Magias parciales de El Sistema
Todo lo malo del populismo es peor en un petroestado colectivista y militarizado
Buena parte de la masa opositora venezolana recrimina rabiosamente al director titular de la Filarm¨®nica de Los ?ngeles que reh¨²se expresamente tomar partido por la oposici¨®n democr¨¢tica. Tal aborrecimiento es, no solo fr¨ªvolo, sino pol¨ªticamente inconducente.
Esta rencorosa ojeriza deja ver cu¨¢n empobrecedora del esp¨ªritu colectivo, cu¨¢n letal para los valores democr¨¢ticos ha llegado a ser la discordia que desde hace casi 20 a?os se abate sobre Venezuela.
M¨¢s provechoso, creo, puede ser considerar mucho de lo que el music¨®logo brit¨¢nico Geoffrey Baker consigna en su libro El Sistema: Orchestrating Venezuela¡¯s Youth (El Sistema: Orquestando a la juventud de Venezuela), publicado en 2014 por la Oxford University Press.
En agosto de 2007, Baker sali¨® tan hechizado de un concierto ofrecido en el Albert Hall londinense por Dudamel y la entonces llamada Orquesta Juvenil Sim¨®n Bol¨ªvar que decidi¨® ir a Venezuela a estudiar sobre el terreno el celeb¨¦rrimo programa social que, al igual que la oscilaci¨®n meteorol¨®gica meridional conocida como El Ni?o, hoy se escribe tambi¨¦n con may¨²sculas: El Sistema.
No se puede decir que el libro de Baker sea un dechado de periodismo investigativo desde el momento en que confiesa que deliberadamente no intent¨® siquiera entrevistar al creador del Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela, el m¨²sico Jos¨¦ Antonio Abreu, porque, seg¨²n Baker, la doctrina y los pareceres de aquel han sido extensamente documentados en discursos y entrevistas. El m¨²sico brit¨¢nico prefiri¨® ¡°analizar a un l¨ªder carism¨¢tico con los ojos de aquellos que han trabajado o tocado bajo sus ¨®rdenes¡±.
Pero esta omisi¨®n, con ser dif¨ªcil de excusar, se ve, sin embargo, compensada por la cantidad y calidad de testimonios y hechos acopiados por Baker, quien concluye en que replicar en otros pa¨ªses los presuntos logros en mejoramiento social a trav¨¦s de un programa de ense?anza masiva de m¨²sica quiz¨¢ no sea una buena idea.
El cuadro compuesto por Baker asemeja a El Sistema, m¨¢s bien, a una tenebrosa organizaci¨®n, conducida con mano f¨¦rrea por una personalidad avasallante y narcisista, por un formidable lobbysta capaz de captar, desde 1975, la buena voluntad y munificencia de cinco presidentes democr¨¢ticos (antes de seducir a Hugo Ch¨¢vez), todo en medio de un secretismo m¨¢s propio de una logia de cazadores de renta petrolera que de una noble iniciativa de inclusi¨®n social.
Las taimadas estrategias propagand¨ªsticas de El Sistema para hacerse de recursos p¨²blicos y multilaterales, sus nebulosos ¨ªndices de inclusi¨®n social, as¨ª como sus tir¨¢nicos m¨¦todos de ense?anza y coacci¨®n interna, son expuestos por Baker con persuasiva crudeza. Sorprende el temor a ser castigados duramente con el bloqueo de sus carreras con que muchos de sus informantes se acogen al anonimato. Quien viva en Venezuela sabe que esas prevenciones no son infundadas.
La nuez program¨¢tica del sistema se resume en frases tales como ¡°un ni?o con un viol¨ªn en la mano deja de ser pobre¡±. El Sistema se ufana de haber rescatado de la miseria y la criminalidad a centenares de miles de j¨®venes excluidos.
Todo lo malo del populismo es peor en un petroestado colectivista y militarizado, en especial la falta de transparencia fiscal y la orfandad de las mayor¨ªas. Los a?os del chavismo, han sido, sin embargo, la edad de oro de El Sistema, encarnada en Dudamel. La mayor¨ªa de los 252.000 muertos a mano de la violencia criminal desde el ascenso de Ch¨¢vez al poder fueron j¨®venes excluidos, asesinados por otros j¨®venes excluidos.
Y todav¨ªa no se ha sabido que uno solo de ¨¦stos haya cambiado una pistola Glock 9 mm por un Stradivarius.
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