¡°El ambiente nunca fue as¨ª de malo, ni tras el 11-S¡±
Los fieles de una mezquita analizan el impacto del veto a inmigrantes musulmanes y refugiados
Hablan como si no se lo acabaran de creer. Tienen medio. Los siete hombres musulmanes, entre los 20 y los 50 a?os, con trabajo y familia, llegaron a Estados Unidos hace dos d¨¦cadas y tienen la nacionalidad norteamericana. Se sienten integrados en la sociedad, pero temen que todo cambie: que la ret¨®rica discriminatoria prevalezca y la esencia multicultural de este pa¨ªs se difumine. ¡°El ambiente nunca fue as¨ª de malo, ni tras el 11-S¡±, dice Mohamed, de origen argelino, 44 a?os (22 en EE UU) y padre de dos hijas nacidas cerca de aqu¨ª.
Es s¨¢bado por la tarde en la mezquita Dar Al Hijrah, el epicentro social de la pujante comunidad musulmana de Falls Church (Virginia), a las afueras de Washington. Han pasado 24 horas desde que el presidente estadounidense, Donald Trump, firm¨® un decreto que, bajo el argumento de la lucha contra el yihadismo, proh¨ªbe durante tres meses la entrada a EE UU de inmigrantes de siete pa¨ªses de mayor¨ªa musulmana (Siria, Ir¨¢n, Sud¨¢n, Libia, Somalia, Yemen e Irak) y paraliza durante cuatro meses la llegada de refugiados de cualquier pa¨ªs.
Mohamed y sus amigos analizan el impacto del decreto de Trump a las puertas de la mezquita tras participar con otras 200 personas en el primer rezo tras el anochecer. ¡°Est¨¢ creando terrorismo. Es la mejor receta para dar la raz¨®n a los radicales¡±, lamenta en referencia a que el veto puede interpretarse como una declaraci¨®n de guerra al islam.
Ali, de 29 a?os, digiere con humor la tristeza y los nervios. ¡°?Soy de Somalia, un pa¨ªs prohibido!¡±, proclama. Todos r¨ªen. Explica que conoce a muchos somal¨ªes que quer¨ªan venir a EE UU pero que no podr¨¢n hacerlo. Teme que la prohibici¨®n sea indefinida. Considera injusto que no afecte a pa¨ªses como Arabia Saud¨ª, de la que proced¨ªan 15 de los 19 terroristas de los atentados del 11 de septiembre de 2001. Y esgrime que el veto es innecesario porque los controles ya eran muy rigurosos.
Ninguno de los hombres quiere dar su apellido ni ser fotografiado. Prefieren pecar de prudentes ante posibles represalias pese a que insisten en que es muy buena la convivencia en el municipio. Un guarda de seguridad protege las puertas de la mezquita.
El centro religioso, abierto en 1983, tiene un pasado inc¨®modo. Anuar al Aulaqui, el cl¨¦rigo estadounidense que se uni¨® a Al Qaeda y que EE UU mat¨® en 2011 en un ataque con dron en Yemen, era el im¨¢n de Dar Al Hijrah durante el 11-S. Dos de los terroristas atendieron brevemente sus sermones y, seg¨²n la investigaci¨®n oficial del atentado, su presencia ¡°podr¨ªa no haber sido una coincidencia¡±. La mezquita ha insistido que entonces Al Aulaqui no se hab¨ªa radicalizado y que lo hizo en el extranjero.
Falls Church, de 13.500 habitantes, est¨¢ en una de las zonas m¨¢s progresistas del pa¨ªs, que se ha involucrado en la acogida de refugiados sirios. Ese microcosmos, con su pasado y sus miedos, sirve para calibrar el sentir de la comunidad musulmana en EE UU el d¨ªa despu¨¦s de que el republicano Trump traduzquera por primera vez en hechos el discurso islam¨®fobo que formul¨® en campa?a. El miedo es fundamentado: a finales de 2015, tras los atentados de Par¨ªs, un hombre lanz¨® un c¨®ctel molotov a la mezquita. En las escuelas de los alrededores se han registrado casos de acoso a musulmanes. Es un fen¨®meno nacional.
Los expertos atribuyen el auge en EE UU de los ataques de odio contra musulmanes al discurso de Trump, que como candidato promovi¨® un veto a musulmanes, defendi¨® espiar mezquitas y lanz¨® gui?os a grupos racistas.
¡°Trump los ha normalizado y empoderado¡±, dice Ali respecto a los islam¨®fobos. ¡°Es ir¨®nico que estemos hablando de esto en el a?o 2017¡±, agrega. ¡°Hay una guerra contra el islam. Punto y final¡±, proclama Abdullah, de 50 a?os y origen argelino.
Cambio cultural
Lo que m¨¢s preocupa a su amigo Mohamed es que desaparezca la ¡°cultura de tolerancia¡±, que forma parte del ADN estadounidense y que ¨¦l sinti¨® cuando lleg¨® a Virginia en 1995 con su mujer. Dice que, ni tras los atentados de 2001, percibi¨® que los musulmanes fueran tan se?alados p¨²blicamente y percibidos como sin¨®nimo de peligro. ¡°La gente nos entendi¨® entonces¡±, dice respecto a la esencia pac¨ªfica del islam. ¡°Si cumpl¨ªas la ley todo estaba bien¡±.
Ahora es distinto. Mohamed teme que, si Trump tiene ¨¦xito en su pol¨ªtica econ¨®mica, la poblaci¨®n tolere su ret¨®rica discriminatoria contra los ¡°d¨¦biles¡±, como musulmanes, mexicanos o mujeres. ¡°Ahora se?ala a los musulmanes, pero luego vendr¨¢n otras minor¨ªas¡±, advierte. Y ve paralelismos con su Argelia natal: ¡°Los aut¨®cratas del tercer mundo piden a la poblaci¨®n que ceda valores a cambio de estabilidad. Pero es un m¨¦todo muy malo. Hay que leer la historia¡±.
Los siete hombres admiten estar asustados por lo que pueda pasar en los cuatro a?os de presidencia. Pero no van a ceder. ¡°Tenemos el mismo pasaporte que Trump y lo conseguimos antes que Melania¡±, subraya Abdullah sobre la esposa del mandatario, nacida en Eslovenia y nacionalizada en 2006. ¡°Mientras vivamos aqu¨ª, somos americanos¡±.
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