Sergio Jaramillo: ¡°En Colombia el inter¨¦s de los pol¨ªticos por el poder tiende a derrotar el inter¨¦s por la paz¡±
Uno de los principales art¨ªfices del proceso de paz reflexiona sobre el acuerdo con las FARC
Sergio Jaramillo (Bogot¨¢, 1966) es, junto al presidente, Juan Manuel Santos, la persona que m¨¢s vinculada ha estado al proceso de paz de Colombia, del cual ha sido uno de los principales art¨ªfices. Particip¨® en las conversaciones secretas que condujeron a los di¨¢logos de La Habana; negoci¨® durante casi cuatro a?os con la guerrilla de las FARC en Cuba y ahora, trata de llevar a buen puerto la implementaci¨®n de los acuerdos para que el proceso no naufrague. Jaramillo reflexiona en su domicilio de Bogot¨¢ durante casi dos horas sobre lo que ha supuesto para ¨¦l y su pa¨ªs los acuerdos de paz que pusieron en noviembre fin a un conflicto de m¨¢s de 50 a?os.
Pregunta. ?Cu¨¢l es el mayor riesgo que corre el proceso de paz?
Respuesta. Que el pr¨®ximo Gobierno no lo apoye. Mucha gente en Colombia no ha entendido que este proceso no se trata simplemente de que las FARC se desarmen, sino de cerrar el conflicto hist¨®rico y sentar las bases para que no se repita o degenere en otra cosa. Es sobre todo una oportunidad que solo se le presenta a una sociedad una vez en una generaci¨®n para entrar en una verdadera transici¨®n. Tenemos que entender la paz como una gran palanca de cambio que nos obliga a hacer lo que no hemos sido capaces de hacer en cincuenta a?os: asegurar que la democracia abarque todo el territorio, no solo como participaci¨®n electoral, sino como garant¨ªa de derechos de todos por igual.
P. ?Por qu¨¦ cree que a¨²n muchos colombianos no lo han entendido?
R. Primero porque muchos colombianos escasamente conocemos el pa¨ªs en que vivimos. Pocas personas tienen la oportunidad de darse una vuelta por la ¡°periferia ind¨®mita¡± del pa¨ªs. Segundo, porque el conflicto es cada vez m¨¢s lejano para la mayor¨ªa, que vive en la ciudad. Hay una sorprendente falta de solidaridad y empat¨ªa con la gente que ha vivido la guerra. Y luego est¨¢ la pol¨ªtica. En Colombia el inter¨¦s de los pol¨ªticos por el poder tiende a derrotar el inter¨¦s por la paz, y eso confunde a todo el mundo.
P. Las FARC se han desplazado hacia las zonas de movilizaci¨®n. Apenas tuvo eco en Colombia algo tan relevante. ?C¨®mo se revierte eso?
R. Con dificultad. Nos va a tomar m¨¢s de una generaci¨®n lograr que los colombianos nos sintamos que somos todos parte de un mismo pa¨ªs, de una misma sociedad.
P. ?En qu¨¦ han cambiado las FARC en este tiempo?
R. Si uno no entiende que un proceso de paz es un proceso de transformaci¨®n, no entiende absolutamente nada. A La Habana fueron llegando cada vez m¨¢s comandantes de las FARC y era evidente c¨®mo lentamente se iban amoldando al proceso. Lo mismo dir¨¢n ellos de alguna gente del Gobierno. Soy un gran creyente de las posibilidades del di¨¢logo, no solo para entender qu¨¦ diablos est¨¢ pensando el otro, sino tambi¨¦n porque el di¨¢logo alberga y crea posibilidades de encontrar soluciones que parec¨ªan imposibles. ?Qui¨¦n se hubiera imaginado que un gobierno democr¨¢tico y una guerrilla marxista podr¨ªan escribir conjuntamente un acuerdo de 300 p¨¢ginas para terminar una guerra tan larga como esta? A m¨ª todav¨ªa me parece un milagro.
