Crecen las protestas en EE UU contra el veto a los refugiados
¡°Esta no es la Am¨¦rica que so?amos¡±, dice un refugiado en el aeropuerto de Dulles, en Washington
Decenas de miles de personas volvieron a salir a las calles en Estados Unidos en una nueva oleada de protestas contra el Gobierno de Donald Trump, esta vez centradas en el decreto que firm¨® el viernes y que proh¨ªbe la entrada de refugiados e inmigrantes de algunos pa¨ªses de mayor¨ªa musulmana. Las protestas m¨¢s multitudinarias, una semana despu¨¦s de la masiva marcha de las mujeres, se produjeron en Nueva York, Boston y Washington. Tambi¨¦n los aeropuertos vivieron un nuevo d¨ªa de protestas y de activismo pol¨ªtico, con centenares de abogados voluntarios organiz¨¢ndose para proporcionar ayuda legal a los afectados por el veto de Trump, ampliamente considerado una medida contra los musulmanes.
¡°Am¨¦rica es una orgullosa naci¨®n de inmigrantes y seguiremos mostrando compasi¨®n con aquellos que huyen de la opresi¨®n, pero lo haremos protegiendo a nuestros ciudadanos y nuestra frontera¡±, sostuvo Trump el domingo desde la Casa Blanca. En frente de la residencia presidencial unas 2.000 personas se congregaron en una de las numerosas protestas del d¨ªa. ¡°Quiero ser claro, esto no es una prohibici¨®n a musulmanes, como est¨¢n informando de manera falsa los medios. Se trata de terrorismo y de mantener seguro a nuestro pa¨ªs. Hay m¨¢s de 40 pa¨ªses de mayor¨ªa musulmana y que no est¨¢n afectados por esta orden¡±, dijo el presidente.
En lugares como el aeropuerto internacional de Dulles (Virginia), el argumento de Trump no convenc¨ªa a ninguno de los centenares de personas que durante horas se concentraron en la puerta de salida de los vuelos internacionales. El objetivo de la protesta eracondenar la medida y asegurar a los sorprendidos viajeros que EE UU es ¡°una naci¨®n de inmigrantes¡± que ¡°le da la bienvenida a los musulmanes¡± y gente de todo color, religi¨®n o pa¨ªs, seg¨²n se le¨ªa en las pancartas y se escuchaba en las proclamas.
Hamza ten¨ªa que hacer algunos equilibrios para mantener el cartel en alto sin que se le escurrieran los dos pasaportes que tambi¨¦n agitaba en la sala de llegadas de Dulles.
¡°Soy un refugiado¡±, rezaba su escueta pancarta. En una mano, el pasaporte de su pa¨ªs de origen, Irak. En la otra, el estadounidense que obtuvo tras llegar como refugiado hace 15 a?os por la misma puerta ante la que ayer se uni¨® a los manifestantes, abogados y activistas que por segundo d¨ªa protestaban por el veto migratorio de Trump.
¡°Esta no es la Am¨¦rica con la que so?amos todos, esta no es la superpotencia que se supone tiene que ayudar a otros, no prohibirles la entrada¡±, dec¨ªa, frustrado, Hamza.
No era el ¨²nico. Las pancartas preparadas con premura de muchos de los manifestantes eran una muestra de la indignaci¨®n que sienten muchos ciudadanos desde que se conoci¨® la orden ejecutiva de Trump, la noche del viernes.
¡°Prohibir la entrada a inmigrantes es antiamericano¡±, denunciaba una pancarta. ¡°Donald Trump es un insulto a nuestra historia¡±, ¡°Los refugiados son bienvenidos aqu¨ª. Los musulmanes son todos bienvenidos¡±, rezaban otros carteles. Una afirmaci¨®n que tambi¨¦n proclamaban a gritos los manifestantes, que saludaban y celebraban la llegada de los pasajeros procedentes de diversos vuelos internacionales. Entre estos, algunos se mostraban sorprendidos y algo cohibidos, pero muchos m¨¢s apreciaron el gesto y agradecieron la calurosa bienvenida a un pa¨ªs que, desde el viernes, ha cerrado sus puertas a muchos.
¡°Eso est¨¢ mal¡±, lamentaba Hamza. ¡°Todos los musulmanes no son terroristas y prohibirles la entrada a todos es como decir que todos lo son¡±, advert¨ªa. ¡°Las cosas no se hacen as¨ª, no se puede prohibir la entrada a todos. Espero que (Trump) cambie de idea, que deje de hacernos parecer mal a todos. Presidente, por favor, tiene que parar esto¡±, insisti¨®.
Pero por ahora, salvo la precisi¨®n ¡ªno hecha en un principio¡ª de que el veto no afectar¨¢ a los que tienen una green card, el permiso de residencia legal, no hay se?ales de que la nueva Casa Blanca vaya a echar marcha atr¨¢s, m¨¢s bien al contrario. Aunque un juez federal emiti¨® una orden la noche del s¨¢bado ordenando a los agentes del aeropuerto que permitan que las personas retenidas por la orden ejecutiva puedan hablar con un abogado, hasta este domingo los abogados voluntarios congregados en Dulles no hab¨ªan podido hacerlo.
¡°No nos han dado acceso. Ni sabemos cu¨¢ntos hay porque no nos dan ninguna informaci¨®n¡±, critic¨® Mirriam Seddiq, una de los muchos abogados especializados en migraci¨®n que se personaron en el aeropuerto para ayudar a los atrapados en el limbo legal tras la orden de Trump, al igual que muchos traductores de ¨¢rabe voluntarios. Pese a que llevaban en mano la orden judicial que un juez federal de Virginia emiti¨® la noche del s¨¢bado ordenando a los agentes de fronteras garantizar acceso a los abogados, tampoco lograron pasar a la zona de aduanas los cuatro congresistas dem¨®cratas Gerry Connolly y Don Beyer de Virginia y John Delaney y James Raskin que acudieron a mostrar su apoyo a los refugiados. El s¨¢bado tambi¨¦n acudieron el gobernador de Virginia, el tambi¨¦n dem¨®crata Terry McAuliffe, y el senador dem¨®crata Cory Booker.
Hoy todos somos inmigrantes!¡±, afirm¨® el legislador Connolly en una breve rueda de prensa en la que todos coincidieron en criticar duramente una decisi¨®n presidencial que, afirmaron, va en contra de los valores del pa¨ªs y se asemeja a otros momentos vergonzosos de su historia, como el internamiento de m¨¢s de 120.000 japoneses americanos en campos de concentraci¨®n durante la Segunda Guerra Mundial.
Trump empieza su mandato con una contestaci¨®n interna infrecuente para un presidente novato. El 21 de enero, un d¨ªa despu¨¦s de jurar el cargo, centenares de miles de personas ocuparon el centro de Washington y otras ciudades en la llamada marcha de las mujeres. La tasa de popularidad del presidente est¨¢ en los niveles m¨¢s bajos.
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