El embajador de Reino Unido en la UE dimite a pocas semanas de la activaci¨®n del ¡®Brexit¡¯
Ivan Rogers era el representante brit¨¢nico que iba a guiar la salida de Londres de la Uni¨®n Europea
No hay t¨¢ctica. No hay estrategia. Y sigue la voladura sin control de todos los puentes con Europa. La precaria posici¨®n negociadora de Theresa May en Bruselas, que contradice su pretensi¨®n de zanjar el Brexit en dos a?os con un pacto beneficioso para ambas partes, se evidenci¨® ayer con la dimisi¨®n inesperada de Ivan Rogers, embajador brit¨¢nico ante la UE. Rogers ha advertido una y otra vez que se avecina un Brexit duro. Su marcha revela hasta qu¨¦ punto el entorno de May prefiere hacer o¨ªdos sordos a las verdades del barquero de la realpolitik.
Sin un plan definido medio a?o despu¨¦s de la sorpresa del Brexit, Reino Unido da la sensaci¨®n de haberse convertido en una especie de camarote de los Hermanos Marx. El gesto de Rogers, uno de los altos funcionarios brit¨¢nicos con m¨¢s experiencia en los entresijos de la UE, complica m¨¢s las cosas al Gobierno de Theresa May, que sigue proclamando la consigna filopopulista ¡°Brexit es Brexit¡± jaleada por los tabloides, pero sin aclarar qu¨¦ demonios quiere. Se sabe que May pretende limitar la libre circulaci¨®n de personas. Y poco m¨¢s: Rogers era uno de los contados asesores que le dejaba claro que, con esos mimbres, la negociaci¨®n para un acuerdo con Bruselas ser¨¢ dura. Sin libre circulaci¨®n no puede haber acceso al mercado ¨²nico.
El shock inicial en Downing Street fue palpable. El Ejecutivo brit¨¢nico tard¨® en reaccionar a la dimisi¨®n: un portavoz del Gobierno se limit¨® a asegurar, horas despu¨¦s de que circulara la noticia, que la salida de Rogers obedece a la posibilidad de ¡°permitir que su sucesor sea nombrado antes de que Reino Unido notifique la salida de la UE, a finales de marzo¡±. Esa versi¨®n resulta poco cre¨ªble: Londres se queda sin altos funcionarios con experiencia para pilotar el pulso que se avecina.
El Brexit ha provocado un extra?o consenso en Bruselas, que se resume en dos frases: no habr¨¢ ning¨²n tupo de negociaci¨®n mientras no se notifique la salida (lo que deja a Londres en posici¨®n de debilidad) y no puede haber acceso al mercado ¨²nico sin respetar la libre circulaci¨®n de personas. Frente al bloque monol¨ªtico en el que se ha convertido Europa en ese asunto ¡ªuna rareza en tiempos de profundas fracturas entre los socios¡ª, Londres apenas ha dicho esta boca es m¨ªa. May se ha visto orillada en varias cumbres. Sigue sin dejar claro qu¨¦ quiere, ni c¨®mo va a conseguirlo. Y la dimisi¨®n de su embajador a?ade incertidumbre a la posici¨®n brit¨¢nica a menos de tres meses del inicio de las negociaciones.
El Brexit es un desaf¨ªo formidable para una UE en plena ¡°crisis existencial¡±, seg¨²n la definici¨®n del presidente de la Comisi¨®n Europea, Jean-Claude Juncker. A esa debilidad, Londres ha respondido con m¨¢s debilidad: al otro lado del Canal, las vacilaciones son a¨²n mayores. May est¨¢ obligada a aclarar sus planes este mismo mes. El Supremo debe decidir en apenas unas semanas sobre las condiciones de la notificaci¨®n de la salida de la UE, con los diputados brit¨¢nicos muy divididos acerca de los plazos y, sobre todo, las condiciones del Brexit. El calendario electoral europeo ¡ªHolanda, Francia, Alemania¡ª podr¨ªa ayudar a May si la extrema derecha sigue al alza y consigue endurecer las pol¨ªticas migratorias, pero en todos esos pa¨ªses sigue siendo improbable una sorpresa populista. Y en medio de ese horizonte gris¨¢ceo, se acumulan los reveses: la desaceleraci¨®n se dejar¨¢ sentir en 2017, seg¨²n el consenso de los analistas, y los bancos empiezan a anunciar sus planes para abandonar ¡ªparcialmente¡ª la City de Londres. Bruselas no dio ayer una respuesta oficial a la salida del embajador, pero se frota las manos: la posici¨®n brit¨¢nica en la mesa de negociaci¨®n se debilita, seg¨²n fuentes tanto europeas como brit¨¢nicas.
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