Nos va a tomar m¨¢s de una generaci¨®n lograr que los colombianos nos sintamos que somos todos parte de un mismo pa¨ªs
P. ?C¨®mo fue la relaci¨®n entre ustedes?
R. La negociaci¨®n fue el equivalente de trabajar en la cocina de un restaurante en Madrid o Barcelona a las nueve de la noche un fin de semana. Una cosa de alta intensidad, en la que no puedes cometer un error, con personalidades distintas con las que est¨¢s obligado a trabajar. Por supuesto que hubo roces, eran puntos de vista distintos y habl¨¢bamos de temas fundamentales para Colombia. Gracias a Dios contamos con el liderazgo sereno y l¨²cido de Humberto de la Calle para poner orden en la casa. Sin Humberto no habr¨ªa habido acuerdo de paz, as¨ª de sencillo.
P. ?Usted en qu¨¦ ha cambiado?
R. En una negociaci¨®n tan dura y larga necesariamente uno tiene que ser consciente de c¨®mo lo est¨¢ percibiendo el otro, y tambi¨¦n su propio lado. Hasta cierto punto la negociaci¨®n interna fue tan dif¨ªcil como la negociaci¨®n con las FARC. Yo tiendo a ser demasiado franco y directo, tal vez por haber vivido tiempo por fuera. En situaciones de alta tensi¨®n, si uno no es cuidadoso, puede terminar hiriendo muchas sensibilidades.
P. ?Cu¨¢l es su mayor autocr¨ªtica?
R. No haber sabido explicarles mejor a los colombianos la esencia del proceso. No tengo la menor duda de que la confidencialidad era necesaria para el avance de la negociaci¨®n. Si todo es p¨²blico, no hay margen de maniobra y no se llega a ning¨²n acuerdo, porque cada quien le habla a su propia audiencia. Pero podr¨ªamos haber hecho m¨¢s para explicar.
P. ?Qu¨¦ ha aprendido estos cuatro a?os de Colombia?
R. Que somos una sociedad a¨²n m¨¢s fragmentada y dividida de lo que yo pensaba. Cada quien vive en su burbuja. Pero que tambi¨¦n, cuando se abren espacios, hay posibilidades de cambio. En Colombia hay tambi¨¦n una gran bondad.
Mi mayor autocr¨ªtica es no haber sabido explicarles mejor a los colombianos la esencia del proceso
P. Tanto usted, como el general Naranjo y el general Mora, trabajaron muy cerca del mayor opositor con el proceso, ?lvaro Uribe. ?C¨®mo fue lidiar con alguien a quien conoc¨ªa y que fue tan cr¨ªtico?
R. Yo era viceministro de Defensa del presidente Uribe y renunci¨¦ en 2009, porque no estaba de acuerdo con que intentara cambiar la Constituci¨®n por segunda vez para mantenerse en el poder. Sobra decir que desde entonces no me volvi¨® a hablar. Fue interesante verlo en las discusiones que tuvimos despu¨¦s del plebiscito con los representantes del ¡®no¡¯. Y tambi¨¦n fue frustrante. Cualquier persona que analice el conflicto y la negociaci¨®n se da cuenta de que jam¨¢s hubi¨¦ramos llegado a este resultado sin los dos periodos del presidente Uribe. Y mucha gente no entiende por qu¨¦ ¨¦l mismo no reconoce eso y valora lo que se ha hecho tambi¨¦n como resultado de su gobierno. Pero volvemos a lo mismo: el inter¨¦s por el poder derrota a todos los dem¨¢s. Al final, su ¨²nico inter¨¦s en las discusiones que tuvimos era aprovechar pol¨ªticamente el resultado del plebiscito. Casi todos los 60 cambios al acuerdo que nos pidieron los del 'no' los logramos en la renegociaci¨®n. Uribe no reconoci¨® ninguno, no le interesaba reconocer.
