El voto de la ONU
Obama se despide permitiendo una resoluci¨®n contra las colonias israel¨ªes antes de que llegue Trump
Obama se ha despedido con lo que no se atrevi¨® a hacer durante su mandato. Expresar su apoyo a la creaci¨®n de un Estado palestino con la abstenci¨®n en el Consejo de Seguridad, que permiti¨® la condena de Israel por la incesante colonizaci¨®n de los territorios ocupados. Una l¨®gica primaria llevar¨ªa a considerarlo un gesto, apenas un brindis al sol; as¨ª como que el primer ministro Benjam¨ªn Netanyahu, aparte de agarrarse un enfado monumental con los que osaron, sobre todo con Washington, se sab¨ªa que iba a hacer caso omiso de la opini¨®n mundial. Pero hay flecos que cuelgan del voto del Consejo.
El m¨¢s significativo puede ser un cierto respaldo del BDS, la campa?a iniciada el 9 de julio de 2005, que propugna el Boicot, la Desinversi¨®n y las Sanciones contra Israel: el aislamiento total, aun a sabiendas de que ese es un objetivo inalcanzable. Y, por a?adidura, el voto se proyecta sobre la pretensi¨®n, tantas veces anunciada, de convertir a Israel en un Estado Jud¨ªo, en el que la minor¨ªa palestino-israel¨ª solo tendr¨ªa derechos individuales y no como pueblo. M¨¢s dudoso es que el voto d¨¦ una cierta cauci¨®n para llevar a Israel ante organismos de justicia internacionales.
Pero Netanyahu es un excepcional maniobrero de la pol¨ªtica y ha logrado convencer a la comunidad Internacional de que existe una derecha m¨¢s extrema que ¨¦l mismo; la que representa Naftali Bennett, jefe de Casa Jud¨ªa (Jewish Home), que sostiene que hay que rechazar la teor¨ªa de los dos Estados, palestino e israel¨ª, codo con codo en el reparto territorial de Tierra Santa, para formar ese Estado solo para jud¨ªos, mientras que Netanyahu, con una puntualidad de metr¨®nomo, se declara partidario de la soluci¨®n binacional del conflicto. Pero ocurre que todo lo que hace niega la mayor.
Es absolutamente incompatible proseguir la instalaci¨®n de nuevas colonias en Cisjordania y Jerusal¨¦n Este ¡ªla antigua ciudad ¨¢rabe¡ª con la formaci¨®n de ese Estado palestino, donde ya viven y subiendo m¨¢s de 600.000 jud¨ªos. Como las lenguas sirven para designar lo que nos convenga, ese protoestado podr¨ªa ser un bantust¨¢n, concienzudamente desarmado, con sus fronteras permanentemente vigiladas, tanto como su espacio a¨¦reo y aguas territoriales. Un pa¨ªs de realquilados.
El presidente norteamericano puede haberse dado el gustazo de obrar de acuerdo con sus sentimientos, m¨¢xime despu¨¦s de haber firmado con Israel el mayor paquete de ayuda militar de la historia por valor de 38.000 millones de d¨®lares. Pero el conflicto est¨¢ hoy posiblemente a punto incluso de empeorar con la pr¨®xima asunci¨®n presidencial de Donald Trump, que asegura que quiere trasladar su embajada de Tel Aviv a Jerusal¨¦n, contrariamente a los usos de toda la comunidad internacional, lo que implicar¨ªa el reconocimiento de la anexi¨®n de la Jerusal¨¦n ¨¢rabe, formalidad que Israel ya anunci¨® en su d¨ªa.
El BDS puede hacer las cosas algo m¨¢s abruptas para el Estado sionista, ganar en reconocimiento internacional los partidarios de la causa palestina, pero el conflicto resiste todo lo que le echen.
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