Una fiesta de puertas adentro
El blindaje de Roma para el aniversario de la UE recluy¨® a ciudadanos en casa, cerr¨® comercios e impidi¨® la entrada a los museos
Andrea, un enjuto bolo?¨¦s reci¨¦n llegado a Roma en autocar, se desfonda con el meg¨¢fono y corea consignas contra los amos de las f¨¢bricas y el capitalismo. Falta media hora para que empiece en el centro de Roma la gran manifestaci¨®n contra la Uni¨®n Europea, la causante de todos los males junto a Angela Merkel, a?ade con voz ronca de tanto gritarle al meg¨¢fono este l¨ªder sobrevenido. ¡°Europa no sirve para nada, hay que convocar un gobierno de emergencia¡±, anuncia. Andrea habla un castellano perfecto y conoce los conflictos espa?oles al dedillo, incluso tiene una opini¨®n formada sobre las devoluciones en caliente en la valla de Melilla. ¡°Es que hice un Erasmus en Granada¡±, admite con la boca peque?a. ¡°Pero eso no cambia nada de lo que estoy diciendo¡±, protesta al darse cuenta de cierta contradicci¨®n.
La Europa de las instituciones, la que invent¨® las becas Erasmus o la libre circulaci¨®n de personas, celebr¨® ayer su 60? aniversario parapetada detr¨¢s de los muros del Campidoglio. Fuera de ese mundo pol¨ªtico de Bruselas trasladado a Roma por una ma?ana, los ciudadanos tuvieron que quedarse en casa advertidos de una gran batalla campal, los comercios fueron obligados a bajar la persiana y los turistas se encontraron todos los monumentos y museos cerrados. Las siete manifestaciones convocadas, a favor y en contra de la UE ¡ªultraderecha, ultraizquierda, federalistas europeos, comunistas...¡ª, paralizaron la ciudad e invitaron adl Ministerio del Interior a realizar un despliegue policial propio de un estado de sitio.El resultado fue un triste y des¨¦rtico escenario en populares barrios como Testaccio, el barrio m¨¢s romano de Roma, muy alejado de la imagen de una celebraci¨®n: camiones con mangueras de agua a presi¨®n, miles de agentes, lanchas patrullando el r¨ªo y helic¨®pteros sobrevolando todo el d¨ªa la ciudad.
La manifestaci¨®n en la que participaba Andrea, con melanc¨®licas consignas al Che Guevara y el himno partisano Bella Ciao a todo trapo, iba a ser la m¨¢s conflictiva. Se esperaba a 8.000 personas venidas de toda Italia y una infiltraci¨®n del temible Black Block que pod¨ªa acabar en disturbios. No hubo nada de eso y todo qued¨® en un heterog¨¦neo desfile de gente mayor, inmigrantes y estudiantes que configuraban un popurr¨ª de descontento y desafecci¨®n provocado por las desigualdades sociales.
Hubo un conato de carga y la polic¨ªa hizo correr a la gente por una falsa alarma, daba la impresi¨®n que hab¨ªa m¨¢s ganas de mover los camiones que motivos reales. Giorgio Cremaschi, viejo sindicalista y organizador de la comitiva Eurostop, alucinaba y ped¨ªa disculpas a los vecinos asomados al balc¨®n de las calles de Testaccio. En Da Bucatino, uno de sus templos gastron¨®micos, Rolando, su propietario desde hace 40 a?os, no daba cr¨¦dito por haber tenido que cerrar un s¨¢bado. ¡°?Esto qu¨¦ demonios es? ?Es contra m¨ª?¡±. De fondo alguien grita: ¡°?La tierra para quien la trabaja!¡±, y ¨¦l pone los ojos como platos.
El desencanto y las ganas de echarle la culpa a alguien planeaban sobre todas las protestas. Pero hubo propuestas, como la de un New Deal de Diem25 y la marcha Nostra Europa. Y tambi¨¦n se col¨® entre las consignas de la manifestaci¨®n por una Europa federal el doloroso Brexit: Lindsay y sus amigos, brit¨¢nicos residentes en Roma, no ve¨ªan claro su futuro encaje administrativo. "Queremos una negociaci¨®n que nos ayude", pe¨ªa.? Los escoceses que andaban junto a ella, en cambio, no sab¨ªan qu¨¦ demonios votar en un nuevo refer¨¦ndum. ¡°Buff, si nos aseguran que permaneceremos en la Uni¨®n Europea, nos vamos¡±.
A las siete de la tarde, quienes se hab¨ªan marchado eran los l¨ªderes de los 27 pa¨ªses de la UE. Justo el momento en que los ciudadanos recuperaron su ciudad.
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