Trump arrecia su ataque y planta a los corresponsales de La Casa Blanca
El presidente ahonda la brecha con los medios a los que ha declarado la guerra desde la Casa Blanca
Hay una fiesta que Donald Trump se va a saltar pese a lo mucho que le gustan las galas. Seg¨²n ha anunciado el presidente republicano este s¨¢bado, no asistir¨¢ a la cena de corresponsales de la Casa Blanca, uno de los eventos sociales m¨¢s esperados del a?o en Washington y que se viene celebrando desde comienzos del Siglo XX. Su decisi¨®n se ha conocido un d¨ªa despu¨¦s de que su equipo provocara en¨¦rgicas protestas de esos mismos corresponsales por denegarle el acceso a un encuentro de prensa a varios medios nacionales e internacionales.
¡°No participar¨¦ en la Cena de la Asociaci¨®n de Corresponsales de la Casa Blanca de este a?o. Por favor, manden mis mejores deseos a todos y pasen una estupenda velada¡±, tuite¨® el republicano.
I will not be attending the White House Correspondents' Association Dinner this year. Please wish everyone well and have a great evening!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) February 25, 2017
El presidente de la Asociaci¨®n de Corresponsables de la Casa Blanca que organiza el evento anual, Jeff Mason, ha respondido diciendo que la organizaci¨®n ¡°toma nota¡± del anuncio de Trump. Aun as¨ª, ha agregado, los planes siguen adelante para un evento que ¡°ha sido y seguir¨¢ siendo una celebraci¨®n de la Primera Enmienda (que defiende la libertad de expresi¨®n) y el importante papel desempe?ado por medios independientes en una rep¨²blica sana¡±.
Es la segunda vez en 24 horas que Mason se tiene que pronunciar por una decisi¨®n de la Casa Blanca, despu¨¦s de la protesta que emiti¨® desde que, el viernes, la Administraci¨®n Trump diera el in¨¦dito paso de impedirle la entrada a un encuentro con el portavoz de prensa, Sean Spicer, a cinco grandes medios nacionales, incluidos The New York Times y CNN, frecuente objetivo de los ataques del presidente republicano.
El boicoteo a la fiesta que re¨²ne cada a?o en abril en Washington a los grandes medios y sus estrellas, as¨ª como a pol¨ªticos y celebridades, incluido el propio magnate antes de entrar en pol¨ªtica, supone as¨ª un paso m¨¢s en la creciente tensi¨®n entre la Administraci¨®n Trump y el ¡°cuarto poder¡±. Adem¨¢s, rompe con una tradici¨®n respetada por sus predecesores, por muy enfadados que estuvieran con los que cuentan y vigilan cada uno de sus pasos.
Pero supone en cierto modo tambi¨¦n una medida preventiva. Hace semanas que se cocinaba un creciente boicot por parte de la prensa a la versi¨®n pol¨ªtica de los Oscar que tiene lugar en el hotel Washington Hilton de la capital estadounidense y que, hasta ahora, era una de las fiestas m¨¢s codiciadas en la poco fiestera Washington. Las revistas The New Yorker y Vanity Fair decidieron hace varias semanas que no organizar¨¢n este a?o las fiestas que sol¨ªan acompa?ar a la gala de los corresponsales. Poco despu¨¦s Bloomberg, que sol¨ªa ser la co-organizadora de la velada de Vanity Fair, tambi¨¦n decidi¨® abandonar el plan de organizar la fiesta que ven¨ªa celebrando tras cada cena de corresponsales.
En los ¨²ltimos d¨ªas, hab¨ªan crecido tambi¨¦n los rumores acerca de que medios como CNN o MSNBC estaban estudiando la posibilidad de no participar en la cena de corresponsales en la que hasta ahora siempre hab¨ªan tenido un lugar preferencial.
En enero, la popular comedianta Samantha Bee anunci¨® adem¨¢s su intenci¨®n de celebrar una gala alternativa la misma noche de la cena de corresponsales, el 29 de abril, en otro hotel de la capital. La presentadora del programa Full Frontal, en el que Trump suele ser objeto de ¨¢cidas cr¨ªticas, anunci¨® que los fondos que se recauden con su fiesta, la ¡°No Cena de Corresponsales de la Casa Blanca¡±, ser¨¢n entregados al Comit¨¦ Para la Protecci¨®n de Periodistas (CPJ), una organizaci¨®n que tambi¨¦n est¨¢ en alerta m¨¢xima ante los ataques de Trump a la prensa, a la que ha tildado de ¡°deshonesta¡±, de ¡°partido de la oposici¨®n¡± y hasta de ¡°enemigos del pueblo¡±.
La Cena de Corresponsales es una tradici¨®n que comenz¨® en 1920. Cuatro a?os m¨¢s tarde, en 1924, Calvin Coolidge se convirti¨® en el primer presidente invitado al evento. Desde entonces, todos los inquilinos de la Casa Blanca han acudido en alg¨²n a?o de su mandato a la cada vez m¨¢s popular fiesta, que ofrece adem¨¢s una ocasi¨®n ¨²nica al presidente de mostrar su lado m¨¢s humano y humor¨ªstico, ya que suele pronunciar un discurso lleno de bromas contra otros y contra s¨ª mismo.
Quiz¨¢s es sin embargo el problema de Trump, que en el pasado ha demostrado poca capacidad de autocr¨ªtica, aunque sea en tono humor¨ªstico. Qued¨® patente en octubre cuando, poco antes de las elecciones, particip¨®, junto con su rival dem¨®crata, Hillary Clinton, en la gala ben¨¦fica de la Fundaci¨®n Al Smith, que re¨²ne a los m¨¢s poderosos de la ciudad de Nueva York. Mientras que Clinton demostr¨® ser capaz de re¨ªrse de s¨ª misma, los chistes m¨¢s personales que hizo Trump fueron a costa de su esposa, Melania, que asist¨ªa tan inc¨®moda como muchos otros de los asistentes al discurso ¨¢cido y agresivo de su marido.
Parad¨®jicamente, fue una de estas cenas de corresponsales en Washington la que, al parecer, decidi¨® a Trump a dar el salto a la pol¨ªtica. Fue la de 2011, en la que, para su indignaci¨®n silenciosa, tuvo que sufrir ser el blanco de las bromas de Barack Obama que se veng¨® desde el podio con sus bromas de los intentos de Trump por poner en duda que el presidente hubiera nacido en EE UU y que lleg¨® a obligar a la Casa Blanca a publicar el certificado de nacimiento del dem¨®crata. Aunque en 2016 ya no estuvo como invitado en la gala, Trump volvi¨® a ser la diana de los ¨¢cidos dardos de Obama en su ¨²ltima cena ante los corresponsales que lo siguieron durante ocho a?os, aunque su pron¨®stico de que en la pr¨®xima cita habr¨ªa una mujer, Clinton, en su lugar han demostrado ser completamente errados.
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