El divorcio no es un derecho para las libanesas
Las cortes religiosas de las 18 confesiones del pa¨ªs dictan las leyes del estatuto personal de la mujer
L¨ªbano es un ejemplo de convivencia religiosa donde 18 confesiones comparten historia, lengua y econom¨ªa. Sin embargo, las mujeres viven en mundos paralelos en lo que ata?e al estatuto personal. El sistema sectario que rige la pol¨ªtica del pa¨ªs dicta que el Presidente ha de ser cristiano, el primer ministro musulm¨¢n sun¨ª, y el portavoz del parlamento musulm¨¢n chi¨ª. En consonancia, las cortes religiosas legislan la intimidad de 4,5 millones de habitantes. Algo que crea desigualdades entre las libanesas discriminadas en las 18 versiones de la ley a la hora de solicitar un divorcio.
¡°Tuve que renunciar a toda compensaci¨®n econ¨®mica para poder deshacerme de ¨¦l¡±, dice Rania, musulmana sun¨ª de 28, madre de dos menores y v¨ªctima de malos tratos durante los ocho a?os que dur¨® su matrimonio. ¡°Los derechos son desiguales porque las diversas confesiones otorgan roles diferentes a hombres y mujeres en la sociedad y en la familia¡±, explica Youmna Makhlouf, miembro de la ONG libanesa Legal Agenda. El informe intitulado Desiguales y desprotegidas, publicado en 2015 por la organizaci¨®n Human Rights Watch, compila las diferencias legales. Las musulmanas tendr¨¢n m¨¢s opciones para solicitar un divorcio que las cristianas. En todas las religiones, excepto en la cristiana, los hombres pueden solicitar unilateralmente el divorcio.
Solo aquellas musulmanas o drusas que hayan insertado, con el consentimiento de su futuro esposo, una cl¨¢usula en el contrato matrimonial sobre el derecho unilateral al divorcio (Isma en ¨¢rabe), podr¨¢n solicitarlo ante las cortes religiosas. Debido a la presi¨®n social y a la reticencia religiosa, apenas un 3% de los contratos matrimoniales incluyen esta cl¨¢usula. Sin el isma, toda libanesa queda sujeta a la discrecionalidad del religioso de turno. ¡°Realidad que disuade a una mayor¨ªa de mujeres econ¨®micamente dependientes. Las que deciden continuar con el proceso, afrontan un m¨ªnimo de dos a tres a?os de separaci¨®n para, con suerte, obtener despu¨¦s la anulaci¨®n del matrimonio¡±, dice Makhlouf.
En cuanto a los cristianos libaneses, la legislaci¨®n es la m¨¢s estricta para tanto hombres como mujeres donde obtener el divorcio puede resultar misi¨®n imposible. Una barrera que tan solo ellos pueden sortear. ¡°Hay libaneses que optan por convertirse al islam, confesi¨®n en la que pueden contraer hasta cuatro matrimonios simult¨¢neos. Algo que las mujeres cristianas no pueden hacer¡±, matiza Makhlouf. La disparidad legal tambi¨¦n afecta a la obtenci¨®n de la custodia de los hijos, que se asigna a la madre hasta que estos cumplan dos o 14 a?os, seg¨²n la confesi¨®n y el sexo del menor. Las pensiones o reparto de bienes son otra de las batallas donde las libanesas tienen todas las papeletas para perder. El mahr (suerte de dote especificada en el contrato matrimonial) junto con tres meses de pensi¨®n ser¨¢n todo lo que obtengan. El exmarido de Rania cifr¨® en una moneda de oro el mahr que esta recibir¨ªa en caso de poner fin al matrimonio. Lo que equivale a 200 euros.
Una sociedad a dos velocidades
¡°Hay libaneses que optan por convertirse al islam, confesi¨®n en la que pueden contraer hasta cuatro matrimonios simult¨¢neos. Algo que las mujeres cristianas no pueden hacer¡±
La nota positiva la aportan un grupo de ONG que luchan por reducir el abismo entre las amplias libertades sociales que disponen las libanesas y la arcaica legislaci¨®n que las somete al oligopolio religioso. Han logrado en 2014 su primera victoria con la adopci¨®n de una ley sobre la violencia dom¨¦stica. Bajo esta ley los juzgados civiles defienden a la mujer independientemente de su religi¨®n y son capaces de dictar ¨®rdenes de alejamiento, custodias de menores y compensaciones econ¨®micas. De nuevo, la teor¨ªa difiere de la pr¨¢ctica, donde los hombres logran apelar a las cortes religiosas y cortocircuitar el veredicto del juzgado civil. ¡°Al final los hombres solicitan el divorcio ante las cortes religiosas para eludir pagar pensiones o salir del hogar conyugal. Pero en los casos de peligro f¨ªsico para los hijos, el dictamen de la corte civil en materia de custodia prevalece sobre el religioso¡±, explica en Beirut Amer Baderdine, abogado de la ONG Kafa (Basta, en ¨¢rabe).
