Las paradojas del progreso: datos para el optimismo
A pesar de que los pol¨ªticos populistas se aprovechan del pesimismo de la poblaci¨®n, estamos mejorando en casi todos los par¨¢metros
Los datos se?alan que la humanidad est¨¢ en la mejor situaci¨®n de su historia y, sin embargo, la mayor¨ªa cree que el mundo empeora. Los pol¨ªticos populistas est¨¢n aprovechando esta percepci¨®n ignorando que estamos mejorando en todos los par¨¢metros. El 81% de los votantes de Donald Trump creen que, hace 50 a?os, se viv¨ªa mejor, que el mundo era un lugar mejor. Una opini¨®n que podr¨ªa definirse como reaccionaria: cree que los cambios est¨¢n empeorando las cosas.
Esta visi¨®n est¨¢ lejos de limitarse a los votantes de Trump. La percepci¨®n de que el mundo retrocede, de que nos dirigimos hacia una suerte de caos, es amplia. Seg¨²n un estudio del Instituto Motivaction, el 87% de la poblaci¨®n mundial cree que, en los ¨²ltimos 20 a?os, la pobreza global ha permanecido igual o ha empeorado.
La paradoja es que los datos dejan claro que esta es una idea falsa. El mundo no empeora, mejora.
No significa esto ¡ªvaya por delante¡ª que el mundo sea un lugar perfecto. Ni siquiera un buen lugar. Padecemos injusticias, guerras, hambre y violencia. Una minor¨ªa de la poblaci¨®n posee la mayor parte de la riqueza, mientras 760 millones ¡ªel 11% m¨¢s pobre¡ª sobreviven con menos de 2 d¨®lares al d¨ªa. La pobreza es cotidiana. Pero de todos los escenarios globales que hemos conocido (no imaginado o deseado, sino conocido) este es el mejor.
"La gente es m¨¢s rica, goza de mayor salud, es m¨¢s libre, dispone de mayor educaci¨®n, es m¨¢s pac¨ªfica", explica Steven Pinker
El cient¨ªfico cognitivo y profesor de Harvard Steven Pinker es uno de los autores que han aportado m¨¢s datos en defensa de esta tesis. Su libro Los ¨¢ngeles que llevamos dentro trata de demostrar que vivimos en la ¨¦poca m¨¢s pac¨ªfica y pr¨®spera de la historia. ¡°La gente a lo largo y ancho del mundo es m¨¢s rica, goza de mayor salud, es m¨¢s libre, tiene mayor educaci¨®n, es m¨¢s pac¨ªfica y goza de mayor igualdad que nunca antes¡±, se?ala Pinker a EL PA?S. ¡°Todas las estad¨ªsticas se?alan que mejoramos. En general, la humanidad se encuentra mejor que nunca¡±.
El escritor e historiador sueco Johan Norberg es otra de las voces destacadas de esta corriente de pensamiento. Defiende en su libro Progress: Ten Reasons to Look Forward to the Future (Progreso: diez motivos para mirar hacia adelante) que el capitalismo es el sistema que m¨¢s ha hecho progresar al ser humano y que vivimos en el mejor momento de nuestra historia. ¡°El mundo est¨¢ mejorando r¨¢pidamente. De hecho, nunca antes el mundo mejor¨® as¨ª de r¨¢pido. Por cada minuto de esta conversaci¨®n, cien personas salen de la pobreza¡±, explica.
Los datos respaldan estas afirmaciones.
Nos muestran, por ejemplo, que los adultos disfrutan en la de vidas m¨¢s largas y que la mortalidad infantil se ha dividido entre cuatro. En 1960, seg¨²n datos de la OMS y el Banco Mundial, de cada cinco ni?os uno se mor¨ªa antes de cumplir cinco a?os; ahora sobreviven 19 de cada 20.
