¡°Te haremos sufrir de la manera que nos apetezca¡±
Un abogado chino defensor de los derechos humanos denuncia las torturas y la persecuci¨®n que sufre por parte de las autoridades
¡°No sue?es con que saldr¨¢s de aqu¨ª y podr¨¢s volver a ejercer de abogado. Saldr¨¢s convertido en un gui?apo¡±. Hac¨ªa solo una semana que el abogado Xie Yang, de 45 a?os, hab¨ªa sido detenido dentro de una amplia campa?a en China contra cerca de 300 letrados defensores de los derechos humanos en junio de 2015. Despu¨¦s de esas ominosas palabras de sus carceleros, le esperaban a¨²n meses de tortura y encierro en solitario, un destino similar al de otros compa?eros arrestados en aquella redada.
Cuatro han sido condenados por subversi¨®n?y cuatro a¨²n se encuentran retenidos como sospechosos. Uno puesto en libertad este mes ha regresado en deplorables condiciones de salud. Y de los que a¨²n permanecen retenidos, al menos dos han sido sometidos a altas dosis de electrochoques, seg¨²n denuncia una ONG en el D¨ªa del Abogado Amenazado, nacido para conmemorar a los muertos en la Matanza de Atocha de 1977 y dedicado este a?o a los defensores chinos.
En la misma semana en que el presidente chino, Xi Jinping, se dispon¨ªa a viajar a Davos y proponer a su pa¨ªs como el gran defensor internacional de la globalizaci¨®n, el libre comercio, y el multilateralismo, el presidente de la Corte Suprema, Zhou Qian, advert¨ªa a los tribunales del pa¨ªs contra las ideas occidentales de independencia judicial. Y en una serie de entrevistas en un centro de detenci¨®n en Changsha, en el centro de China, Xie Yang explicaba a sus abogados los malos tratos que hab¨ªa padecido desde su arresto, primero seis meses aislado en ¡°detenci¨®n domiciliaria¡± en paradero desconocido y un a?o y medio en un centro ordinario a la espera de juicio.
Las torturas, explica, fueron constantes en esa primera etapa. Vigilado durante las 24 horas del d¨ªa, e interrogado durante 21, ¡°te haremos sufrir de la manera que nos apetezca¡±, le dec¨ªan sus vigilantes: ¡°te torturaremos como si fueras una hormiga¡±. Procuraban no dejar marcas visibles. La privaci¨®n de sue?o fue diaria: en los mejores d¨ªas, descansaba dos horas y media. Tambi¨¦n se le hizo habitual sentarse en la silla colgante, un taburete apilado precariamente sobre otros, sin que las piernas pudieran tocar el suelo ni la espalda dejar de estar derechas. Si intentaba cambiar de postura, le amenazaban los guardias, le acusar¨ªan de haber intentado atacarles y utilizar¨ªan ¡°cualquier medio que queramos para someterte¡±.
En cada interrogatorio ¡°hab¨ªa tres o cuatro de ellos (polic¨ªas), uno de lente m¨ªo preguntando; otro a la derecha, y otro detr¨¢s m¨ªo, vigil¨¢ndome. Si me cansaba e intentaba estirarme o mover la cabeza, el de detr¨¢s inmediatamente me golpeaba y me insultaba, dici¨¦ndome que me sentara derecho¡±.
Las palizas tambi¨¦n fueron frecuentes: dos de los guardias le agarraban de los brazos, un tercero le golpeaba en el est¨®mago, con los pu?os o a patadas.
La falta de sue?o, el temor a represalias contra su esposa y sus hijos y el dolor f¨ªsico le hicieron derrumbarse por completo en pocos d¨ªas. Tras firmar su confesi¨®n, sus carceleros comenzaron a exigir que denunciara a otros.
Ya en el centro de detenci¨®n, continuaron los maltratos. El resto de los presos recibi¨® instrucciones de no interactuar con ¨¦l ni ayudarle bajo ninguna circunstancia. A ¨¦l se le impidi¨® acceder a su dinero para atender necesidades b¨¢sicas, como una cantidad suficiente de comida, pasta de dientes o incluso papel higi¨¦nico.
Despu¨¦s de que el testimonio, divulgado primero en el blog de uno de los abogados y disponible en ingl¨¦s en la p¨¢gina ChinaChange.org, comenzara a darse a conocer, la esposa de Xie, profesora universitaria de Qu¨ªmica en Changsha, fue ella misma interrogada durante unas horas.
Los defensores de Xie van a presentar una demanda contra diez funcionarios de Polic¨ªa de Changsha que el abogado ha identificado como participantes directos o indirectos en sus torturas. Pese a su largo periodo de detenci¨®n, que contin¨²a, el letrado ha podido mantener su equilibrio mental. ¡°Est¨¢ muy l¨²cido y muy decidido a demostrar su inocencia. Ha podido retener y contar los nombres de aquellos que le retuvieron¡±, explica por tel¨¦fono Kit Chan, de la organizaci¨®n hongkonesa Grupo de Cuidado de los Abogados de los Derechos Humanos en China (CHRLCG).
Otros no han sido tan afortunados. Li Chunfu, de 44 a?os y otro de los abogados detenidos en la campa?a, regres¨® a casa este mes en libertad bajo fianza tras 500 d¨ªas de arresto en solitario. Su familia y amigos denuncian que ha vuelto un hombre roto, f¨ªsicamente muy envejecido, con lesiones en las v¨¦rtebras y un desorden mental. Un hombre entusiasta antes de su detenci¨®n, autodidacta que desde la m¨¢s abyecta pobreza consigui¨® hacerse abogado, ¡°ha perdido mucho peso, est¨¢ mal, muy alterado. Necesita descanso y tratamiento¡±, precisa Chan.
Su ONG asegura haber recibido informaci¨®n acerca de que otros dos abogados especialistas en derechos humanos, Li Heping -hermano de Li Chunfu- y Wang Quanzhang fueron sometidos a altas dosis de electrochoques, que les hicieron desmayarse, en los primeros meses de su detenci¨®n. Li, que permaneci¨® en paradero desconocido durante cinco meses y que se encuentra pendiente de juicio, no ha podido tener acceso a¨²n a un abogado.
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