Alrededor del mundo
Desde las dificultades de las libanesas para conseguir el divorcio hasta la doble discriminaci¨®n de las mujeres negras en Brasil
No hay divorcio injusto sin matrimonio injusto. De ah¨ª que los activistas libaneses luchen en m¨²ltiples bandos para asegurar una legislaci¨®n igualitaria entre g¨¦neros y sujeta al c¨®digo civil. Algo a lo que los l¨ªderes religiosos de las 18 confesiones coinciden en oponerse fehacientemente. Desde 1951, obispos y jeques han bloqueado hasta ocho propuestas para introducir en L¨ªbano el matrimonio civil. Entretanto, las parejas que desean casarse por lo civil han de hacerlo fuera del pa¨ªs. Lo que ha fomentado una peculiar red de agencias de viajes que ofertan competitivos paquetes que incluyen viaje, hotel y gesti¨®n notarial para desposarse en Chipre o Turqu¨ªa.
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Los vericuetos legales acaban creando extra?as situaciones para sus habitantes. Nadia, maronita cat¨®lica de 36 a?os es hoy pol¨ªgama ante y a causa de la ley, por lo que podr¨ªa ser penalizada. Relata como se cas¨® en Jordania con un liban¨¦s protestante en una iglesia protestante. ¡°A los tres a?os pedimos el divorcio ante la corte religiosa, pero nos lo denegaron. As¨ª que los dos nos convertimos ante la iglesia ortodoxa para poder divorciamos en Jordania¡±. Cuando Nadia intent¨® registrar su divorcio en L¨ªbano le dijeron que ten¨ªa que haber inscrito previamente su conversi¨®n ante la iglesia maronita. Atrapada durante m¨¢s de cuatro a?os en un atolladero legal, donde la corte le reenv¨ªa al ministerio de interior y viceversa, la joven se ha casado por segunda vez en un juzgado de Estados Unidos. Hasta que logre sortear c¨®mo registrar el divorcio con su primer marido, Nadine seguir¨¢ siendo b¨ªgama en L¨ªbano.
Casar a menores y a v¨ªctimas con sus violadores es legal en L¨ªbano
El desfase entre legislaci¨®n y realidad social es abismal en L¨ªbano, algo sobre lo que la ONG local Kafa ha decidido meter el dedo en la llaga. En 2015 divulg¨® un controvertido video como parte de una campa?a de condena hacia el matrimonio de menores. En el malec¨®n de Beirut, una pareja se retrata en atuendos de boda ante la at¨®nita mirada de los pasantes. El sonr¨ªe y viste de traje. Aparenta haber cumplido los sesenta. Ella, viste de blanco y, a pesar de estar excesivamente maquillada, no aparenta m¨¢s de 12. En cuesti¨®n de minutos, una mujer interrumpe su marcha para arremeter contra lo que considera un matrimonio ilegal. La mujer amenaza con llevarse a la ni?a. Otro transe¨²nte arremete contra el novio al que acusa de pederasta.
El actor que hace las veces de reci¨¦n casado replica que las leyes libanesas le amparan y que su matrimonio con la menor es legal puesto que cuenta con el consentimiento de los padres. En L¨ªbano, las menores de hasta nueve a?os pueden ser casadas con el consentimiento de sus padres, pero no disponen de la mayor¨ªa de edad para solicitar un divorcio antes las cortes religiosas. Al desamparo legal de estas menores se suma una legislaci¨®n que expone a las mujeres a ser dobles v¨ªctimas en los casos de violaci¨®n. El art¨ªculo 522 del C¨®digo Penal exime a los violadores de sus penas cuando ¨¦stos contraen matrimonio con la v¨ªctima.
Tras la relativa victoria que supone la ley sobre violencia dom¨¦stica, y estrenando Gobierno en L¨ªbano tras una par¨¢lisis legislativa de 2 a?os y medio, un pu?ado de ONGs locales presionan hoy para que se adopte un ¨²nico c¨®digo civil que regule el matrimonio, el divorcio y la transmisi¨®n de la nacionalidad para todas las mujeres libaneses por igual. Una lucha ante la que los propios parlamentarios admiten toparse con el infranqueable poder de los religiosos en este diminuto pero extremadamente diverso pa¨ªs.
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