La riqueza tambi¨¦n se ha multiplicado. Desde 1980 el porcentaje de personas que viven en la pobreza extrema se ha reducido a una cuarta parte. En el sur de Asia la sufr¨ªan el 50% y ahora el 15%. En el este de Asia y el Pac¨ªfico, la pobreza extrema pas¨® de afectar al 80% (cuatro de cada cinco personas) a apenas el 3,5%.
La alfabetizaci¨®n va camino de ser universal: en 1980 todav¨ªa el 44% de las personas sobre el planeta no sab¨ªan leer y escribir; ahora son s¨®lo el 15%, seg¨²n datos de la OCDE y la UNESCO. Adem¨¢s se est¨¢ cerrando la brecha entre la educaci¨®n que reciben los hombres y las mujeres de todo el mundo. En Espa?a cicatriz¨® en 2005. Muchos de estos datos provienen de la web Our World in Data, un proyecto que recopila indicadores para mostrar c¨®mo est¨¢n cambiando las condiciones de vida de las personas en todo el mundo.
Desde los a?os ochenta se han reducido las guerras. La violencia retrocede: en las sociedades agr¨ªcolas causaba alrededor del 15% de todas las muertes, seg¨²n el pensador israel¨ª Yuval Harari, autor de Sapiens. De animales a dioses. Durante el siglo XX provoc¨® el 5% y hoy s¨®lo es responsable del 1% de la mortalidad global.
Por qu¨¦ no vemos este progreso
Si los datos muestran mejora, ?por qu¨¦ existe la percepci¨®n de que empeoramos? Hay muchas respuestas. Todas correctas y ninguna completa. La primera es que somos m¨¢s cr¨ªticos, mucho menos tolerantes ante los errores e injusticias del sistema. Nunca antes la humanidad hab¨ªa sido tan exigente consigo misma. Cosas que hoy nos parecen intolerables eran la norma: en 1980, el 54% de los espa?oles pensaba que ser homosexual era injustificable (esa cifra ha bajado hasta el 8%). Esta exigencia nos hace sentir que no mejoramos (o que, al menos, no mejoramos lo suficiente).
"Nos enteramos de una mala noticia cada minuto. Por eso creemos que son m¨¢s frecuentes", dice Norgerg
Johan Norberg a?ade otra respuesta: ¡°Tenemos mejor acceso a las noticias y a la comunicaci¨®n que nunca. Y en los medios, las malas noticias son las que venden. Nos enteramos de alguna mala noticia o alg¨²n nuevo incidente cada minuto. Los desastres y las tragedias no son algo nuevo, pero los m¨®viles y las c¨¢maras s¨ª lo son. Y esto hace que nos d¨¦ la impresi¨®n de que esos horrores son m¨¢s frecuentes de lo que eran¡±.
Steven Pinker coincide: ¡°Mientras el n¨²mero de incidentes o desastres no baje hasta cero, siempre habr¨¢ alguno para publicar. Cada cosa que sucede es tremendamente visible hoy en d¨ªa¡±. As¨ª, las crisis econ¨®micas y de migrantes, los horrores del ISIS o el yihadismo (Par¨ªs, Bruselas, Estambul¡) han entrado casi a diario en nuestros hogares a trav¨¦s de muchos y muy diversos canales. Hoy en d¨ªa seguimos al minuto un golpe de Estado en Turqu¨ªa mientras terminamos la cena. La percepci¨®n, el poso final que queda por culpa de estas tragedias, es que hemos alcanzado cotas de horror in¨¦ditas. Los datos ¡ªque dicen lo contrario¡ª quedan sepultados bajo la oleada de malas noticias.
A todo esto cabe sumar otro factor: la nostalgia. ¡°Cuando la gente piensa en ¡®los buenos tiempos¡¯, se retrotrae a la ¨¦poca en la que crecieron, una ¨¦poca en la que no ten¨ªan que pagar facturas, no ten¨ªan hijos ni responsabilidades¡±, explica Norberg. Quiz¨¢s lo que a?oramos no es el mundo de nuestra juventud sino nuestra juventud misma.
