Trump y Le Pen: las diferencias detr¨¢s de los parecidos
Los dos pol¨ªticos comparten discurso nacionalista, xen¨®fobo y anti¨¦lite pero difieren en cuanto a car¨¢cter y estilo
Hay un aire de familia entre Donald Trump y Marine Le Pen, pero ambos est¨¢n lejos de ser los hermanos siameses de la ola populista que sacude a los pa¨ªses de ambas orillas del Atl¨¢ntico.
El mismo tono de voz en sus m¨ªtines, la voz crispada y amenazante. El mismo mensaje contra las ¨¦lites pol¨ªticas y medi¨¢ticas, y la misma promesa de elevar fronteras ¡ªf¨ªsicas y econ¨®micas¡ª para recuperar la soberan¨ªa de sus pa¨ªses, supuestamente perdida. El dedo acusador hacia los inmigrantes, tambi¨¦n. La habilidad para captar el aire de los tiempos, el malestar que aflige a las sociedades occidentales. Y una id¨¦ntica nostalgia de un pasado nacional idealizado.
Aqu¨ª terminan los parecidos. Basta escuchar unos minutos a Le Pen, la candidata que aspira a repetir esta primavera en Francia el ¨¦xito inesperado de Trump en las elecciones de noviembre en Estados Unidos, para entender que ambos tienen en com¨²n esto, un aire de familia, y poco m¨¢s.
En sus m¨ªtines electorales Trump improvisaba, disparaba sus dardos verbales, a diestro y siniestro, sin miedo a meterse en las pol¨¦micas m¨¢s descabelladas que en seguida monopolizaban los titulares: dispon¨ªa una legi¨®n de periodistas registrando y amplificando su mensaje, minuto a minuto.
Le Pen es distinta. M¨¢s disciplinada, lee sus discursos y no se sale del gui¨®n (tampoco hace el mismo uso compulsivo de la red social Twitter que Trump). Raramente insulta a sus adversarios. No pronuncia una palabra sin calcular su efecto. Y tiene la ventaja ¡ªo el inconveniente¡ª de no ver convertida cada frase suya en motivo de indignaci¨®n global y noticia de primera plana.
Ambos pol¨ªticos coinciden asimismo en la capacidad de conectar con los votantes de clase trabajadora industrial maltratados por la globalizaci¨®n
En sus m¨ªtines, y en el primer debate electoral, la semana pasada, aparece como una versi¨®n articulada del presidente estadounidense, un Trump sin su componente err¨¢tico e irracional.?¡°No hay puntos en com¨²n, en realidad¡±, dice Jean-Yves Camus, director del Observatorio de las radicalidades pol¨ªticas en la Fundaci¨®n Jean Jaur¨¨s, pr¨®xima al Partido Socialista.
Camus, que sigui¨® en EE UU la campa?a que dio la victoria a Trump y en Francia ha estudiado de cerca al Frente Nacional de Le Pen, se?ala la diferencia en el sistema electoral. El presidente franc¨¦s se elegir¨¢ por sufragio universal, a dos vueltas, mientras que el estadounidense se elige por un sistema de grandes electores que permiti¨® al republicano Trump ganar pese a obtener casi tres millones de votos menos que su rival dem¨®crata, Hillary Clinton.
Trump, aunque ven¨ªa de fuera del sistema, era el candidato de uno de los dos grandes partidos del sistema, el republicano. ¡°El Frente Nacional, en cambio, es un partido con el que ning¨²n otro partido franc¨¦s tiene alianzas. Se encuentra en una situaci¨®n de fuera de juego respecto al sistema¡±, dice Camus. La ¡®extraterritorialidad¡¯ del FN, unida al sistema con dos vueltas, complica su acceso al poder, puesto que hasta ahora el resto de partidos y votantes, de izquierda y derecha, se han unido en su contra y han sumado suficientes votos para impedir su victoria.
Otra diferencia. Trump es un reci¨¦n llegado en la pol¨ªtica, un hombre de negocios y showman que acaba de desembarcar en este mundo. Le Pen es una pol¨ªtica profesional, hija de otro pol¨ªtico profesional: su padre, Jean-Marie, que ya era diputado en los a?os cincuenta, fue cinco veces candidato a la presidencia, y ella se presenta por segunda vez.
A Camus le llama la atenci¨®n otra diferencia: mientras que Trump solo se preocupa de EE UU, y este es su ¨²nico horizonte, Le Pen, al defender la pol¨ªtica de Trump mientras aspira a la presidencia francesa, ¡°olvida que los intereses de EE UU y Francia no son forzosamente los mismos¡±.
Tienen en com¨²n, admite Camus, las apelaciones al pueblo contra las ¨¦lites y la oposici¨®n al conservadurismo tradicional frente a un nuevo movimiento que se quiere transversal. Algunas posiciones de Trump y Le Pen, sobre el libre comercio por ejemplo, han sido una bandera de una cierta izquierda. Coinciden asimismo en la capacidad de conectar con los votantes de clase trabajadora industrial maltratados por la globalizaci¨®n. Y sintonizan en la afinidad con la Rusia de Vlad¨ªmir Putin y el cuestionamiento del orden internacional liberal que ha prevalecido en las ¨²ltimas d¨¦cadas. Es la hora de los estados-naci¨®n, de los l¨ªderes fuertes, dicen, del nacionalismo frente al globalismo.
La relaci¨®n entre Rusia y EE UU
Consulta toda la informaci¨®n sobre los v¨ªnculos que tienen ambos pa¨ªses
Trump, en su aspecto m¨¢s histri¨®nico y provocador, se parece m¨¢s a Jean-Marie que Marine. Pero tambi¨¦n hay algo de Trump en la manera como el candidato de la derecha tradicional, Fran?ois Fillon, agita teor¨ªas de la conspiraci¨®n o apela al veredicto del pueblo para defenderse de investigaciones judiciales.
Hace un tiempo se hablaba de la lepenizaci¨®n de los esp¨ªritus para se?alar como la ideolog¨ªa del FN contaminaba a pol¨ªticos ajenos a este partido. Hoy la trumpizaci¨®n de los esp¨ªritus ha llegado a Francia.
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