El Parlamento escoc¨¦s aprueba negociar con Londres un nuevo refer¨¦ndum de independencia
Sturgeon consigue, con el apoyo de los verdes, el mandato de discutir en el Parlamento brit¨¢nico la celebraci¨®n de la consulta
El Gobierno escoc¨¦s, que encabeza Nicola Sturgeon, obtuvo este martes un holgado aval del Parlamento auton¨®mico para exigir a Londres un segundo refer¨¦ndum sobre el engarce o separaci¨®n de este territorio del Reino Unido. Un frente pol¨ªtico interno -y con visos de pulso constitucional- se abre para la primera ministra brit¨¢nica, Theresa May, coincidiendo con su decisi¨®n de activar hoy el art¨ªculo 50 del Tratado de Lisboa que sellar¨¢ el inicio de las negociaciones con Europa sobre el Brexit, y que pretende despachar en el plazo de tan s¨®lo dieciocho meses.
Justo la v¨ªspera del d¨ªa hist¨®rico del mi¨¦rcoles en que Theresa May va a proclamar el inicio oficial de la cuenta atr¨¢s hacia el Brexit, la cuesti¨®n escocesa echaba por tierra cualquier pretensi¨®n de triunfalismo. Desdiciendo la proclama de la primera ministra brit¨¢nica de que el Reino Unido ser¨¢, incluso fuera de la Uni¨®n Europea, ¡°una fuerza imparable¡± en su integridad territorial, el Parlamento de Escocia votaba a favor de reclamar a Londres un segundo refer¨¦ndum sobre la independencia. May ha respondido que ¡°ahora no es el momento¡±, pero los secesionistas escoceses amenazan con plantar su batalla a la par que la primera ministra brit¨¢nica libra su pulso con Bruselas.
Tal y como ya vaticinaba la aritm¨¦tica pol¨ªtica en Escocia, el Gobierno del independentista SNP sum¨® su fuerza a la de los Verdes para rebasar por cuatro votos la mayor¨ªa absoluta (65 sufragios) que requer¨ªa su demanda de una nueva consulta en el territorio. El argumento de Sturgeon se apoya menos en el 62% de votantes escoceses contrarios al Brexit en junio del a?o pasado¨Cfrente a s¨®lo el 48% en el conjunto del Reino Unido- que en las condiciones en las que se producir¨¢ la desconexi¨®n de la UE. El Brexit duro, con la implicaci¨®n de la salida del Reino Unido del mercado ¨²nico, es visto como una amenaza para los intereses econ¨®micos y comerciales de Escocia, que en su momento pid¨® al menos la palabra en cuanto a los t¨¦rminos del divorcio de Europa. La respuesta de Londres fue un no rotundo.
El supuesto ¨²ltimo intento de aproximaci¨®n May-Sturgeon en su cita de Glasgow el pasado lunes fue, al margen de la civilidad, un ejercicio de relaciones p¨²blicas por parte de ambas, la reafirmaci¨®n de sus posiciones enconadas no sobre la celebraci¨®n en s¨ª del ref¨¦rendum, sino sobre el cu¨¢ndo. El acervo pol¨ªtico y democr¨¢tico del Reino Unido impide a la primera ministra brit¨¢nica negarse a la consulta, pero lo que cuentan aqu¨ª son los plazos, y May est¨¢ dispuesta a dilatarlos al menos hasta que el Brexit sea una realidad inapelable.
Los argumentos de Sturgeon pasan por la reivindicaci¨®n de una voz desde Escocia antes de que se consume la salida brit¨¢nica de Europa, y del conocimiento previo de las verdaderas condiciones pactadas con Bruselas para que la poblaci¨®n de esta autonom¨ªa decida si las sanciona o prefiere desmarcarse del Reino Unido e ir por libre. Por ello exige convocar una nueva consulta sobre la independencia a partir de oto?o de 2018 (plazo que extiende hasta la primavera de 2019), precisamente la fecha que la misma May le confirm¨® en la reuni¨®n de Glasgow como punto en el que ya estar¨¢n preclaros los par¨¢metros del desengarce de la Uni¨®n Europea.
El apoyo de la C¨¢mara escocesa al planteamiento de Sturgeon implicar¨¢ el env¨ªo de una carta oficial al gobierno de Londres a finales de esta misma semana, invocando en primer lugar la secci¨®n n¨²mero 30 del estatuto de autonom¨ªa, que contempla la transferencia de los poderes de convocatoria de un refer¨¦ndum desde Westminster hacia la c¨¢mara de Holyrood, en Edimburgo. Esa fue la base que permiti¨® el pacto entre David Cameron y Alex Salmond, los anteriores responsables de los ejecutivos brit¨¢nico y escoc¨¦s, para organizar la consulta de septiembre del 2014 sobre la indepedencia de Escocia, saldada con un no del 55% de los votantes. Pero May no quiere riesgos, se niega a reeditar aquel acuerdo y pretende erigirse en un muro frente a Sturgeon, a¨²n a costa de un choque constitucional que se apunta como uno de los frutos indeseados del Brexit.
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