Un gran vivero del Estado Isl¨¢mico, en el coraz¨®n de Marruecos
Decenas de yihadistas han partido a Siria desde dos barrios pr¨®ximos a Rabat
En apenas un cuarto de hora de tranv¨ªa y cinco minutos de taxi se llega desde el Palacio Real o el Parlamento de Marruecos, en Rabat, a los barrios de Oued Adahab y Rehma, en la ciudad de Sal¨¦, donde viven un mill¨®n de habitantes. Los dos barrios, separados por una glorieta, no son especialmente peligrosos ni problem¨¢ticos. Pero desde sus calles han partido a Siria unos cien yihadistas desde 2011 para integrarse en las filas de organizaciones yihadistas y, sobre todo, el Estado Isl¨¢mico (ISIS, en sus siglas en ingl¨¦s). La fuente que ofrece tal cifra, a falta de datos oficiales, es Issam Chouider, responsable de prensa del Comit¨¦ Conjunto para la Defensa de los Detenidos Islamistas (CCDDI), y Abdel¨¢ Hamzaoui, vecino del barrio y activista salafista. Ambos prefieren hablar al margen de la organizaci¨®n de defensa de presos y presentarse como ¡°investigadores sociol¨®gicos¡±.
El responsable de la Oficina Central de Investigaciones Judiciales (BCIJ, por sus siglas en franc¨¦s), Abdelhak El Khayyam, ha declarado en varios medios marroqu¨ªes que ¡°durante un cierto periodo¡± los yihadistas que part¨ªan a Irak y Siria proven¨ªan de las ciudades del norte de Marruecos, como T¨¢nger, Tetu¨¢n o Martil. Sin embargo, en los ¨²ltimos a?os, seg¨²n El Khayyam, las c¨¦lulas de supuestos terroristas detenidos (509 en los dos ¨²ltimos a?os) provienen de todas las regiones. En los barrios de Oued Adahab y Rehma viv¨ªan varias menores pertenecientes a una supuesta c¨¦lula terrorista de mujeres desmantelada en octubre.
A simple vista no hay nada que vuelva a estos barrios distintos respecto de otras zonas humildes de Marruecos. Abundan los vendedores ambulantes de frutas, hay bastantes calles sin asfaltar, casas con peque?os huertos y pocas instalaciones deportivas. La pregunta que surge es por qu¨¦ ha partido desde aqu¨ª tanta gente para integrase a las filas del Estado Isl¨¢mico. Chouider, representante del comit¨¦ de islamistas arrestados, explica: ¡°En estos barrios populares, que est¨¢n medio abandonados por parte del Estado, hay vecinos que hacen mucho a cambio de nada, que siempre ayudan a los dem¨¢s. Cuando alguien de ellos parte para Siria, detr¨¢s de ¨¦l suelen ir diez¡±.
Entre los yihadistas que parten a Siria hay de todo. Pero la mayor¨ªa son de clase media, con dinero para pagarse el billete de avi¨®n Issam Chouider, responsable de prensa del Comit¨¦ Conjunto para la Defensa de los Detenidos Islamistas
El activista Hamzaoui a?ade que muchos se fueron a luchar contra el r¨¦gimen de Bachar el Asad porque no pod¨ªan soportar ¡°la sangre derramada de los ni?os¡±. ¡°Con Siria tenemos en com¨²n no solo la lengua y la religi¨®n. Desde hace m¨¢s de 20 a?os vemos series de televisi¨®n sirias, hay un contacto de amor y respeto. Y aqu¨ª mucha gente vio que los Gobiernos no reaccionaban a la petici¨®n de ayuda del pueblo sirio y se fueron¡±, a?ade Hamzaoui. Y Chouider remacha: ¡°Se convencen a trav¨¦s de Internet. Los medios de Daesh (acr¨®nimo de Estado Isl¨¢mico, en ¨¢rabe) cuentan mentiras a menudo, pero tienen una gran influencia sobre los j¨®venes¡±.
