¡°Hab¨ªa colchones a 400 metros del hotel¡±
Un alud de nieve sepulta un hotel en los Abruzos italianos. Los servicios de rescate buscan a m¨¢s de 20 desaparecidos tras hallar a dos supervivientes y cuatro cad¨¢veres
Las cuatro violentas sacudidas hicieron temer lo peor a los vecinos de la zona m¨¢s castigada de Italia en los ¨²ltimos tiempos. En todos los pueblos cercanos al epicentro se sintieron los temblores de una magnitud superior a 5,1: uno tras otro. Pocas horas despu¨¦s, a 90 kil¨®metros del origen de los terremotos, una enorme lengua de nieve se descolg¨® el mi¨¦rcoles con toda la violencia del mundo por una de las laderas del Gran Sasso (en la cordillera de los Apeninos situada en la regi¨®n de los Abruzos) y sepult¨® el hotel Rigopiano, un fant¨¢stico resort de lujo de 4 plantas y 43 habitaciones, a 1.200 metros de altura. La masa blanca lo arranc¨® del suelo y arrastr¨® su estructura 10 metros m¨¢s all¨¢ de sus cimientos.
En ese momento hab¨ªa dentro al menos 22 clientes (incluidos cuatro ni?os) y ocho trabajadores. Llevaban horas atrapados por la nieve y esperaban a las m¨¢quinas para salir a toda velocidad de un lugar que empezaba a ser demasiado inquietante tras las sacudidas. Cuando los servicios de emergencia llegaron en la madrugada del jueves, solo hallaron con vida a dos personas que hab¨ªan salido del establecimiento antes de la avalancha y que quedaron encerradas en un autom¨®vil durante horas. El jueves por la tarde, pudieron rescatar tambi¨¦n cuatro cad¨¢veres. La otra veintena de personas sigue desparecida.
La tragedia del Rigopiano, situado en la regi¨®n de los Abruzos, ha vuelto a castigar al centro de Italia, que apenas se hab¨ªa recuperado de los terremotos de este verano en Amatrice y alrededores en los que murieron casi 300 personas. Desde hac¨ªa una semana, la zona estaba aislada por la nieve y el fr¨ªo, que hab¨ªa helado los sistemas de calefacci¨®n. Alrededor de 100.000 personas se encontraban en ese momento sin luz.
Incomunicados desde el 13
Anoche, en Penne, la poblaci¨®n m¨¢s cercana al hotel sepultado (a 19 kil¨®metros), los vecinos segu¨ªan aterrorizados. ¡°Es una tragedia. Toda la zona est¨¢ destruida. Llevamos incomunicados desde el 13 de enero. Ayer [el mi¨¦rcoles] se derrumb¨® el techo de la escuela y fue un milagro que no matase a nadie¡±, se quejaba Marta, una comerciante del pueblo. Ella, como la mayor¨ªa, conoc¨ªa a algunos de los empleados del hotel y se resist¨ªa a darlos por muertos.
Walter Milan es uno de los primeros rescatadores que entr¨® el resort de madrugada. Lleva 12 horas trabajando en la monta?a y acaba de volver a Penne. Exhausto, se sacude la nieve de la chaqueta, se enciende un pitillo y relata apoyado en la puerta de la Cruz Roja lo que se encontraron cuando llegaron esquiando al lugar. La avalancha, precipitada desde 2.500 metros, se hab¨ªa llevado por delante un bosque. ¡°No se o¨ªa nada, ni un solo grito o gemido. Gritamos, pero nadie respond¨ªa. Entonces encontramos a dos personas muertas de fr¨ªo dentro de un coche¡±, recuerda. Llevaban cinco horas dentro del veh¨ªculo. Fueron ellos quienes alertaron a trav¨¦s de un SMS de lo que hab¨ªa sucedido en el hotel.
Fabio Salzetta estaba fuera fumando pasadas las cinco de la tarde cuando la monta?a se trag¨® el hotel. El otro superviviente, Giampiero Parete, de 38 a?os, iba en ese momento al aparcamiento a buscar algo a su autom¨®vil. Pura casualidad. ¡°Estoy a salvo porque fui al coche a coger una medicina para mi mujer, que ten¨ªa dolor de cabeza. Mientras volv¨ªa hacia el hotel, sent¨ª un ruido y temblores y vi c¨®mo la monta?a ca¨ªa sobre el edificio. Me arrastr¨® tambi¨¦n a m¨ª, pero solo parcialmente. Entonces vi que gran parte del hotel estaba cubierto por la nieve. Intent¨¦ entrar, pero era imposible y corr¨ªa el riesgo de quedar yo tambi¨¦n atrapado. Entonces me agarr¨¦ a una rama y logr¨¦ volver al coche. Mi mujer y mis dos hijos est¨¢n dentro¡±, explic¨® Parete a la prensa italiana desde el hospital de Pescara en el que fue ingresado por hipotermia.
El verdadero h¨¦roe
El jueves por la noche, familiares de los desaparecidos segu¨ªan llegando hasta al hospital de Penne, donde personal del Ayuntamiento y del hospital les informaba de la situaci¨®n. Otros se acercaban hasta el pabell¨®n deportivo, donde tambi¨¦n se hab¨ªa instalado una zona de acogida y de coordinaci¨®n de los servicios de emergencia e iban apareciendo los esquiadores de los servicios de socorro. Los helic¨®pteros sobrevolaban la zona y las turbinas quitanieves intentaban abrir lentamente un hueco en la carretera que lleva hasta el Rigopiano, donde la acumulaci¨®n de nieve ha lllegado en algunos lugares hasta los cinco metros de altura. Pero, pese al despliegue del ej¨¦rcito ordenado por el Gobierno (135 hombres trabajan en la zona), todo el esfuerzo parec¨ªa poco.
Para Silvana Sigismondo, una se?ora que entra y sale del bar donde en ese momento se resguardan de la tormenta de nieve los periodistas ofreciendo camas, el verdadero h¨¦roe es un tal Antonio Crocetta. Se levant¨® de madrugada, tir¨® monta?a arriba y termin¨® llegando sobre unos esqu¨ªes al hotel, rese?a ella gritando. ¡°Preg¨²nteselo a ¨¦l¡±, insiste. Crocetta, el delegado regional del Socorro Alpino, un hombre enjuto y ennegrecido por el sol de la nieve, se encoge de hombros con modestia y se acerca poco a poco. ¡°De verdad pienso que puede haber gente con vida, ha sucedido en casos m¨¢s extra?os. Quiz¨¢ se han refugiado en alg¨²n recoveco del hotel¡±, desliza. ¡°Es verdad que ya han pasado muchas horas, pero todav¨ªa es posible¡±, insiste.
La mayor¨ªa de vecinos del pueblo, que no hab¨ªan visto una nevada as¨ª desde hac¨ªa 25 a?os, no son tan optimistas. Gianni espera en la puerta de las instalaciones de la Cruz Roja a que vuelva su hijo, uno de los rescatadores, que ha pasado todo el d¨ªa trabajando en el hotel. ¡°?Vivos? Es imposible. Han encontrado colchones a 400 metros de donde estaban las instalaciones. Si hay alguien, ha quedado atrapado bajo la nieve¡¡±, analiza. Su hijo se vuelve en un rato a la monta?a para seguir excavando toda la noche.
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