El presidente de Honduras busca una pol¨¦mica reelecci¨®n
El Tribunal Electoral aprob¨® en diciembre la candidatura de Hern¨¢ndez para un segundo mandato
Las ambiciones de reelecci¨®n que al expresidente Manuel Zelaya le costaron el cargo en Honduras, expulsado por un golpe de Estado en 2009, las repite casi sin oposici¨®n ni esc¨¢ndalo internacional el actual mandatario, Juan Orlando Hern¨¢ndez. Con el camino despejado por la Sala Constitucional, la cual controla, el Tribunal Electoral aprob¨® en diciembre su candidatura para un segundo mandato.
Hern¨¢ndez ha forjado un fuerte control de las instituciones, principalmente en organismos clave como la Sala Constitucional, que en abril de 2015 declar¨® inaplicable para ¨¦l el art¨ªculo p¨¦treo de la Carta Magna hondure?a que proh¨ªbe la reelecci¨®n presidencial. Tras el visto bueno de las autoridades electorales, Hern¨¢ndez qued¨® habilitado para participar en las elecciones primarias de su agrupaci¨®n pol¨ªtica, el derechista Partido Nacional. El mandatario, que tom¨® posesi¨®n en 2014 y termina su periodo en 2018, busca as¨ª llegar a un nuevo mandato en las elecciones del pr¨®ximo noviembre.
Estas maniobras han levantado ampollas entre la oposici¨®n, as¨ª como entre acad¨¦micos, juristas y activistas que rechazan la violaci¨®n a la Constituci¨®n. Los cr¨ªticos temen las ambiciones pol¨ªticas del mandatario, en un pa¨ªs profundamente fracturado tras el golpe de 2009, y donde la pobreza golpea al 64% de la poblaci¨®n, seg¨²n datos del Banco Mundial. La corrupci¨®n es rampante y la violencia desangra las calles de sus principales ciudades.
El objetivo de Hern¨¢ndez se topaba con dos prohibiciones constitucionales: el art¨ªculo que proh¨ªbe la reelecci¨®n y que por su naturaleza no puede ser reformado ni por el Congreso ni por un fallo de la Corte Suprema, sino por mandato popular a trav¨¦s de un refer¨¦ndum, y un candado constitucional que establece como "obligatoria" la alternancia en el poder y especifica que "la infracci¨®n de esta norma constituye delito de traici¨®n a la patria". Hern¨¢ndez deb¨ªa esperar por lo menos un periodo constitucional para poder aspirar nuevamente a la presidencia.
10 a?os de sanci¨®n
La Constituci¨®n establece que "el ciudadano que haya desempe?ado la titularidad del Poder Ejecutivo no podr¨¢ ser presidente o designado. El que quebrante esta disposici¨®n o proponga su reforma, as¨ª como aquellos que lo apoyen directa o indirectamente, cesar¨¢n de inmediato en el desempe?o de sus respectivos cargos y quedar¨¢n inhabilitados por 10 a?os para el ejercicio de toda funci¨®n p¨²blica".
En noviembre Hern¨¢ndez anunci¨® oficialmente su candidatura y dijo que se compromet¨ªa a "aspirar a solo un per¨ªodo de gobierno, porque creo que as¨ª debe ser". En declaraciones difundidas por Efe, Enrique Ortez, del opositor Partido Liberal, asegur¨® que con su decisi¨®n, a los hondure?os les quedaba como respuesta "el derecho a la insurrecci¨®n".
Con su decisi¨®n, Hern¨¢ndez sigue los pasos del nicarag¨¹ense Daniel Ortega, quien tambi¨¦n logr¨® el control de los poderes del Estado para saltarse prohibiciones constitucionales sobre la reelecci¨®n. Ortega cumpli¨® en enero 10 a?os en el poder, iniciando su tercer mandato consecutivo acompa?ado de su esposa, Rosario Murillo, como vicepresidenta.
"En el a?o 2009, quienes ejecutaron el golpe de Estado justificaron el uso de las armas y la violencia para detener las presuntas intenciones de reelecci¨®n del expresidente Manuel Zelaya Rosales", escribi¨® el abogado Joaqu¨ªn Mej¨ªa. "En 2016, el presidente Hern¨¢ndez ha venido tejiendo una inmensa de red de favores y controles hasta lograr la subordinaci¨®n absoluta de toda la institucionalidad, incluidas las Fuerzas Armadas, lo cual explica por qu¨¦ a estas alturas hay un silencio total de las instituciones que deber¨ªan estar actuando en defensa de la Constituci¨®n y por qu¨¦ sus planes de reelecci¨®n siguen viento en popa arropadas por un falso discurso de legalidad que no puede ocultar este nuevo golpe a la fr¨¢gil democracia hondure?a", explic¨® Mej¨ªa. Para cr¨ªticos como Mej¨ªa, ocho a?os despu¨¦s, Honduras vive un nuevo golpe.
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