas con respecto a las privadas. Por ejemplo, que en los puestos de conducci¨®n est¨¢n los compa?eros que m¨¢s saben y no los alcahuetes (delatores) del patr¨®n. Tambi¨¦n hay un mayor compromiso con la empresa porque uno comprende que si hace mejor las cosas le ir¨¢ mejor con su salario. El otro cambio, ese de pasar de ser un trabajador en relaci¨®n de dependencia a ser un trabajador autogestionado, es m¨¢s dif¨ªcil.¡±, explica Mur¨²a.
El sistema es similar en todas las cooperativas que operan bajo el paraguas del MNER. Los operarios cobran el mismo salario, no importa cu¨¢l sea su responsabilidad, y las decisiones se toman en asamblea. La convivencia puede ser conflictiva, sobre todo porque el esfuerzo volcado en el trabajo no siempre es parejo. ¡°Todos cobramos igual¡± dice Sabatella, ¡°y los retiros a fin de a?o se hacen en funci¨®n del cumplimiento. Si faltaste cobr¨¢s menos, si lleg¨¢s tarde cobr¨¢s menos. Lo m¨¢s dif¨ªcil es pasar de obrero a patr¨®n y de patr¨®n a obrero, pero la asamblea es soberana. Si est¨¢n los votos para echar a alguien se lo echa¡±, dice Sabatella.
El principal desaf¨ªo es sobrevivir al negocio, porque ¡°en general son empresas devastadas compitiendo en un mercado muy duro, con un gobierno que te abre las importaciones y es imposible competir¡±, dice Mur¨²a, convencido de que ahora est¨¢n ante una nueva crisis. ¡°La recesi¨®n es enorme y a los trabajadores de empresas recuperadas nos han quitado el 60% de nuestra capacidad de compra. Aumento de tarifas, inflaci¨®n y vender un 30% menos nos complica mucho el futuro¡±, lamenta el dirigente. ?Y cu¨¢l es el secreto del ¨¦xito de una f¨¢brica recuperada? Sabatella no duda en la respuesta: ¡°La obsesi¨®n por salir adelante¡±.
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