Hay una ¨²ltima teor¨ªa planteada por algunos cient¨ªficos y que, grosso modo, defiende que no estamos hechos para ser felices. La evoluci¨®n nos dot¨® de una biolog¨ªa que nos impide estar absolutamente satisfechos, porque as¨ª nos mantiene activos, curiosos, despiertos y ambiciosos.
Arma para los pol¨ªticos
El debate entre percepci¨®n y datos no pasar¨ªa de eso, de un debate, si no fuera porque la creencia de que el mundo empeora se usa con fines pol¨ªticos. Si el mundo empeora, mejorarlo exige cambiar el sistema (aunque el sistema, o partes del mismo, siempre seg¨²n los datos, nos hacen ir a mejor). Quien se oponga a cambiarlo todo ser¨¢ alguien que se opone a frenar el empeoramiento del mundo. Es decir, un ego¨ªsta, un inmoral, o un irresponsable. O todo a la vez. ¡°Los pol¨ªticos populistas nos quieren asustados y difunden mitos sobre amenazas inmediatas para nuestra supervivencia y modo de vida. Porque saben que la gente asustada quiere construir muros y votar a hombres fuertes que prometen mantenernos a salvo¡±, reflexiona Norberg.
Espa?a ha retrocedido debido a la crisis, pero pocos indicadores nos llevan m¨¢s all¨¢ del a?o 2000
?Qu¨¦ pasa con la crisis? Muchos pol¨ªticos esgrimen la crisis como evidencia de que vamos a peor. Y, en cierto modo, tienen raz¨®n. En Espa?a parece aventurado decir que vivimos mejor que en el a?o 2005. Este pa¨ªs atraviesa la crisis m¨¢s grave en d¨¦cadas y ha retrocedido en los ¨²ltimos a?os debido al bache econ¨®mico. Pero eso no implica que, en t¨¦rminos generales y a largo plazo, estamos empeorando. El PIB por habitante est¨¢ al nivel de 2004. Pocos indicadores nos han devuelto m¨¢s all¨¢ de 2000 y muchos no han dejado de mejorar. Se trata de alteraciones puntuales ¡ªque provocan sufrimiento a miles de individuos, claro¡ª, pero que forman parte de un proceso que abarca siglos.
Lo explica Pinker: ¡°Hay periodos de subidas y bajadas, que, en general, no llegan a alterar una progresi¨®n sostenida. Por ejemplo, la tasa de crimen en Estados Unidos creci¨® un poco el a?o pasado con respecto al anterior, pero en general la tendencia en global es de descenso. Otro ejemplo: la cifra de muertos por guerras aument¨® tras 2011, debido a la guerra de Siria, pero sigui¨® siendo mucho m¨¢s baja que en los 50, los 60, los 70, los 80 y los 90¡±.
Al pensar en la crisis, adem¨¢s, solemos olvidar que el mundo no es s¨®lo Occidente. Mientras Europa y Estados Unidos padec¨ªan la recesi¨®n, en otras partes el progreso no s¨®lo no se detuvo sino que se aceler¨®. Entre 2005 y 2013, en el conjunto del planeta, la pobreza extrema se redujo a la mitad. La esperanza de vida aument¨® en 3 a?os y se redujo la mortalidad infantil en todos los continentes.
La paradoja de la desigualdad
Por supuesto hay peros, asteriscos que poner al progreso sostenido de la humanidad. Uno es la desigualdad. Las diferencias han?aumentado en muchos pa¨ªses ricos, como Estados Unidos, Alemania o Suecia.?En el caso de Espa?a, ese aumento ha hecho que sea uno de los pa¨ªses con rentas m¨¢s desiguales de la UE.
Pero de nuevo se antoja necesario mirar fuera de nuestras fronteras. Si lo hacemos veremos que la desigualdad global no crece, sino que se reduce. El motivo es que millones de personas en China, India y otros pa¨ªses han escapado de la pobreza. ¡°Los pobres se est¨¢n enriqueciendo m¨¢s r¨¢pido que los ricos¡±, explica Pinker. Seg¨²n c¨¢lculos de Tomas Hellebrandt y Paolo Mauro, en un trabajo para el Peterson Institute for International Economics, la desigualdad de renta se ha reducido de 69 a 65 puntos entre 2003 y 2013. Las diferencias entre ricos y pobres globales son muy grandes, pero se est¨¢n estrechando.
