El reto de la convivencia tras la reconquista de Mosul
Los iraqu¨ªes se enfrentan ahora al reto de encontrar una f¨®rmula de convivencia para todas las comunidades ¨¦tnicas y religiosas
![?ngeles Espinosa](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F32bb7ff4-537e-43ea-9dab-0cb3f83ba60b.png?auth=fe7906998c48e4418837148be26d16b394f20655dd6a58f57c74c79fe3150bd9&width=100&height=100&smart=true)
![Policía federal iraquí en Mosul, este martes](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/VQLTDQAGAPCZD76EJZAPEAMTCI.jpg?auth=8e165bc84d1f2217963976bc6410f0977eb74c61d20d3d648656860001d4bc20&width=414)
Es cuesti¨®n de d¨ªas; de algunas semanas, como mucho. En cualquier momento, un soldado iraqu¨ª izar¨¢ la bandera de la rep¨²blica sobre la Gran Mezquita de Mosul y el Gobierno de Bagdad declarar¨¢ recuperada esa ciudad. Pero la victoria militar sobre el autodenominado Estado Isl¨¢mico (ISIS) no supone ni el final de ese grupo extremista sun¨ª, ni tampoco la paz para Irak. Catorce a?os despu¨¦s de que la invasi¨®n estadounidense abriera la caja de Pandora sectaria, los iraqu¨ªes a¨²n no han encontrado una f¨®rmula de convivencia entre sus distintas comunidades ¨¦tnicas y religiosas. Las ambiciones de sus vecinos tampoco ayudan.
¡°La victoria militar es f¨¢cil, todos est¨¢n unidos frente al ISIS. Pero tan pronto como acabe el combate, se enfrentar¨¢n entre ellos si no hay un arreglo pol¨ªtico. Y si no se ha alcanzado hasta ahora, luego va a ser mucho m¨¢s dif¨ªcil¡±, advierte Renad Mansour, especialista en Irak de Chatham House, un centro de an¨¢lisis brit¨¢nico. ¡°Todos¡± son ¨¢rabes sun¨ªes y chi¨ªes, kurdos, otras minor¨ªas, pa¨ªses vecinos; incluso enemigos hist¨®ricos como Ir¨¢n y EE. UU. apoyan a las fuerzas de seguridad iraqu¨ªes. Mansour recuerda, durante una conversaci¨®n telef¨®nica, que ¡°ha habido otras victorias militares antes, pero no una victoria pol¨ªtica¡±. ¡°Cuando hablas con los dirigentes locales, destacan que las ra¨ªces del problema siguen presentes¡±, se?ala.
Aunque como ha explicado el polit¨®logo liban¨¦s Ziad Majed, las ra¨ªces del ISIS son m¨²ltiples, una de las m¨¢s obvias fue la marginaci¨®n del poder de la comunidad ¨¢rabe sun¨ª tras el derribo de Sadam Husein. Asociados con el dictador, los sun¨ªes se vieron purgados de sus cargos en la administraci¨®n, se?alados con el dedo y, m¨¢s tarde, tras unirse a la lucha contra Al Qaeda de la mano de EE. UU., abandonados por el Gobierno del anterior primer ministro, Nuri al Maliki. Deso¨ªdas sus protestas, algunos aceptaron e incluso celebraron la llegada del ISIS frente al sectarismo que percib¨ªan de Bagdad.
¡°La experiencia del ISIS no ha funcionado ni siquiera entre la comunidad sun¨ª. No est¨¢n contentos; por eso se muestran abiertos a una alternativa, si es que hay una¡±, asegura Mansour.
Ganarse su apoyo para asegurar la estabilidad de las zonas recuperadas al ISIS exige tanto mantener bajo control a las poderosas milicias chi¨ªes, algo que el primer ministro Haider al Abadi ha conseguido de momento en Mosul, como implicar a los sun¨ªes en la gesti¨®n del Estado. Sin embargo, no est¨¢ claro qui¨¦nes representan a esa comunidad y tampoco el Gobierno es capaz de hablar con una sola voz. Entretanto, est¨¢ fallando lo que m¨¢s podr¨ªa ayudar a ¨¦ste a granjearse la confianza de la poblaci¨®n afectada, la provisi¨®n de servicios b¨¢sicos.
Tres meses despu¨¦s de la liberaci¨®n del este de Mosul, sus habitantes a¨²n carecen de agua corriente y suministro el¨¦ctrico. El Gobierno central ni siquiera ha establecido centros de emergencia para atender las necesidades de quienes regresan, sin trabajo y sin la seguridad de encontrar sus casas en pie. Los pocos ambulatorios y escuelas que funcionan lo hacen gracias al voluntarismo de algunas ONG.
¡°El ¨¦xito de la campa?a militar (¡) para recuperar Mosul, si se gestiona mal, puede convertirse en un fracaso¡±, advert¨ªa a principios de este a?o el centro de an¨¢lisis geopol¨ªtico International Crisis Group (ICG). Tras constatar que la lucha contra el ISIS no s¨®lo ha causado una enorme destrucci¨®n sino minado la capacidad del Estado para gobernar, militarizado a la juventud y traumatizado a la sociedad iraqu¨ª, su informe mostraba su preocupaci¨®n por el riesgo de que las fuerzas paramilitares, tanto chi¨ªes como kurdas, que han ayudado a derrotar al ISIS reclamen su bot¨ªn de guerra. Algunos gestos de Erbil, la capital del Kurdist¨¢n iraqu¨ª, apuntan a que sus dirigentes s¨®lo esperan el momento oportuno para lanzar su pulso por la independencia. Como m¨ªnimo, esperan sin duda que se les recompense con el reconocimiento del territorio que reclaman como propio.
Adem¨¢s, Ir¨¢n y Turqu¨ªa han visto en el caos iraqu¨ª una oportunidad para aumentar su influencia a trav¨¦s del apoyo a milicias afines. Con el dinero y las armas de sus padrinos, esos grupos tienen menos incentivos para hacer concesiones en una eventual mesa de negociaci¨®n.
Mientras, el final del protoestado del ISIS en Irak y Siria, el pomposamente llamado Califato, no supone el final de esa organizaci¨®n y de su ideolog¨ªa. Su metamorfosis en una banda insurgente-mafiosa ya se ha empezado a sentir en otras zonas de Irak donde ahora lanza cada vez m¨¢s ataques. ¡°La victoria [militar] no significa nada si el ISIS sigue siendo capaz de montar atentados¡±, admite Mansour. Tampoco significa el final del yihadismo, la amenaza externa que representa la cosmogon¨ªa del grupo. Al contrario, aumenta el riesgo para Europa y Oriente Pr¨®ximo.
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