Una de cada dos trabajadoras tiene un empleo sin garant¨ªas de derechos
Para las mujeres, el trabajo en casa representa una de las mayores formas de empleo vulnerable
Trabajan en casa o en microempresas familiares, en el campo, en peque?os comercios en la calle o como asistentas dom¨¦sticas. Tienen contratos sin las m¨ªnimas garant¨ªas, sueldo injustos y puede que no tengan derecho a bajas, paro, pensi¨®n. Son 586 millones, sobre un conjunto de algo m¨¢s de 1.240, seg¨²n la estimaci¨®n de la Organizaci¨®n Mundial del Trabajo (OIT). Las regiones donde se concentra el mayor n¨²mero de mujeres con un trabajo considerado informal son ?frica Subsahariana, Am¨¦rica Latina, Caribe y Asia meridional. Las razones se encuentran en las pol¨ªticas discriminatorias de acceso al trabajo asalariado y en contextos culturales que justifican esta disparidad, seg¨²n explica Sally Roever, de la Organizaci¨®n Internacional de las Mujeres en la Econom¨ªa Informal (WIEGO, en sus siglas ingl¨¦s): "Para muchas mujeres este tipo de trabajo representa la ¨²nica salida laboral posible".

La mayor¨ªa de las mujeres que trabaja en la econom¨ªa sumergida desarrolla trabajos manufactureros en su propia casa, trabaja de asistenta dom¨¦stica o en el peque?o comercio en la calle, seg¨²n Roever que dirige el?departamento de pol¨ªticas urbanas de WIEGO.?En los ¨²ltimos 20 a?os el porcentaje de las personas que trabajan en sectores informales como el trabajo familiar auxiliar, a veces sin ning¨²n salario, sobre todo en los entornos agr¨ªcolas, ha ido menguando para hombres y mujeres, seg¨²n emerge en?el ¨²ltimo estudio de la Organizaci¨®n Mundial del Trabajo (OIT) sobre empleo femenino.
Sin embargo, sigue afectado de forma ¡°desproporcionada a las mujeres¡±. Raymond Torres, director del departamento de estad¨ªstica de la Fundaci¨®n Caja de Ahorros (Funcas) y antiguo director del Instituto Internacional de Estudios Laborales, dependiente de OIT, establece una relaci¨®n directa entre la informalidad y el desarrollo de las econom¨ªas. ¡°Es dif¨ªcil saber hasta qu¨¦ punto el trabajo informal es un producto del subdesarrollo econ¨®mico o hasta qu¨¦ punto es una de sus causas¡±, explica.
En el mundo en desarrollo hay una regi¨®n que supera el 80% de empleo informal, el sur de Asia, y otras donde pasa de la mitad (?frica subsahariana o Latinoam¨¦rica). Y en varias de esas regiones, esta situaci¨®n de desprotecci¨®n afecta m¨¢s a las mujeres que a los hombres. Hay zonas en que no es as¨ª (este de Europa o Asia central), aunque como se?ala un documento estad¨ªstico de WIEGO, esto se debe a que ¡°las mujeres tienen mucho menos acceso a cualquier tipo de empleo¡±. Una afirmaci¨®n que Roever, en conversaci¨®n telef¨®nica desde Washington, justifica con la herencia de econom¨ªas fuertemente centralizadas que han ido dejando menores posibilidades de salidas laborales de autoempleo para las mujeres cuya condici¨®n de informalidad se encuentra ante muchas dificultades a la hora de salir de la sombra: "En las Constituciones se reconoce el derecho al trabajo, pero luego muchos no tienen los instrumentos para luchar para sus derechos".

En una casa, puertas adentro, se hace muy complicado velar sobre el respeto de las condiciones establecidas en un contrato, de los derechos fundamentales o sobre la obligaci¨®n de cumplir con alg¨²n tipo de protecci¨®n social. ¡°La perspectiva para muchas de estas mujeres es trabajar hasta la muerte¡±, sigue Torres. En conversaci¨®n telef¨®nica desde Ginebra, Vic Van Vuuren, responsable del sector de empresa de OIT a?ade que en muchos casos las mujeres se encuentran desamparadas por una falta de ¡°alfabetizaci¨®n empresarial o laboral¡± que no coincide con la escolarizaci¨®n. B¨¢sicamente no conocen sus derechos, aunque hayan tenido una formaci¨®n. "La contrataci¨®n colectiva ha sido hist¨®ricamente llevada a cabo por hombres", a?ade Roever al detallar que muchas mujeres tienen que aceptar salidas laborales por debajo de las garant¨ªas m¨ªnimas.