Adem¨¢s la relaci¨®n entre desigualdad y pobreza ha cambiado. ¡°La desigualdad aumenta porque los ricos tienen m¨¢s sin que esto ¡ªy por primera vez en la historia de la humanidad¡ª suponga que los pobres tengan menos¡±, explica el economista Branko Milanovic, autor de Los que tienen y los que no tienen (Alianza Editorial) y Global inequality: A new approach for the age of globalization. ¡°La riqueza puede crecer sin que afecte a la subsistencia de gran parte de la poblaci¨®n¡±. Durante siglos no hubo crecimiento y, por tanto, la riqueza de unos era la pobreza de otros. Esto ya no es as¨ª.
¡°Hay otro punto¡±, a?ade Johan Norberg. ¡°La desigualdad se suele medir s¨®lo en dinero, pero hay m¨¢s ¨¢ngulos. Bill Gates es diez millones de veces m¨¢s rico que t¨², ?pero su vida es diez millones de veces mejor que la tuya? No lo creo. S¨ª, tiene un avi¨®n privado, pero probablemente use el mismo m¨®vil que t¨² y el mismo ordenador que t¨². Y seguramente no vivir¨¢ 30 a?os m¨¢s que t¨² y no tiene un 99% menos de probabilidades que t¨² de que sus hijos mueran antes de los 5 a?os. En cosas no econ¨®micas es posible que haya m¨¢s igualdad. Por ejemplo en educaci¨®n o acceso sanitario¡±.
Pinker a¨²n va m¨¢s lejos: ¡°La desigualdad econ¨®mica no es un un problema fundamental; la pobreza lo es. Si las personas est¨¢n m¨¢s sanas, bien alimentadas, y disfrutan sus vidas, no importa c¨®mo de grande sea la casa de J. K. Rowling. Y las tasas de pobreza global est¨¢n cayendo¡±.
Pero ?qu¨¦ es mejorar?
Pongamos el ejemplo de una tribu del Amazonas que hace 100 a?os viv¨ªa en medio de la jungla sin que nadie ni nada perturbara su existencia. El a?o pasado una empresa maderera acab¨® con su h¨¢bitat. El mundo, tal y como lo conoc¨ªan, ha acabado de forma traum¨¢tica para ellos. ?C¨®mo aseverar que para esta tribu el mundo ha progresado? No existe una concepci¨®n irrefutable sobre lo que se considera progresar. Es indudable que vivimos m¨¢s, hay menos pobreza, m¨¢s confort y menos violencia. ?Pero somos m¨¢s felices?
Algunos pensadores como Yuval Harari plantean este debate. ?Es m¨¢s feliz hoy un minero de Siberia que un cazador-recolector de hace veinte mil a?os? Resulta imposible saberlo. Un acuerdo para medir si la humanidad ha progresado es saber si hemos mejorado en los par¨¢metros que exigimos para ser felices. Es decir, si nuestros gobiernos nos van concediendo lo que les llevamos siglos pidiendo: buena salud, educaci¨®n, confort, tiempo de ocio, libertad. Sucesivos estudios han observado que, en general, los pa¨ªses donde tienen estas cosas las personas se dicen m¨¢s felices, consideran que han progresado.
Como especie, como civilizaci¨®n, como mundo, hemos avanzado hacia lo que consideramos progreso, hacia lo que hemos perseguido y entendemos como un mundo mejor. Seguimos lejos de un mundo perfecto o ideal, si es que existe. Pero los datos nos dicen que, a pesar de percepciones ¡ªinteresadas o no¡ª, avanzamos por el buen camino. Aunque cueste creerlo, aunque falte mucho por andar.
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