La yihad en la derrota
Londres es una ciudad segura y el ataque una muestra m¨¢s de la debilidad del ISIS
Decir que Londres es una de las ciudades m¨¢s seguras de Europa horas despu¨¦s del atentado en el puente y el Parlamento de Westminster puede parecer una provocaci¨®n, pero es una realidad. El ataque de Adrian Rusell Ajao, el brit¨¢nico de 52 a?os, nacido en Kent y convertido al islam, es una muestra m¨¢s de la debilidad del Estado Isl¨¢mico (ISIS), de Al Qaeda Central y del resto de las organizaciones que configuran este monstruo de muchas cabezas que se ha convertido en uno de los principales desaf¨ªos del siglo XXI.
Los lobos solitarios salen de sus madrigueras cuando el ISIS, en Siria e Irak, y Al Qaeda Central en sus feudos tradicionales de Pakist¨¢n, Afganist¨¢n o Yemen est¨¢n m¨¢s debilitadas. Atentados masivos como el 11-M en Madrid, el 7-J en Londres o ataques como los protagonizados en Par¨ªs contra el semanario Charly Hebdo, la discoteca Batacl¨¢n o el aeropuerto de Bruselas requieren de c¨¦lulas armadas, formadas y organizadas que no se pueden improvisar. Las redadas constantes y la colaboraci¨®n cada vez m¨¢s estrecha y eficiente de las polic¨ªas europeas hacen m¨¢s dif¨ªciles ataques protagonizados por c¨¦lulas durmientes y obligan a movilizar desde las redes sociales a tipos como Adrian Rusell, ahora convertido en Khalid Masood.
La matanza londinense de esta semana puede parecer un nuevo triunfo del ISIS en Europa, pero es una derrota, una muestra de flaqueza, al igual que otras acciones similares protagonizadas en este continente. Los servicios de inteligencia europeos estiman que el flujo de muyahidines que se unen al ISIS ha descendido en un 90%. Ya no es tan atractivo unirse a las filas de una organizaci¨®n en franca decadencia, seg¨²n se desprende de decenas de conversaciones intervenidas a algunos de sus miembros y familiares, varias en Espa?a, y del abandono de sus filas, cada vez mayor, de sus combatientes extranjeros.
La capital brit¨¢nica es desde finales de los a?os noventa un objetivo preferente y codiciado del movimiento yihadista internacional. Durante a?os sus autoridades, al igual que las de otros pa¨ªses europeos, estuvieron ciegas ante la semilla de terror que cl¨¦rigos como el jordano Abu Qutada,? icono del salafismo y de los autores del 11-S deportado en 2013, sembraron en Londres durante d¨¦cadas y ante sus propias narices. El examen de los 700 expedientes secretos de los presos encarcelados en Guant¨¢namo (Cuba) y de sus interrogatorios destapa un dato revelador: decenas de ellos procedentes de distintos pa¨ªses de ?frica, Europa y Oriente Medio conflu¨ªan en la famosa mezquita londinense de Finsbury Park, una cuna del radicalismo desde la que eran enviados a los campos de entrenamiento terrorista en Indonesia o Afganist¨¢n.
El gran ataque ¡°inevitable¡± que Ian Blair, el entonces jefe de Scotland Yard, anunci¨® machaconamente a los londinenses para que se concienciaran del peligro se produjo el 7-J de 2005, un a?o despu¨¦s de nuestro 11-M, y caus¨® 56 muertos en el metro y autobuses urbanos, pero desde entonces los servicios de inteligencia brit¨¢nicos, el MI5 y MI6, han logrado evitar decenas de ataques y han conseguido que Londres sea una ciudad relativamente segura. Relativamente, porque la seguridad total no existe. Cada nuevo ataque en Europa nos demuestra que esta premisa es m¨¢s evidente.
¡°Hay cuatro cosas que no vuelven: una bala disparada, la juventud, la palabra dicha y una ocasi¨®n desaprovechada¡±, dice un proverbio ¨¢rabe. Los lobos solitarios que ide¨® el sirio espa?ol Mustaf¨¢ Setmarian en su libro de 1.600 p¨¢ginas ¡°La llamada a la resistencia isl¨¢mica mundial¡± volver¨¢n. Y ser¨¢n muy dif¨ªciles de combatir porque la forma m¨¢s segura y clandestina de una organizaci¨®n es no tenerla, dec¨ªa siempre este pelirrojo casado con una madrile?a. Los lobos de Mustaf¨¢ despertaron hace doce a?os, cuando en 2004 un terrorista que esgrim¨ªa una pistola y un cuchillo asesin¨® en Amsterdam (Holanda) al pol¨¦mico cineasta Teo van Gogh. Pero la oportunidad de que ante semejante desaf¨ªo las fuerzas de seguridad de todo el mundo trabajen unidas no se puede desaprovechar.
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