La situaci¨®n de las empleadas dom¨¦sticas en Espa?a
Seg¨²n el ¨²ltimo estudio llevado a cabo por la asociaci¨®n ATHE-Ele de las trabajadoras del hogar sobre una muestra de 480 casos (de los cuales 198 internas), en Espa?a el a?o pasado la mayor¨ªa de las trabajadoras internas ha tenido un sueldo inferior al que le corresponde en relaci¨®n con su jornada laboral: el 75% ha cobrado entre tres y cinco euros la hora para una semana laboral de 60 (el m¨¢ximo establecido por ley, considerando las 20 horas m¨¢ximas de "presencia" no laboral). "Estas condiciones ser¨ªan inaceptables en cualquier f¨¢brica de este pa¨ªs", zanja Lorea Ureta, una de las portavoces de la asociaci¨®n. La asociaci¨®n ha detectado infracciones en el cumplimiento de la normativa en materia de descansos. Ureta que hace hincapi¨¦ en el caso, recogido en el estudio, de una mujer que ha llegado a trabajar 96 horas semanales. "Si le pasara a los hombres, habr¨ªa cambiado desde hace tiempo", concluye.
Para hacer frente a los riesgos relacionados con este tipo de empleo sin garant¨ªas, OIT lanz¨® en 2011 un convenio internacional entrado en vigor dos a?os despu¨¦s. El convenio hasta la fecha ha sido ratificado por 23 pa¨ªses, la mitad de los cuales se encuentran en Latinoam¨¦rica donde la organizaci¨®n estima, en sus ¨²ltimos datos disponibles, que hay al menos 18 millones de mujeres que trabajan en casa propia o ajena, alrededor del 80% de las cuales en situaci¨®n de informalidad. Entre los que han ratificado la convenci¨®n figuran un pu?ado de pa¨ªses europeos (entre los cuales no se encuentra Espa?a), solo Filipinas entre los pa¨ªses de Asia y ninguno de los subsaharianos. "La carta ha ofrecido por primera vez a estas mujeres un marco legal al cual agarrarse", dice Roever al recordar que las econom¨ªas desarrolladas ¡ªdonde los derechos de las mujeres trabajadoras tienen amplia cobertura legal¡ª no son ajenas a los riesgos de abusos, sobre todo entre la poblaci¨®n migrante.?
Disparidad en todos los indicadores
La disparidad en la econom¨ªa sumergida explica la desigualdad que en el mercado laboral sobresale en casi todas las cifras. Las mujeres sufren m¨¢s el riesgo de encontrarse y permanecer en situaci¨®n de desempleo (6,2% frente a un 5,5% de los hombres), desempe?an en mayor medida a tiempo parcial (m¨¢s de tres de cada diez tienen un trabajo de un m¨¢ximo de 35 horas), y ganan un 77% de lo que gana un hombre. Seg¨²n ha calculado OIT, con la tendencia actual se tardar¨ªan 70 a?os en colmar la brecha de g¨¦nero en los salarios.
Las mujeres siguen siendo adem¨¢s las que m¨¢s se ocupan de los hijos, de los ancianos, de la casa de forma no retribuida: una situaci¨®n que ¡°les dificulta el acceso al mercado laboral¡±, seg¨²n se lee en el documento. El promedio mundial indica que las mujeres gastan m¨¢s del doble del tiempo de un hombre en las labores dom¨¦sticas. Si se suman estas horas a las que las mujeres emplean trabajando, el d¨ªa laboral para ellas se alarga de m¨¢s de una hora en los pa¨ªses con una econom¨ªa avanzada, y de algo m¨¢s de media en las econom¨ªas en desarrollo.?Una encuesta de la Comisi¨®n Europea de 2015 se?ala que en el Viejo Continente la mitad de las mujeres y de los hombres consideraban que estos son menos adecuados a desarrollar labores del hogar.
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