En cuanto al perfil de los que se van, ambos aseguran que hay de todo: ¡°Los hay de clase alta, con mucho dinero, y tambi¨¦n muy pobres¡±, se?ala Chouider. ¡°Pero la mayor¨ªa suelen ser de clase media. Por clase media quiero decir que tienen al menos el dinero suficiente para pagarse el viaje en avi¨®n a Turqu¨ªa¡±.
Chouider y Hamzaoui aclaran que ellos no solo no tienen nada que ver con el Estado Isl¨¢mico sino que intentan convencer a muchos j¨®venes para que no caigan en las redes del ISIS. En Espa?a, sin embargo, el juez Eloy Velasco estim¨® en un auto el pasado enero que el Comit¨¦ Conjunto para la Defensa de los Detenidos Islamistas ¡°no es m¨¢s que una organizaci¨®n que apoya y ayuda a los terroristas yihadistas¡±. Chouider esgrime que Daesh adoctrina a su gente para que cuando la polic¨ªa los detenga ellos digan que los miembros del comit¨¦ tambi¨¦n pertenecen al ISIS. ¡°Sin embargo, desde la creaci¨®n de la asociaci¨®n en 2011, la polic¨ªa marroqu¨ª nunca ha detenido a ninguno de nuestros miembros¡±, se?ala.
No obstante, Chouider reconoce que el antiguo coordinador general de su asociaci¨®n, Anas Halaoui, parti¨® en 2013 a Siria para hacer la yihad y muri¨® al cabo de seis meses. Sin embargo, insiste en que su organizaci¨®n intenta apartar a los j¨®venes del camino del ISIS. ¡°Lo hacemos de forma indirecta, porque si vamos hacia ellos dici¨¦ndoles que lo que est¨¢n viendo en los medios de Daesh no existe vamos a provocar un rechazo hacia nosotros. As¨ª que intentamos hacerlo poco a poco¡±.
La banalizaci¨®n del radicalismo
Para el periodista Hicham Houda?fa, quien acaba de publicar en su editorial En toutes lettres, un libro en versi¨®n francesa y ¨¢rabe titulado Extremismo religioso, el problema m¨¢s grave de Marruecos es la banalizaci¨®n del radicalismo. Durante varios meses Houda?fa ha recorrido junto a su compa?ero Mohamed Sammouni algunos de los principales barrios marroqu¨ªes exportadores de yihadistas, ha visitado las principales universidades con asignaturas de estudios isl¨¢micos.
¡°En el atentado que se produjo en la discoteca Reina, de Estambul, el uno de enero de 2017, murieron dos mujeres marroqu¨ªes entre las 39 v¨ªctimas mortales¡±, comenta Houda?fa. Esos d¨ªas, en las redes sociales del pa¨ªs se produjo una avalancha de insultos hacia ellas, a cara descubierta, con nombres y apellidos. Muchos ciudadanos las acusaban de prostitutas, dec¨ªan que no hab¨ªa que rendirles el homenaje f¨²nebre. Ah¨ª se vio claramente hasta qu¨¦ punto se ha banalizado la radicalizaci¨®n en este pa¨ªs. Mucha de la gente que profer¨ªan esos insultos no son ni barbudos, ni adeptos a corrientes extremistas. Son, simplemente, j¨®venes que transmiten una radicalizaci¨®n banalizada y sin complejos¡±.
Hicham Houda?fa reconoce que el Estado marroqu¨ª consagra muchos esfuerzos para difundir un islam del rito malekita ¡°del justo medio¡±, ajeno a la violencia. ¡°Pero est¨¢ claro que ese trabajo no es suficiente. Hay combatir el radicalismo con una verdadera reforma de la educaci¨®n. Los colegios son la ¨²nica muralla contra ese fen¨®meno. Tal vez la soluci¨®n sea trabajar sobre las generaciones futuras¡±, concluye Houda?fa.
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