P. ?Cu¨¢l fue la cr¨ªtica que m¨¢s le molest¨®?
R. No me molestan las cr¨ªticas, al contrario, me gustan porque me mantienen despierto. Lo que me molesta es que se evite el debate con argumentos. La campa?a del 'no' fue una campa?a muy cobarde, que trat¨® de tergiversar todo lo que pudo, y lo logr¨®.
P. ?Qu¨¦ va a ser lo m¨¢s complicado de implementar?
R. Tres cosas. Primero, ejecutar ese gran programa de desarrollo rural que integre a las regiones de Colombia. Gobierno tras Gobierno, Congreso tras Congreso dejaron a la buena de Dios vastos territorios donde se instalaron tranquilamente las FARC, los paramilitares y los cultivos de coca. Contra esas fuerzas hist¨®ricas tenemos que trabajar. Por eso hay que pensar en una transici¨®n de 10 o 15 a?os que comprometa a los pr¨®ximos Gobiernos. Luego est¨¢ el tema las v¨ªctimas. Llevar a la realidad el sistema integral de verdad, justicia y reparaci¨®n que acordamos va a ser dif¨ªcil, porque solo va a funcionar si aceptamos que todos tenemos que poner la cara. Aqu¨ª est¨¢ la diferencia fundamental con el presidente Uribe y su partido, que piensa que solo las FARC tienen que responder. No: la sociedad se tiene que mirar al espejo. Si no lo hacemos va a ser muy dif¨ªcil construir las bases de confianza en las regiones para construir paz, porque las grietas son muy profundas. La gente en los territorios sabe qui¨¦n hizo qu¨¦, y no fueron solo las FARC. Eso me lleva al ¨²ltimo tema, que es entrar en una verdadera l¨®gica de paz y convivencia. No se trata de abrazar al otro, pero s¨ª de mostrar una disposici¨®n a convivir con el otro, a someternos a unas mismas reglas del juego. Me parece que en eso hemos avanzado poco y la polarizaci¨®n pol¨ªtica no ayuda.
Cualquier estrategia que se base exclusivamente en la erradicaci¨®n de cultivos es como el proverbial perro que se muerde la cola
P. ?En qu¨¦ consiste la paz territorial?
R. La idea de la paz territorial bebe de varias fuentes. Del reconocimiento de la diversidad regional de Colombia, somos varios pa¨ªses en uno. De la necesidad de articular alrededor de un territorio las diferentes medidas que acordamos en La Habana, para que se refuercen mutuamente. Y sobre todo, de la necesidad de repensar el modelo de construcci¨®n de Estado, de replantear la relaci¨®n entre Estado y sociedad en las regiones perif¨¦ricas del pa¨ªs. La gente quiere tener voz. Si la implementaci¨®n se basa en la participaci¨®n, y la gente ve que esa participaci¨®n produce cambios, tendr¨¢ m¨¢s confianza en instituciones que nunca le han aportado gran cosa, y a su vez les exigir¨¢ m¨¢s. Construir ese c¨ªrculo virtuoso es el objetivo de la paz territorial.
P. Despu¨¦s de 50 a?os de conflicto, ?cu¨¢nto tiempo puede tardar en llegar el Estado a las regiones remotas?
R. Yo no creo que el Estado vaya a llegar a ninguna parte, creo que hay que construirlo in situ. El Gobierno tiene por supuesto que montar los programas y apoyar. Pero el liderazgo tiene que venir de las mismas regiones, de alcaldes, agricultores, empresarios, v¨ªctimas, universitarios, movimientos sociales.
P. El gran riesgo es que otros actores ocupen el lugar, el vac¨ªo, que dejaron las FARC. ?C¨®mo se va a evitar eso?
R. Adecuando la estrategia de seguridad a la transici¨®n que estamos viviendo, ah¨ª todav¨ªa tenemos camino por recorrer, y acelerando la implementaci¨®n de los acuerdos.
P. ?Qui¨¦n est¨¢ m¨¢s lejos de asimilar la reincorporaci¨®n de los miembros de las FARC, el Estado o la sociedad?
R. Se habla demasiado de las zonas de concentraci¨®n y del desarme de las FARC, pero lo que importa es lo que va a pasar despu¨¦s. Para que el Acuerdo se pueda implementar, la sociedad se tiene que abrir y aceptar que las FARC ser¨¢n parte de un mismo proyecto de construcci¨®n de paz, incluso de pa¨ªs. Y las FARC a su vez tienen que dejar el tonito arrogante que tanto ofende a los colombianos y dar m¨¢s muestras de arrepentimiento. Est¨¢n mejorando, han reconocido responsabilidad.
Lo que est¨¢ en juego en las elecciones de 2018 es el futuro del proceso de paz, nada menos
P. Los cultivos de coca han crecido en los ¨²ltimos a?os. ?Hay que alarmarse? ?C¨®mo se va a conseguir erradicar el narcotr¨¢fico?
R. Por supuesto que hay que alarmarse. Siempre hemos sabido que en el momento en que las FARC salieran de las zonas de cultivo, otros iban a entrar. Hay que llenar r¨¢pidamente ese vac¨ªo, y por eso hay que implementar prioritariamente el programa de sustituci¨®n que acordamos. Eso requiere intervenciones complejas y bien coordinadas del Gobierno en esos territorios, para integrarlos a la econom¨ªa nacional. Cualquier estrategia que se base exclusivamente en la erradicaci¨®n es como el proverbial perro que se muerde la cola: uno erradica aqu¨ª y el campesino cultiva all¨¢. La clave est¨¢ en abrirles el camino a una nueva vida a los campesinos con la sustituci¨®n, y erradicar decididamente los cultivos de los que no quieran participar.
P. ?Cu¨¢ndo se va a poder saber si el acuerdo de paz ha funcionado?
R. La mitad de los procesos de paz fracasan despu¨¦s de la firma de un acuerdo. Cuanto m¨¢s largo sea el conflicto, mayor probabilidad de fracaso. Eso hay que tomarlo en serio, no se puede pensar que aqu¨ª ya est¨¢ todo resuelto. La firma del acuerdo fue el verdadero comienzo del proceso, no el final.
P. ?Qu¨¦ se juega Colombia en las elecciones de 2018 en relaci¨®n al proceso?
R. Lo que est¨¢ en juego es el futuro del proceso de paz, nada menos. Yo lo ¨²nico que pido es que los candidatos se comprometan a respetar el proceso, no m¨¢s. Que propongan lo que quieran, pero que no maten la paz.
P. ?Por qu¨¦ ha sido tan importante el apoyo de la comunidad internacional?
R. Ha jugado y est¨¢ jugando un papel decisivo. La labor de Cuba y Noruega como garantes fue definitiva. No tengo duda aluna de que las negociaciones solo podr¨ªan haber funcionado en La Habana. Cada quien puede pensar lo que quiera de Cuba, pero tiene un cuerpo diplom¨¢tico de gran profesionalismo que puso enteramente a disposici¨®n de la negociaci¨®n. Siempre estaremos en deuda con ellos.
P. ?Por qu¨¦ cree que los cr¨ªticos con el proceso han encontrado en Espa?a mayor respaldo que en otros pa¨ªses?
R. Espa?a nos ha apoyado como pocos en todo lo que le hemos pedido. Pero hay un cierto tipo de derecha radical que es muy parecida aqu¨ª y all¨¢ y que resuena entre s¨ª, porque tiene el mismo discurso. Pretenden que son unos dem¨®cratas impolutos y que solo los dem¨¢s tienen que responder. Un profesor de Oxford muy amigo suele decir: no conf¨ªes en nadie que use corbat¨ªn. Y yo digo: no conf¨ªes en ning¨²n pol¨ªtico que se llame a s¨ª mismo dem¨®crata.
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